sábado, 22 de agosto de 2015

Adolescentes y jóvenes construyendo cultura de paz desde la música y la danza | Por TAHIRA VARGAS GARCÍA

Adolescentes y jóvenes construyendo cultura de paz desde la música y la danza

Por TAHIRA VARGAS GARCÍA 
En el artículo anterior analizamos la importancia de la música en la construcción de cultura de paz. Escuchar música de diferentes géneros es una necesidad para la población dominicana con mayor arraigo en la cultura popular. Desde el inicio del día se pueden escuchar los radios en los hogares, igualmente en colmados, guaguas, carros públicos y comercios.
Sin embargo, en nuestros centros educativos la educación musical no se prioriza. El canto, la interpretación musical tiene poca presencia. No se educa la voz de niños y niñas para que aprendan a cantar, improvisar, crear o recrear ritmos y melodías musicales desde coros y bandas.
Esta gran ausencia de la educación musical desde la educación inicial a la media ha generado un clima interno en las aulas y en la vida escolar con ausencia de la alegría, la creatividad y la motivación.
La priorización de clases tradicionales en educación inicial, básica y media con énfasis en la disciplina rígida y muchas veces violentas ha convertido la escuela en una “cárcel”.
En muchos casos encontramos a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en comunidades rurales y urbanas de muchas provincias desarrollando iniciativas culturales en la danza, la música y el teatro que no son integradas ni incorporadas al quehacer educativo de sus centros escolares.
Tenemos grupos de atabales en más de diez provincias del país, algunos ubicados en comunidades rurales formados por adolescentes y jóvenes, estos grupos de atabales no son incorporados al quehacer educativo ni a la vida de los centros donde están insertos. Si las clases iniciaran con bailes de atabales, con una continuidad de esta manifestación en el aula integrándose a las clases de ciencias sociales, español y ciencias naturales, el clima escolar se impregna de alegría y armonía y los procesos educativos fueran más fluidos, con más impacto en la población estudiantil.
Al igual que los grupos de atabales encontramos grupos de danza afrocaribeña como es el caso de Kalalu Danza en Villa Mella, teatro popular danzante de María Auxiliadora, Bailemos otra vez de Haina, grupos de danzas y atabales en Guachupita y muchos otros. Estos grupos desarrollan una actividad musical con énfasis en nuestras raíces identitarias afrocaribeñas en sus comunidades, sin embargo no han logrado que los Distritos Educativos y los centros integren su actividad en el proceso educativo.
Muchas de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes de estos grupos tienen un cierto nivel de empoderamiento y una gran capacidad de liderazgo. Pueden convertirse en animadores socio-culturales que aporten al sistema educativo la articulación del proceso educativo hacia una educación para la paz desde la música, la danza y las manifestaciones artísticas.
http://hoy.com.do/adolescentes-y-jovenes-construyendo-cultura-de-paz-desde-la-musica-y-la-danza/
Por 
tahiravargas[@]yahoo.es 
15 agosto, 2015 2:00 am
La Seguridad Ciudadana está íntimamente vinculada al fomento de una cultura de paz. La Educación para la Paz es definida por Jares (1999:124) como: “…un proceso educativo, dinámico, continuo y permanente, fundamentado en los conceptos de paz positiva y en la perspectiva creativa del conflicto (…), y que, a través de la aplicación de enfoques socio-afectivos y problematizantes, pretende desarrollar un nuevo tipo de cultura, la cultura de la paz, que ayude las personas a desvelar críticamente la realidad para poder situarse ante ella y actuar en consecuencia…”
Una de las disciplinas fundamentales en la educación para la paz desde este modelo y enfoque es la música. La música es una disciplina basada en la experiencia vivencial como bien lo plantean Bardia y Sampere (2005) que favorece el desarrollo socio-afectivo de niños, niñas, adolescentes y jóvenes potencializando su creatividad, espontaneidad, libertad e interacción armónica. La música es de las pocas disciplinas que puede cambiar el estado de ánimo de las personas, por tanto favorece que actitudes agresivas y violentas en la interacción social se transformen en alegría, placer y armonía.
La educación musical y artística deben ser ejes fundamentales del currículo que bien pueden integrar todas las disciplinas desde las matemáticas hasta las ciencias sociales. Se ha demostrado que los niños y niñas educados musicalmente desarrollan destrezas que incrementan la inteligencia emocional, la capacidad de razonamiento lógico y de aprendizaje de los idiomas.
El uso de la música en las aulas, comunidades, espacios laborales y vida social desde esta perspectiva de educación para la paz debe ser un eje fundamental en un programa de Seguridad Ciudadana. Esto significa que la inversión del Estado debe estar fundamentada en crear espacios físicos, equipos y personal capacitado en los distintos municipios y comunidades del país para que la música se enseñe y se practique desde una perspectiva de educación para la paz.
Los barrios, pueblos y campos deben contar con espacios para la formación musical y artística de niños, niñas, adolescentes y jóvenes con escuelas de música y de artes en todas las localidades rurales y urbanas que ofrezcan alternativas al desarrollo cultural y al tiempo libre.
Los cambios de una cultura de violencia hacia una cultura de paz no solo implican una mayor inversión en educación y una integración de un currículo educativo que importantice la educación musical y artística sino que también deben producirse otras políticas sociales y económicas dirigidas hacia la juventud y hacia la población que incluyan oportunidades para el desarrollo humano y cohesión social.
http://hoy.com.do/seguridad-ciudadana-musica-y-cultura-de-paz/autor/tahira-vargas-garcia/

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