jueves, 18 de mayo de 2017

Odebrecht sí aportó dinero para financiar campaña en República Dominicana, afirma Migliaccio en confesión ante juez de Brasil

Odebrecht sí aportó dinero para financiar campaña en República Dominicana, afirma Migliaccio en confesión ante juez de Brasil

Las confesiones de Migliaccio vienen a desmentir las últimas declaraciones que se atribuyen a Joao Santana y a Mónica Moura, en las que supuestamente dijeron que su empresa no recibió pagos de Odebrecht en los casos de República Dominicana y Argentina.
Servicios de Acento.com.do - 18 de Mayo de 2017
Foto: Acento.com.do/Archivo/Los pagos no se registraban en la contabilidad formal de Odebrecht, con el propósito de mantenerlos ocultos.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El ex ejecutivo de Odebrecht, Fernando Migliaccio, uno de los jefes del “departamento de propinas” u  “operaciones estructuradas” que usaba la empresa para el pago de sobornos de manera encubierta políticos dentro y fuera de Brasil, reiteró en sus confesiones ante el Tribunal Supremo Federal que en República Dominicana sí hubo dinero de la constructora para fines de campaña electoral.

(Ver documentos al pie de este información)

El Ministro del Tribunal Supremo Federal (STF) de Brasil, Luiz Edson Fachin, levantó el impedimiento temporal para la publicación de la delación premiada de Fernando Migliaccio, y el portal del diario brasileño O Poder360 publicó la información y el contenido completo del interrogatorio.
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El documento, publicado el pasado martes 16 de mayo, consta de 190 páginas, y expone con detalles las revelaciones de Migliaccio sobre las operaciones de Odebrecht.
Migliaccio explica cómo se realizaban los pagos a las campañas de varios países, entre ellos la República Dominicana, y que todo, absolutamente todo, debía ser aprobado por de Marcelo Odebrecht, presidente de la empresa, quien ya había ordenado mudar a República Dominicana el departamento de pago de sobornos.
En las páginas 40 y 41 de su delación premiada se indica sin ninguna duda que Migliaccio hizo pagos a Mónica Moura relativos a las campañas de Angola, República Dominicana, Panamá, Venezuela, El Salvador y Brasil. Todo el tiempo se cuidó de que esas operaciones no fueran registradas en la contabilidad formal de Odebrecht, para que quedaran ocultas.
“Estos pagos tenían que ser autorizados por Marcelo Odebrecht, puesto que Hilberto Silva no tenía poder suficiente para autorizar esas entregas. El primero entonces solicitaba a Hilberto Silva que se pusiera en contacto con Migliaccio para recibir a Mónica Moura. Esta última hacía referencia a cual campaña se debía hacer el pago (p.e. Angola, Venezuela, etc.)”, indica.
Asimismo, Migliaccio realtó que en cuanto a la coordinación de los pagos con Mónica Moura, esposa de Joao Santana, en 2015 se reunió con ésta en la República Dominicana.
Fue en esa ocasión que Mónica Moura solicitó a Migliaccio que los pagos fueran depositados en su cuenta en el exterior (no en Brasil ni en República Dominicana).
Migliaccio explicó que hablaba con Mónica Moura por teléfono y que ella cambiaba de número de manera frecuente (página 151).
Las confesiones de Migliaccio vienen a desmentir las últimas declaraciones que se atribuyen a Joao Santana y a Mónica Moura, en las que supuestamente dijeron que su empresa no recibió pagos de Odebrecht en los casos de República Dominicana y Argentina.
Ver documento:
Fuente: O Poder360
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http://acento.com.do/2017/actualidad/8458168-odebrecht-si-aporto-dinero-para-financiar-campana-en-republica-dominicana-afirma-migliaccio-en-confesion-ante-juez-de-brasil/

Alicia y Diandino: Biografía del testaferrato - Por Andrés L. Mateo

Por: Andrés L. Mateo

Alicia y Diandino: Biografía del testaferratoA1

Publicado el: 18 mayo, 2017 e-mail:amateo@adm.unapec.edu.do
Mientras miraba el programa de Alicia Ortega sobre el Imperio de Diandino Peña, me sobrecogió la imagen del señor envejeciente que caminaba encorvado y en “Santa Paz”; ajeno talvez a la obscena fortuna que poseía. Según los papeles presentados en el programa, una considerable proporción de ése dinero enmarañado le correspondía. Solo que todo era una ilusión. En ése anciano indefenso lo que se fundía era una constante de la historia dominicana: el clientelismo y el rentismo. Ambas categorías nacieron con la fundación de la República. Son prácticas históricamente reiteradas. Pero mientras el ejercicio clientelar usa los recursos del Estado para obtener beneficios políticos, el rentismo se atiene a las características más resaltantes de la inversión capitalista, cuya naturaleza es la reproducción rápida de lo invertido. Rentismo y clientelismo son afines a todos los partidos políticos que han gobernado después de la muerte de Trujillo. El clientelismo propicia la inmovilidad social y almacena favores con fondos públicos (Margarita Cedeño con dos gruesas lágrimas, mientras entrega medicina comprada con dinero de todos a un niño con cáncer), que serán luego capital político. En el rentismo no hay idealismo posible porque es una transacción en la que un empresario invierte en un candidato con probabilidades de triunfo, para luego obtener contratos y otros privilegios de carácter comercial (Diandino invirtiendo en el triunfo de Leonel, José Ramón Peralta invirtiendo en Danilo). Muchas de las fortunas tradicionales dominicanas florecieron al amparo del poder tutelar de una figura política, cuya financiación esos capitales apoyaron. Santana era él y sus compadres finqueros, Báez no se puede desligar de la industria maderera, Jiménez se expandía favoreciendo a sus amigos comerciantes, y a los gobiernos de Ulises Heureaux se vinculan ilustres prosapias del parnaso empresarial (incluso los Vicini, que en el “Epistolario de Lilís” aparecen muchas veces como “salvadores” del sátrapa).
El rentismo y el clientelismo son formas de corrupción, una constante histórica; pero lo que estamos viviendo a partir de los gobiernos del PLD es el fenómeno de la hipercorrupción. La hipercorrupción se evidencia en los montos de la acumulación originaria, en los niveles de reinversión del capital proveniente del saqueo del erario, y en el control de todo el aparato institucional de un país. El trujillismo, por ejemplo, era un gobierno caracterizado por la hipercorrupción. Como modelo, la hipercorrupción puede hacer brotar fortunas insólitas en sociedades que tienen un PIB muy modesto, dejando boquiabiertos al mundo. Es una maquinaria indolente de exacción del Estado. Se trata de un salto cualitativo de la concepción patrimonial del Estado, y para que opere es necesario, además, transformar la naturaleza política de un partido en el poder, y convertirla en ariete económico. Únicamente la expoliación del Estado sin ningún miramiento puede conducir a la formación de fortunas tan exageradas en poco tiempo. Y es imprescindible para ello, también, por el altísimo volumen de capital acumulado, que el aparato institucional sea cómplice.
La hipercorrupción requiere del testaferro. Trujillo tuvo muchos, que incluso se reciclaron y lograron seguir con la fortuna que representaban. Una lectura cuidadosa del expediente de la Procuraduría General de la República contra el senador Félix Bautista, hace mención en por lo menos cuarenta veces de la figura del testaferro. El testaferro viene a ser un significante fundamental de todo el entramado de corrupción erigido. El testaferro alquila o empeña su identidad, presta su nombre y sustituye al mandante. En términos simples, el testaferro encubre al corrupto y facilita evadir el delito. Dado el hecho de que la hipercorrupción genera fortunas descomunales que no pueden ser justificadas, el testaferrato brota de manera natural. Como fenómeno, en cualquier sociedad que se presenta la hipercorrupción, se hermana de inmediato con el testaferrato. El pensamiento se hace de las cosas miradas- decía un pensador- fue mirando la inmensa fortuna de Diandino Peña, en el programa de Alicia Ortega, que pude intuir que el testaferrato convive de manera natural con nosotros, porque en los gobiernos del PLD la corrupción se ha transformado en hipercorrupción. Tanto es así, que si a los testaferros los obligaran a llevar máscaras, este país fuera un baile de disfraces. Que lo digan Félix Bautista, Díaz Rúa y Diandino.
http://hoy.com.do/alicia-y-diandino-biografia-del-testaferrato/

Herrera y el debate fiscal - PAVEL ISA CONTRERAS / ECONOMIA / Reforma tributaria integral

OPINIÓN

Herrera y el debate fiscal

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Antonio Taveras Guzmán.
Antonio Taveras Guzmán. (Fuente Externa)
La Asociación de Empresas Industriales de Herrera y Provincia Santo Domingo (AIEH) es verdaderamente inagotable. Desde hace décadas ha estado a la vanguardia en el debate sobre el desarrollo y las políticas públicas en la República Dominicana, y ha mostrado una impresionante capacidad para renovar sus liderazgos. Esa asociación ha sido, sin dudas, una voz de una estatura moral y una calidad intelectual inobjetables.

En esta ocasión, a pesar del desfavorable entorno político, Herrera se ha propuesto impulsar un debate abierto, serio y profundo sobre la reforma fiscal necesaria. Para ello, está organizando un conjunto de reuniones para discutir y convenir sobre propuestas que, en palabras de su actual presidente Antonio Taveras Guzmán, logren una fiscalidad que “apuntale el desarrollo productivo e integral del país y de la sociedad en su conjunto”.

En ese contexto y en apoyo a ese esfuerzo, la semana pasada el colega y amigo Henry Hebrard facilitó una provocadora sesión en la que presentó ideas clave que servirían de base y motivación de ese debate. Vale la pena ventilar y discutir esas ideas. El propósito de este artículo es ofrecer una síntesis comentada de ellas.

La presentación partió de plantear que el Pacto Fiscal debe necesariamente contribuir con dos objetivos simultáneos: subir el crecimiento medio de la economía para garantizar reducciones significativas en el desempleo, apoyando la producción y las exportaciones, y hacer que ese crecimiento logre derramar sus beneficios a una base mucho más amplia de la población. Recuerda que un crecimiento de 4% es apenas suficiente para evitar que el desempleo crezca.

Principios para un pacto fiscal
Al mismo tiempo plantea que una reforma integral debe estar basada en seis principios: suficiencia, equidad, eficiencia, estímulos a la producción y los empleos formales, la recaudación como objetivo principal de la imposición, y los gastos como instrumento fundamental para distribuir.

El principio de suficiencia apunta que cualquier pacto tiene que asegurar que el Estado tenga la capacidad de gastar más y mejor. Los problemas colectivos requieren soluciones colectivas, y esas soluciones cuestan. Por ello hay que garantizar una recaudación más elevada y un Estado más eficiente en resolver esos problemas colectivos. En otras palabras, achicar al Estado no es la vía. En todo caso agrandarlo en el sentido de hacerlo más capaz de cumplir su misión. De hecho, el sentido fundamental del fisco es precisamente ese y no otro, y lograrlo de una forma sostenible.

El principio de la equidad supone tres cosas. Primero, que en términos impositivos aporten más al fisco quienes más capacidad tengan. A eso se denomina equidad vertical, e implica que hay que hacer un esfuerzo por reforzar la capacidad recaudatoria de los impuestos directos, es decir, aquellos que gravan la renta y el patrimonio, los cuales suelen tener tasas progresivas en vez de uniformes.

Segundo, que se debe procurar que haya tratamientos poco diferenciados para actividades y productos de un mismo tipo (equidad horizontal). Esto implica, por ejemplo, rediseñar los incentivos fiscales, no sólo para alcanzar metas específicas deseables y medibles, sino también para igualar las condiciones entre empresas similares. También implica dar tratamientos menos desiguales a productos similares. Cita el caso de los combustibles, donde los diferenciales de impuestos son tan elevados (p.e. entre gasolina premium y gasoil regular) que las recaudaciones han declinado en 0.66% del PIB porque los demandantes optan por usar los que son menos gravados.

Tercero, que haya equidad generacional lo que significa que los recursos extraordinarios, como los derivados de la minería, sean invertidos en proyectos extraordinarios para beneficio de otras generaciones. Pero también debe implicar la cuestión de los incentivos y los gastos para reducir la contaminación y las actividades que dañen el medioambiente.

El principio de eficiencia se refiere a la del sistema tributario e implica aumentar la capacidad de recaudar. Esto pasa por reducir los costos de cumplimiento tributario de la micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyME) para ampliar la base de contribuyentes, en especial del ITBIS y del Impuesto sobre la Renta, y reducir la evasión y la elusión. Más allá de los montos a pagar, es ampliamente conocido lo difícil que resulta para las pequeñas empresas cumplir con sus obligaciones tributarias, lo que las ahuyenta de la formalización. Urge encontrar vías innovadoras para facilitar el cumplimiento. Esto contribuiría notablemente a mejorar las recaudaciones en general e incluso ofrece espacio para reducir tasas impositivas. Por otra parte, es ampliamente aceptado que las tasas de incumplimiento tributario son enormes. En el caso del ITBIS, algunos la han estimado en más de 40%.

Huelga explicar el principio de estimular la producción y los empleos formales. Se propone que una vía prioritaria sea el estímulo de la formalización de las MiPyME, en un contexto donde los empleos precarios e informales explican más del 50% del empleo total.

Por último, plantea otros dos principios importantes: los impuestos son primordialmente para recaudar, mientras los gastos son primordialmente para distribuir. Esto implica que aunque los impuestos, en particular los indirectos, pueden procurar ser equitativos, buscando cargar menos a los que menos pueden, su objetivo fundamental es recaudar. Al mismo tiempo, que el objetivo de la equidad debe ser primordialmente alcanzado por la vía del gasto, en especial ofreciendo servicios sociales universales de calidad. En otras palabras, hay que recaudar, incluso a veces a costa de los pobres, para ofrecer servicios para los pobres.

Algunas ideas para la reforma fiscal
En el ánimo de plantear la urgencia de enfrentar la situación, la AIEH recuerda algunos preocupantes números fiscales: un déficit que no baja, y que en promedio ha sido de cerca de 3% del PIB a lo largo de los últimos nueve años, casi 27 mil millones de dólares de deuda pública (sin contar la del Banco Central), y un servicio de la deuda que ya alcanza el 38% de los ingresos corrientes. Pero no se queda allí sino que ofrece algunas propuestas para discutir. En el caso del impuesto sobre la renta de personas físicas, considerando que cerca del 85% de los asalariados no tributan porque el límite exento es muy alto y porque los salarios son bajos, propone considerar que se reduzca la exención contributiva hasta el costo de la canasta básica del quintil más pobre de la población o del segundo quintil más pobre, y reducir la de tributación para ese tramo hasta 5%. Eso expandiría la base de contribuyentes y las recaudaciones, impactando poco en los ingresos de los nuevos contribuyentes. Sin embargo, reconoce que el arma fundamental para recaudar más es elevar los salarios.

Para el impuesto sobre la renta sobre empresas, sugiere introducir una tasa temporal más baja que la prevaleciente para microempresas, por ejemplo, 10%. De hecho, hay que pensar en un régimen tributario especial, y quizás de la seguridad social que sea complementado con subsidios públicos, para ese tipo de negocios, y para empresas pequeñas que inician.

Con respecto a las exenciones, en el caso del ITBIS, sugiere considerar reducir las exenciones hasta un número mínimo de bienes y servicios de carácter básico, y en el caso de las que benefician actividades productivas, proponer una revisión exhaustiva que deriven en correcciones.

Por último, respecto a los gastos públicos, incluyendo los de inversión, plantea escenarios de racionalización y reducción, eliminando redundancias institucionales y gastos superfluos y centralizando compras para reducir precios. Además, recuerda el serio problema que significa la recapitalización del Banco Central, la cual es fiscalmente insostenible como está planteada en la ley, situación que a la vez condena a que la deuda de esa institución siga creciendo.

En este proceso que promueve, Herrera nos deja servida la mesa con provocadoras ideas y propuestas. La valentía con la que impulsa la discusión, una que parece pocos quieren tener, y la franqueza de sus planteamientos, merecen el reconocimiento y el estímulo de todas y de todos.
http://www.elcaribe.com.do/2017/05/13/herrera-debate-fiscal

Jean Tirole: "Hay que proteger al trabajador, no al empleo"

CRÓNICA ENTREVISTA. Premio Nobel de Economía 2014 
Jean Tirole: "Hay que proteger al trabajador, no al empleo" 
CARLOS SALAS

 Jean Tirol. Autor de 'La economía del bien común' SERGIO ENRÍQUEZ 
"¿Lo bueno de la tecnología? A escala global vamos a ser más ricos, con mejores servicios sanitarios, vamos a vivir más..."
"Tenemos que enseñar a la gente cómo aprender más, y no darles tanto conocimiento. Pensar es más importante"
Un día, el economista francés Jean Tirole salió a la calle y la gente empezó a pararle en todas las esquinas. "Por favor, necesitamos un libro de economía que podamos entender", le imploraban como si fuera un Mesías. Tirole había recibido en esos días el Premio Nobel de Economía (2014). Entonces decidió escribir un libro para el gran público. Le salió uno de 577 páginas que ha sido un éxito en Francia. Se titula La economía del bien común. Ahora se ha lanzado en España con la editorial Taurus. El libro se presentó en la Fundación Rafael del Pino de Madrid, donde tuvo lugar esta entrevista.
¿Y qué es la economía del bien común? "La economía no está ni al servicio de la propiedad privada y los intereses individuales, ni de los que querrían utilizar al Estado para imponer sus valores", dice Tirole al comienzo del libro. "La economía está al servicio del bien común para lograr un mundo mejor". Punto.
Tirole, nacido en Troyes en 1953, se graduó como ingeniero en la Escuela Politécnica de París, y luego obtuvo un doctorado en matemáticas en la Universidad París-Dauphine. Pero su gran empujón lo recibió cuando se fue a EEUU a estudiar al Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde salió en 1981 con un doctorado en Ciencias Económicas. El libro explica al gran público parte de los trabajos que le hicieron ganar el Nobel. ¿Por qué la economía es tan difícil de entender? ¿Cuáles son los límites del mercado? ¿Por qué algunas medidas sociales tienen un reverso tenebroso? ¿Cuáles son los desafíos de las nuevas tecnologías? ¿Cuándo se debe parar los pies al Estado?

¿Alguien le dio consejos para escribir para todos los públicos?
Es la primera vez que escribo para grandes audiencias. Yo había escrito para políticos, o expertos como economistas o empresas. El problema es que hablamos con jerga académica, y el inconveniente era producir algo que la gente pudiera entender, porque siempre damos las cosas por supuestas.
¿No es esa postura parte de su idea de bien común?
Sí. Es importante extender nuestro conocimiento.
 Usted dice en el libro que uno de los problemas de la crisis de 2008 fue que los economistas no informaron bien a la gente.
Por ejemplo, en España había una burbuja financiera y había expertos que lo sabían. El Banco de España lo avisó. Pero no fueron capaces de hacerlo entender a las grandes audiencias.
Usted empieza el libro hablando de los sesgos cognitivos, es decir, cómo nuestros razonamientos económicos están influidos por prejuicios ocultos.
Si no entendemos los sesgos cognitivos, será difícil comprender por qué la gente hace ciertas cosas: por qué postergamos nuestros deberes (procrastinar), o lo relativo al consumo de alcohol, los ahorros...
¿Fue el Brexit un sesgo cognitivo?
No. Fue un caso claro de información imperfecta. Les hicieron creer a los británicos que lo harían mejor con el Brexit que sin el BrexitTenían una idea equivocada sobre lo que se ahorrarían si no aportaban nada al presupuesto de la UE. Y que el proteccionismo les beneficiaría.
Y que los inmigrantes les robaban el trabajo...
Mire: los inmigrantes no roban el trabajo. La gente no lo entiende porque cree que hay una cantidad limitada de empleo. A corto plazo, puede ser que haya una cantidad limitada de empleo, al igual que a corto plazo hay una cantidad limitada de libros. Pero, los países que tienen inmigrantes, no poseen un alto nivel de paro. EEUU, Escandinavia, Gran Bretaña y Alemania tienen muchos inmigrantes y bajas tasas de desempleo.
Resuélvame un enigma: ¿cómo es posible que muchos trabajadores norteamericanos crean que Trump les devolverá el empleo, cuando en ese país casi no hay desempleo?
Porque hay parte de EEUU que se ha vuelto muy rica y con elevados ingresos, pero los pobres sólo han tenido un incremento salarial del 6% en muchos años. La globalización ha hecho más rica a EEUU en general, pero ha sido desigual. Si alguien pierde su puesto de trabajo en el Medio Oeste, no va a encontrar un empleo parecido en un entorno parecido, sino que se tiene que trasladar a otro sitio, y cambiar de empleo. Eso ha creado descontento. Trump ha explotado ese descontento, ofreciendo las soluciones equivocadas.
La película Gran Torino, de Clint Eastwood, retrata a un trabajador retirado de Ford que se siente amenazado por los inmigrantes. ¿No le parece un retrato de EEUU?
Cierto. Cada país tiene sus propias películas sobre ese fenómeno. En Francia es La Loi du Marché [La ley del mercado]. Ganó un premio en Cannes. Es un desempleado que encuentra trabajo en un supermercado, pero en realidad ese empleo no se ajusta a sus capacidades, y se pelea con el jefe. Películas como esas reflejan lo que la gente ha sufrido con la evolución de la economía. Es una realidad. Yo soy partidario de la globalización, porque ha sido buena en general, pero no hemos prestado suficiente atención a los perdedores de esa globalización. Y los populistas lo están explotando de una manera equivocada.
En España hay nuevos partidos que lo están explotando.
España ha sufrido mucho la crisis económica. La gente hace bien en quejarse, pero no tanto en escoger las medidas adecuadas.
¿Y qué le parece la crisis de Venezuela?
Venezuela es exactamente la forma más equivocada de hacer las cosas. Debería ser un país muy rico pues tienen las mayores reservas de petróleo del mundo, y es un país relativamente pequeño con 30 millones de habitantes.
Noruega tiene petróleo, es pequeña, pero es muy rica. Venezuela, no: ¿por qué?
Porque si usted escoge las políticas equivocadas puede empobrecer el país. Eso sucede con Corea del Norte y Sur. Sucedió con Alemania del Este y del Oeste. No es una diferencia de ingresos del 10% entre uno y otro. Es una diferencia bestial. En Francia hay gente que piensa que Venezuela es un modelo, y eso me extraña: no saben lo que realmente pasa allí. No ven lo que está detrás del telón.
En su libro habla sobre el impacto de la tecnología en el empleo. Si yo fuera un taxista, ¿me recomendaría Uber?
Eso se va a quedar obsoleto muy pronto debido a la llegada de los coches autónomos. De aquí a 10 años, creo que no habrá taxis. Si eres taxista, hay dos formas de reaccionar ante Uber. O tratas de competir con Uber y ser más eficiente -y es lo que tratan de hacer los taxistas en París-, o bien bloqueas las calles sin cambiar tus costumbres -que es lo que están haciendo en Toulouse-. Me gusta el servicio de Uber porque es muy bueno. Claro que hay que nivelar algunas cosas con los taxis, como tener el mismo régimen de cotizaciones a la Seguridad Social. Pero es verdad que el servicio de taxis en Francia es muy malo, caro, de baja calidad y algunos te engañan.
¿Qué pregunta debemos hacernos ante todo eso?
 La pregunta crucial es cómo la economía digital va a cambiar tu trabajo y el mundo. Está cambiando todo. Tu empleo y el mío. Eso no es nuevo. Siempre ha habido una preocupación por el impacto de la tecnología en el empleo. Pero, antes, ese impacto era relativamente lento. Ahora es que lo hace muy rápidamente.
¿Exponencialmente?
Sí: los trabajos están cambiando muy rápidamente. Por ejemplo, con la genética, los tests de sangre y las computadoras, vamos a tener diagnósticos médicos muy precisos. ¿Cómo va a ser el empleo del médico en 10 años? Completamente diferente. El trabajo de un profesor va a ser diferente. Quizá yo pierda mi trabajo como profesor en cinco o 10 años. Tenemos que prepararnos. Y aquí es donde surgen las soluciones buenas y malas. La mala es tratar de proteger los empleos. Como digo en mi libro, hay que proteger a los trabajadores, no a los empleos. Hay que proteger a la gente. Porque los empleos van a cambiar en el futuro. Hay que proteger a los trabajadores dándoles seguridad social, por supuesto, y además entrenamiento, educación... Creo que no invertimos lo suficiente en educación. Hay que tener una formación permanente, para que la gente aprenda nuevas habilidades. Y las tenemos que aprender todo el tiempo.
Si yo fuera un estudiante, ¿qué me recomendaría?
La educación también va a cambiar. Tendremos que enseñar a la gente cómo aprender más, y quizá no darles tanto conocimiento. En la Wikipedia ya puedes encontrar conocimiento. Incluso un médico con determinado software puede aprender genética y hacer tests. El conocimiento es algo menos importante, porque ya es accesible a todo el mundo inmediatamente a través de los ordenadores. Pensar es más importante. La manera en que pensamos, la manera en que adaptamos nuestro conocimiento para crear nuevas habilidades, es más importante. Tendremos que reentrenarnos todo el tiempo. No es fácil.
¿Me está diciendo que hay que aprender cómo aprender?
Hasta los profesores van a tener que adaptarse a esta tendencia. Cuando doy clase, trato de no darles a los estudiantes mucho conocimiento porque eso ya lo obtienen de los libros y de los artículos. Trato de decirles. "He aquí una situación: ¿qué piensas de eso? ¿Qué piensas de esa medida?".
Como Sócrates. Ayudarles a pensar.
Les digo: "¿Cómo te enfrentas a este problema? ¿Qué se te ocurre?". Eso es mucho más difícil que transmitir conocimiento. Enseñar conocimiento es muy fácil pues basta con que les leas tus papeles en clase. Pero, créame: no es nada fácil enseñar cómo pensar. Los profesores no están preparados para eso, pero es muy importante.
¿Y las consecuencias buenas de la tecnología?
A escala global, vamos a ser más ricos, con mejores servicios sanitarios, vamos a vivir más... Piense en los motores de búsqueda, los GPS de Waze, internet en general. Vamos a tener mejor tecnología que nos va a ayudar a combatir el envejecimiento y va a lograr el incremento de la riqueza en general. Pero habrá consecuencias con las que vamos a tener que lidiar: una de ellas es que se va a incrementar la desigualdad. Tanto dentro de los países, como entre países. Dentro de los países porque habrá una mayor demanda de las personas preparadas. Y entre los países, porque el talento se mueve de un país a otro. Eso es algo preocupante. Si se fija en las grandes nuevas firmas -Google, Apple, Microsoft-, todas ellas son inmensamente ricas, y con empleados ricos: el salario medio en Facebook es de dos millones de dólares al año. Y están todas en EEUU. Los que inventan cosas en otros países, hablan inglés y son globales. El peligro es que toda esa creatividad e innovación vaya a irse a unos pocos países.
 ¿Ha recibido presiones de partidos o instituciones para alistarse?
Tengo claro que no voy a entrar en eso. En las elecciones de Francia suscribí una carta contra el populismo [se refiere contra Marine Le Pen]. Pero quiero permanecer aparte de la política, sea de derechas o izquierdas [Tirole no quiso hablar del programa de Macron]. Puedo dar consejos de forma privada, pero no apoyarles. Eso lo digo en el libro: no quiero ser alguien que apoye a algo. Sólo hablo de economía. Mi papel consiste en explicar. Es difícil porque si usted habla de economía, y si la derecha o la izquierda no están de acuerdo, eso significa que usted está a favor de ciertos políticos. Yo no participo en actos. Tengo mis valores como cualquier otro. Soy un economista y quiero permanecer en ese puesto.
¿E independiente?
Independiente. Porque eso te da más poder.
Creo haber entendido en su libro que los desarrolladores hacen programas de códigos abiertos, porque son unos egoístas ya que, en el fondo, lo hacen para ser conocidos y ser contratados.
No me refiero a que sean egoístas de esa forma, sino que responden a incentivos. Muchos son verdaderamente generosos y quieren trabajar para el bien común. El otro incentivo es que sobresalen, porque al final esos programadores que ceden sus códigos son buenos programadores y al final son contratados en empresas como Google o Microsoft. Ese es el altruismo al que me refiero. Y por último, la imagen. Todos queremos ser vistos por los demás como buena gente, generosos, inteligentes... Todos reaccionamos a incentivos.