domingo, 17 de diciembre de 2017

Odebrecht defiende legalidad de pagos a consultora de Kuczynski

AMÉRICA LATINA

Odebrecht defiende legalidad de pagos a consultora de Kuczynski

La constructora brasileña Odebrecht aclaró que los pagos hechos a la consultora del presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski, relación por la que el Congreso pidió su destitución, son legales y no se trataron con él.
Frankreich Pablo Kuczynski (picture alliance/MAXPPP/L. Tanguy)
La constructora brasileña Odebrecht defendió hoy (16.12.2017) la legalidad de los contratos suscritos con la consultora Westfield Capital, del presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski (foto), que han generado una crisis política en el país al llevar a la oposición en el Congreso a pedir la destitución del gobernante.
"Los servicios brindados por Westfield Capital a empresas de Odebrecht fueron pagados y contabilizados oficialmente. La contratación fue gestionada exclusivamente por el señor Gerardo Sepúlveda (socio de Kuczynski)", señaló el responsable de comunicaciones de Odebrecht en Lima, Rodrigo Villar, en la carta.
Así, Villar hizo referencia a documentos que Odebrecht entregó a una comisión del Congreso que indaga el escándalo de la empresa brasileña en el Perú, donde figuran los pagos por casi ocho millones de dólares a Westfield Capital, propiedad de Kuczynski, cuando éste era ministro del Gobierno de Alejandro Toledo.
El presidente, de 79 años, negó desde un comienzo vínculos con la firma, pero después, tras la difusión de los documentos, admitió que sí prestó una asesoría financiera cuando no ocupaba un cargo público y a través de la empresa de Sepúlveda, First Capital. 
"Incapacidad moral permanente"
Después de que el Congreso peruano aprobara el viernes la propuesta de debatir un pedido de vacancia (destitución) presidencial, Kuczynski permanece hoy en silencio en su domicilio del distrito limeño de San Isidro, donde ha recibido a varios ministros y allegados.
El Congreso debatirá el próximo jueves su destitución por "incapacidad moral permanente", una figura que está contemplada en la Constitución y permite inhabilitar al jefe de Estado por hechos extraordinarios que no necesariamente incurren en delitos, como sucedió en el año 2000, cuando el expresidente Alberto Fujimori renunció por fax desde Japón.
Según analistas, la suerte del presidente de derecha liberal ya está escrita, pues el hecho de que la moción haya sido aprobada con amplitud (con 93 votos cuando se necesitaban 48) lo confirma. Kuczynski empezó a gobernar en julio de 2016 por cinco años. Su gestión se ha visto afectada por los continuos enfrentamientos con el partido opositor Fuerza Popular, de derecha radical y con mayoría absoluta en el Congreso, cuya bancada fue la primera en impulsar la salida del mandatario.
FEW (EFE, dpa)


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Kuczynski no renuncia

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Venezuela tiene las mayores reservas comprobadas de crudo en el mundo, pero su economía ha colapsado en los últimos años @nytimes

Venezuela tiene las mayores reservas comprobadas de crudo en el mundo, pero su economía ha colapsado en los últimos años.

El hambre ha azotado a la nación y, ahora, está matando a niños.

El gobierno venezolano lo sabe, pero no lo reconoce.



Durante cinco meses, The New York Times dio seguimiento a veintiún hospitales públicos donde los doctores dijeron ver cifras récord de niños con desnutrición severa, cientos de los cuales han muerto.
Por MERIDITH KOHUT and ISAYEN HERRERA Photographs by MERIDITH KOHUT Dec. 17, 2017
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SAN CASIMIRO, Venezuela — Apenas a sus 17 meses, Kenyerber Aquino Merchán murió de hambre.
Su padre salió de la morgue del hospital antes de la madrugada para llevarlo de regreso a casa. Cargó al bebé esquelético a la cocina y se lo entregó a un trabajador funerario que hace visitas a domicilio para las familias venezolanas que no tienen dinero para realizar un funeral.
Se podían ver claramente la espina dorsal y las costillas de Kenyerber mientras le inyectaban los químicos de embalsamar. Las tías intentaban mantener alejados a los primitos curiosos. Sus familiares llegaron con flores y reutilizaron cajas de alimentos que reparte el gobierno a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), de las que dependen cada vez más los venezolanos ante la escasez de comida y los precios altísimos, para recortar dos pequeñas alas de cartón. Las pusieron cuidadosamente encima del ataúd de Kenyerber, una práctica común entre los venezolanos, para que su alma pueda alcanzar el cielo.
En cuanto el cuerpo de Kenyerber quedó listo para que lo vieran comenzó el llanto incontrolable de su padre, Carlos Aquino, un trabajador de construcción de 32 años. “¿Cómo puede ser esto?”, decía entre sollozos mientras abrazaba el ataúd y hablaba con voz suave, como si pudiera reconfortar a su hijo en la muerte. “Tu papá ya nunca te va a ver”.
El hambre ha acechado a Venezuela durante años. Pero ahora, según médicos en los hospitales públicos, está cobrando una cantidad alarmante de vidas de menores de edad.
La economía comenzó a colapsar en 2014. Las protestas y disturbios por la falta de alimentos, las filas insoportablemente largas para conseguir suministros básicos, los soldados apostados afuera de las panaderías y las multitudes enfurecidas que saquean las tiendas han cimbrado varias ciudades.
Sin embargo, las cifras de muertes por desnutrición continúan siendo un secreto bien guardado por el gobierno venezolano. Durante una investigación de cinco meses de The New York Times, los doctores en veintiún hospitales públicos de diecisiete estados del país dijeron que sus salas de emergencia están atiborradas de menores con desnutrición severa.
“Los niños están llegando con unas condiciones muy precarias de desnutrición”, dijo el doctor Huníades Urbina Medina, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría. Añadió que los médicos incluso están viendo cuadros de desnutrición tan extrema como la que llega a presentarse en campos de refugiados; casos que, dijo, eran extremadamente raros antes del colapso económico del país.
Para muchas familias de escasos recursos, la crisis ha sacudido por completo su panorama. Padres como los de Kenyerber pasan días sin comer y, a veces, terminan pesando lo mismo que un niño. Hay mujeres que hacen fila afuera de clínicas de esterilización para evitar embarazarse de bebés a los que no van a poder alimentar. Niños pequeños dejan sus hogares y se unen a pandillas que escarban por doquier en busca de alimentos: sus cuerpos tienen cicatrices por las peleas a cuchillo contra sus rivales. Adultos en multitudes revuelven la basura de los restaurantes después de que estos cierran. Muchos bebés mueren porque es difícil encontrar –o poder costear– la fórmula para el tetero, incluso en salas de emergencia.
“Hay veces que se te muere en las manos por deshidratación”, dijo la doctora Milagros Hernández en la sala de emergencias de un hospital infantil en la ciudad de Barquisimeto. El hospital, señaló Hernández, vio un aumento pronunciado de personas con desnutrición hacia el final de 2016.
“Pero 2017 ha sido un incremento terrible de pacientes desnutridos”, dijo. “De niños que te llegan lactantes y tienen el peso y talla de un recién nacido”.

Carlos Aquino llora a Kenyerber, su hijo de 17 meses, quien falleció en agosto por problemas cardiacos causados por desnutrición severa.
Antes de que la economía venezolana comenzara a desplomarse, casi todos los casos de desnutrición infantil en hospitales públicos se debían a negligencia o abuso parental. Pero entre 2015 y 2016, conforme se intensificó la crisis, se triplicaron los casos de desnutrición infantil severa en los centros médicos de la capital, según los doctores. Este año podría ser aun peor.
En muchos países la desnutrición a estos niveles sería “por cualquier causa si hay una guerra, una sequía, alguna catástrofe o un terremoto”, dijo la doctora Ingrid Soto de Sanabria, jefa del Servicio de Nutrición, Crecimiento y Desarrollo del Hospital de Niños J. M. de los Ríos. “Pero en nuestro país está directamente relacionada con la escasez y la inflación”.
El gobierno venezolano ha intentado encubrir la gravedad de la crisis y ya prácticamente no emite estadísticas de salud. Esto genera un clima en el que los doctores a veces temen registrar casos y muertes ligados a los fracasos de la política pública.
Pero las estadísticas que hay son impactantes. En el reporte anual de 2015 del Ministerio del Poder Popular para la Salud se reportó un aumento de cien veces en la tasa de mortandad de niños menores de cuatro semanas: de 0,02 por ciento en 2012 a poco más de 2 por ciento. La tasa de mortalidad materna aumentó casi cinco veces durante el mismo periodo.
Por casi dos años el gobierno no publicó ningún boletín epidemiológico con estadísticas como la mortandad infantil. Hasta que, en abril de este año, apareció de repente un enlace en el sitio web oficial del ministerio con todos los boletines no publicados. Mostraban que 11.446 niños menores de un año habían muerto en 2016: un aumento de 30 por ciento en solo doce meses, ante la aceleración de la crisis.
Los nuevos hallazgos atrajeron la atención de medios nacionales e internacionales antes de que el gobierno declarara que el sitio web había sido atacado y quitara los boletines. La ministra de Salud fue destituida y se puso al ejército a cargo de monitorear los boletines; ninguno se ha publicado desde entonces.
La desnutrición también enfrenta censura dentro de los hospitales: muchos doctores reciben advertencias de no registrarla en los antecedentes médicos de los niños.
“En algunos hospitales oficiales se ha prohibido el diagnóstico de desnutrición en las historias clínicas”, dijo el Urbina.
Médicos entrevistados por The New York Times en nueve de los veintiún hospitales dijeron que sí llevaban un conteo. En el último año, dijeron, habían registrado 2800 casos de desnutrición infantil y alrededor de 400 de los menores que llegaron famélicos murieron.
“Nunca en mi vida he visto tantos niños con hambre”, dijo la doctora Livia Machado, pediatra de práctica privada que da consultas gratuitas a niños que han sido hospitalizados en el sanatorio Domingo Luciani, en Caracas.
Ese hospital es de los pocos que todavía acepta ingresar a infantes desnutridos para tratamiento. Otros hospitales los rechazan y les dicen a los padres que no tienen suficientes camillas o suministros para tratar a los bebés. Casi todos los hospitales venezolanos reportan escasez de insumos básicos, como leche de fórmula.
El presidente Nicolás Maduro ha reconocido que algunas personas pasan hambre en Venezuela, pero ha rechazado recibir ayuda internacional pues dice que la crisis es causada por una “guerra económica” impulsada por empresarios y fuerzas extranjeras como Estados Unidos.
Venezuela tiene las mayores reservas comprobadas de petróleo en todo el mundo. Sin embargo, muchos economistas afirman que años de mal manejo de la política económica han resultado en el desastre actual. El daño no era evidente cuando los precios internacionales del petróleo eran altos. Pero a finales de 2014 comenzó a caer el precio del barril y la escasez y los precios de alimentos se dispararon. El Fondo Monetario Internacional advirtió en octubre que la inflación podría superar el 2300 por ciento el próximo año.
El Ministerio para la Salud y el Instituto Nacional de Nutrición venezolano no respondieron a solicitudes de entrevista ni de comentario sobre reportes oficiales de salud con estadísticas sobre desnutrición. Pero la oposición, que controla la Asamblea Nacional que fue despojada del poder, continuamente alerta sobre la situación.
“Tenemos un pueblo que se está muriendo de hambre”, dijo en noviembre Luis Florido, asambleísta que dirige la comisión de relaciones exteriores. Dijo que la crisis alimentaria en el país era una “emergencia humanitaria” que viven “todos los venezolanos”.
‘Tantos tantos niños’
Kenyerber nació sano y pesaba casi 3 kilogramos. Pero a su madre, María Carolina Merchán, de 29 años, le picó un mosquito y se contagió del virus del Zika cuando el bebé tenía tres meses. Tuvo que ser hospitalizada y los doctores le dijeron que no podía amamantar.
La familia no podía encontrar o pagar el alimento para el bebé y tuvieron que improvisar con lo que tenían al alcance: teteros de crema de arroz o de harina de maíz mezclada con leche entera. Eso no le daba a Kenyerber los nutrientes necesarios.
A los 9 meses su padre lo encontró inmóvil en su cama, con la nariz ensangrentada. Corrió a la sala de emergencia pediátrica del hospital Domingo Luciani, donde pacientes y camillas atiborran los pasillos junto a soldados patrullando.
Kleiver Enrique Hernández, de 3 meses, estaba recibiendo tratamiento cerca de donde fue internado Kenyerber. Él también nació saludable –3,6 kilogramos– pero su madre, Kelly Hernández, tampoco lo podía amamantar. Lo mismo: Hernández y su novio, César González, buscaron sin tregua, pero no pudieron encontrar fórmula.
En una búsqueda en línea del inventario de Locatel, una de las cadenas de farmacias más grande de Venezuela, el Times encontró que solamente una de sus 64 tiendas en todo el país tenía la fórmula para bebés que los doctores le recetaron a Kleiver.
Y es poco probable que Kelly y César siquiera hubieran podido pagarla. La hiperinflación ha diezmado los salarios que se pagan en bolívares en comparación con lo que valían hace dos años. Un surtido para un mes de la fórmula que necesitaba Kleiver costaba dos veces más que el sueldo mensual de González, un trabajador agrícola.
La escasez de fórmula también afecta a los hospitales. Doctores en la sala de emergencia del Domingo Luciani dijeron que no tenían abasto para alimentar a pacientes como Kenyerber y Kleiver. La Encuesta Nacional de Hospitales 2016 halló que el 96 por ciento de los hospitales venezolanos reportaron no tener la cantidad de fórmula que necesitaban para atender a los pacientes. Más de 63 por ciento reportó que no tenía fórmula, punto.
Con tan pocas opciones, la madre de Kleiver preparó teteros con almidón de arroz y agua, a veces con leche entera si la podían encontrar. No era suficiente.
Los padres de Kleiver lo habían llevado a tres salas de emergencia, pero los hospitales estaban repletos. “Estaba desesperada viendo cómo tantos tantos niños estaban en la misma situación”, dijo Hernández.
Cuando los ingresaron al Domingo Luciani fue un gran alivio. Pero pronto comenzaron a ver un flujo constante de padres que llegaban con sus bebés desnutridos y terminaban yéndose en llanto: “¡Mi hijo está muerto!”.
Esperaron con ansias a que la condición de Kleiver mejorara; dormían en una silla junto a su cama o en un patio afuera, siempre pendientes por si el doctor les recetaba algo.

Después de pasar veinte días en el hospital, terminaron por sumarse a esas familias a las que habían visto salir horrorizadas. Un equipo de doctores trabajó durante horas para ayudar a Kleiver, llenándolo sin querer de sangre y moretones conforme trabajaban para intubarlo. Parecía que su cuerpo sin vida había recibido una golpiza para cuando los doctores aceptaron que no iban a poder salvarlo.
Kelly Hernández llora junto con sus familiares durante el velorio para su hijo Kleiver, de tres meses, en agosto.

Familiares cargan el ataúd de Kleiver durante el cortejo fúnebre.

Los deudos de Kleiver comen un caldo en la madrugada durante el velorio.
Pese a que la desnutrición severa es evidente, su diagnóstico no es sencillo. Incluso cuando los doctores sí están dispuestos a reportarlo no necesariamente lo incluyen como la causa oficial de defunción. La desnutrición grave puede resultar en toda una patología que conlleva la muerte por falla respiratoria, infecciones u otros malestares. Pero, en el caso de Kenyerber y Kleiver, sucedió algo poco común en Venezuela: sus certificados de defunción sí muestran a la desnutrición como la causa de fallecimiento.
Más de cien amigos y allegados fueron al velorio en la casa de la familia de Kleiver, que duró toda la noche. Sus tías y primos colgaron carteles decorados con mensajes y caricaturas hechas a mano. Kleiver yacía debajo, en un pequeño ataúd blanco, con las alas de papel.
Apenas tres meses antes la familia había hecho carteles con mensajes y caricaturas hechas a mano y las había colgado en la pared, para celebrar el nacimiento. Uno de esos carteles, en forma de un globo, todavía estaba encima de su cama durante el velorio.
“Bienvenido, Kleiver Enrique, te quiero mucho”, decía.
Cuando salió el sol el vecindario realizó una procesión hasta el cementerio. Hernández colapsó cerca de una tumba cercana; no podía dejar de llorar. Se sentía culpable de no haber podido amamantar a su hijo ni de encontrar la fórmula láctea y no dejaba de decir: “¿Soy mala madre? Por favor, ¡dímelo!”.
Impotencia e indignación
La doctora Milagros Hernández entró corriendo a la sala de emergencia del hospital donde trabaja en Barquisimeto gritando: “Voy con un bebé de 18 meses. Le dieron té de anís, leche de vaca y lo amamantaba una vecina. ¡Está malo!”.
Los doctores y enfermeros en el Hospital Universitario de Pediatría Agustín Zubillaga trabajaron rápidamente para evaluar al bebé, Esteban Granadillo. Pesaba 2 kilogramos y se veía asustado.
“Dígame lo que le dio de comer”, le preguntó la doctora Hernández a la tía abuela, María Peraza, quien lo había llevado al hospital. “A ese niño se le destrozó el estómago y posiblemente hasta el hígado”.
Cuatro de las doce camas de la sala de emergencia estaban ocupadas por niños desnutridos ese día de agosto. Los doctores dijeron que había llegado un caso de desnutrición prácticamente cada día, algo que no sucedía hasta hace dos años cuando se agravó la crisis.
Pero solo había una fracción de los medicamentos necesarios. El entonces director del hospital, el doctor Jorge Gaiti, dijo que había solicitado en junio 193 medicamentos que requerían a la agencia gubernamental responsable de distribuirlos a los hospitales públicos. Solo cuatro de los 193 fueron entregados, de acuerdo con los reportes en la computadora de Gaiti. El hospital no cuenta siquiera con suministros básicos como jabón, jeringas, gasas, pañales o guantes de látex.
Los enfermeros les dan a los pacientes listas con objetos que deben buscar en farmacias o comprar de vendedores del mercado negro, o bachaqueros, que se encuentran cerca del hospital y venden suministros médicos difíciles de encontrar a precios exorbitantes.
Hernández estaba indignada y se sentía impotente como doctora al ver morir innecesariamente a esos niños en su sala de emergencias: “Es injusto”.

Dayferlin Aguilar, de cinco meses, fue diagnosticada con desnutrición y deshidratación.

A los 18 días de nacido Esteban Granadillo fue llevado al Hospital Universitario de Pediatría Agustín Zubillaga, en Barquisimeto, por desnutrición.
La madre de Esteban, según dijo la tía abuela, era soltera, tenía una discapacidad y no podía amamantarlo. Desesperados, los familiares le pidieron a una vecina con un infante que ayudara. La familia también le dio teteros de leche de vaca o agua con camomila y anís para llenarle el estómago.
“No conseguimos leche en ninguna parte. En vista de que no se nos muriera el niño tuvimos que hacer eso”, dijo Peraza, la tía abuela, al reconocer que sabía que era posible que el bebé tuviera problemas por ello. “Sí, hicimos algo malo, pero yo digo que si no hubiéramos hecho eso el niño hubiera muerto”.
Peraza se quedó en el hospital junto a la incubadora de Esteban durante días, acariciando su estómago mientras le susurraba. Durante semanas, el bebé salió y reingresó del hospital. Murió el 8 de octubre.
Tres pisos más arriba en el hospital, los pediatras examinaban a una bebé de un mes, Rusneidy Rodríguez, una semana después de que fue admitida por desnutrición severa. Su madre, hospitalizada con una infección, no había podido amamantarla. Como en el caso de Esteban, sus familiares no pudieron encontrar fórmula y prepararon teteros con lo que pudieron: leche entera, crema de arroz o agua mezclada con cebada.
La sala de emergencia estaba desbordada; había camillas en los pasillos. A veces, el hospital tenía que poner a dos pacientes en una sola cama.
En la incubadora al lado de Esteban, una niña de cinco meses, Dayferlin Aguilar, estaba batallando por mantener abiertos sus ojos y sonreírle a su mamá, Albiannys Castillo.
Albiannys había llevado a Dayferlin al hospital cuando la niña estaba muy débil: de repente quedaba inconsciente y tenía una diarrea incontrolable. Los doctores la diagnosticaron con desnutrición y deshidratación.
Castillo no podía producir leche así que tenía que llegar a la una de la mañana a hacer cola afuera de las farmacias para esperar a que abrieran y tratar de encontrar fórmula. Casi nunca tenían o ya se les había acabado para cuando ella llegaba al frente de la fila.
“Hija, aquí está contigo tu mamá, que te quiere”, le decía a Dayferlin cuando la bebé lograba abrir los ojos.
Murió tres días después de ser internada en el hospital. La enterraron con unas alas de color fucsia hechas de papel, con bordes turquesas, y con una corona que combinaba.
Escarbando en la basura
Orianna Caraballo, de 29 años, esperó en la fila durante horas con sus tres hijos –Brayner, de 8 años; Rayman, de 6, y Sofía, de 22 meses– para ingresar a un comedor comunitario organizado por una iglesia católica en Los Teques. No habían comido nada en tres días.
Antes de la crisis, Caraballo le daba de comer a sus hijos gracias a su trabajo en un restaurante. Ahora llora mientras le da una cucharada de sopa a Sofía y cuenta cómo sus hijos fueron quienes detuvieron su intento de suicidio.
No podía vivir viendo cómo sus hijos estaban famélicos. Dice que los llevó afuera de la casa, mientras Sofía dormía, y volvió a entrar ella sola antes de cerrar la puerta. Luego Caraballo colgó un cable y se lo amarró al cuello. Cuando estaba a punto de colgarse escuchó llorar a su hija.
“Algo me decía: ‘Hazlo, hazlo, hazlo’”, recordó. “Y luego en otro oído me decía: ‘No lo hagas, no lo hagas; mira a tus hijos’”. Su hijo la llamó y le pidió que abriera la puerta. Se sintió culpable y decidió no colgarse.
Su hijo mayor se ha desmayado varias veces en la escuela por no haber desayunado ni cenado el día antes. Llora cada noche porque tiene hambre y, a los 8 años, le ruega a su madre que lo deje trabajar para poder comprar comida para la familia.

Una escena que raramente se veía antes de la crisis: algunas familias buscan comida entre la basura en Caracas.
Orianna Caraballo dándole de comer a Brayner, Rayman y Sofía, sus hijos, en una cocina comunitaria en Los Teques, en septiembre

Un informe reciente de las Naciones Unidas y la Organización Panamericana de la Salud encontró que 1,3 millones de personas que antes podían alimentarse en Venezuela no han podido encontrar la comida necesaria desde que se desató la crisis hace tres años.
En comedores comunitarios que visitó el Times, muchos padres que habían llevado a sus hijos tenían empleos de tiempo completo. Pero la hiperinflación había destruido sus sueldos y había acabado con ahorros. Una encuesta hecha en 2016 por tres universidades concluyó que había inseguridad alimentaria en nueve de cada diez hogares venezolanos.
Caritas, una organización de ayuda católica, ha estado pesando y midiendo a grupos de niños menores de 5 años en comunidades pobres en varios estados a lo largo del último año. El 45 por ciento de esos menores presentan algún tipo de desnutrición, según su estudio.
Muchas familias buscan comida en las calles o en basureros. Solo algunos son indigentes y la mayoría dijo que no habían tenido problema en conseguir alimentos antes de la crisis.
En Morón, decenas de personas estaban hasta las rodillas en un basurero en busca de comida y objetos reciclables que pudieran vender. El cercano Puerto Cabello, alguna vez el impulsor de la economía local, ahora luce prácticamente vacío.
En el basurero, muchas personasdijeron que antes trabajaban en el puerto, pero que ahora estaban desesperados por encontrar comida para sus familiares, después de que sus empleos desaparecieron cuando se redujo el tráfico portuario. Varias madres dijeron que nunca imaginaron que tendrían que alimentar a sus familias con lo que conseguían en la basura.
También cada vez más familias mandan a sus hijos a pedir comida en las calles o a trabajar para conseguir alimentos. Algunos nunca regresan.
La calle o el bisturí
Dos hermanos caraqueños, José Luis y Luis Armas, de 11 y 9 años, respectivamente, dicen que huyeron de su casa porque apenas había suficiente comida. Ahora viven en las calles con otros niños que forman pandillas y se pelean con cuchillos para defender o aumentar los territorios en los que mendigan o buscan entre la basura.
Han matado a varios de sus amigos, según dijeron los hermanos Armas. Luis se levantó la camisa para mostrar una cicatriz que cruzaba todo su abdomen: fue lo que quedó de un ataque con un machete de un miembro de otra pandilla. Casi muere, aseguró Luis.
Los hermanos dicen que prefieren vivir en las calles pese al peligro porque así comen mejor que en sus casas. Pasan sus días mendigando, en busca de comida tirada y de reciclables; se bañan en fuentes públicas y guardan sus pertenencias en árboles y alcantarillas mientras buscan escaparse de la policía y otras pandillas.
Nelson Villasmil, un trabajador social del gobierno de la capital, dijo que antes de la crisis la mayoría de los niños de la calle vivían ahí por negligencia o abuso por parte de sus padres. Pero ahora cuando los entrevista le dicen que dejaron sus hogares porque no había comida.
“Lo que no encuentran en su casa lo consiguen en la calle”, dijo Villasmil.
Hace tres meses, Yail Fonseca, de 13 años, dijo que dejó su hogar en Los Valles del Tuy para buscar comida en Caracas.
“Me fui de mi casa porque la cosa está dura”, dijo. “Ya ni comíamos bien”.
Afirma que come mejor en las calles de la capital. Duerme debajo de un voladizo en un parque de patinaje junto con otros adultos y niños sin casa, con los que despierta a las seis de la mañana para buscar comida en la basura o para pedírsela a los restaurantes locales.
En las tardes practica a pelearse con palos con otros integrantes de su pandilla para ser más ágiles cuando tengan peleas a cuchillo con rivales. El líder les exige que practiquen por lo menos media hora cada día.
Ese líder, un adulto que no quiso revelar su nombre, dijo que tenían un código: si alguien es atacado por solo un integrante de otra pandilla debe protegerse solo, incluso hasta la muerte, sin importar su edad. El resto del grupo se meterá solo si un integrante es atacado por varios rivales a la vez. El líder dijo que cuatro miembros de su pandilla fueron acuchillados a muerte en los últimos meses. Varios de los niños que lo rodeaban se levantaron la camisa para mostrar cicatrices.
A veces, el Estado se involucra y saca a menores de edad de hogares en los que hay hambre crítica. Después de que dos de sus hijos fallecieron por complicaciones de la desnutrición, Nerio José Parra y Abigail Torres perdieron a otros tres: se los llevaron trabajadores sociales.

Veintiuna mujeres fueron operadas durante un evento de esterilización gratuita en el Hospital José Gregorio Hernández de Caracas, en julio.

Familias haciendo fila para una clínica de salud gratuita para niños en Morón, en septiembre.

Eduardo José Martínez, de 13 años, en un parque de patinaje en Caracas, donde vive con otros niños y adultos indigentes
Su hija de siete meses, Nerianyelis, murió en septiembre de 2016 cuando la familia no pudo encontrar leche de fórmula, dijeron Parra y Torres. Parra tenía un trabajo de tiempo completo en una empresa que hace etiquetas, pero la pareja dijo que solo podía darle de comer a sus hijos una vez al día. La mañana que falleció Nerianyelis estaba muy callada y delgada. Los padres dijeron que la llevaron al hospital, pero que no ayudó.
Abigail recordó que estaba tan desconsolada que no dejaba que nadie se llevara el cuerpo de su hija. Tuvo que intervenir el equipo de seguridad del hospital y separarlas a la fuerza.
El 1 de diciembre murió Neomar, su hijo de 5 años, por desnutrición, deshidratación y otros problemas, según el trabajador social de ese caso.
Después de que falleció Neomar, los servicios sociales se llevaron a los tres hijos que quedaban y los pusieron en casas hogar. Ahora la pareja visita a sus hijos ahí y a los fallecidos en el cementerio.
El peso de criar hijos en Venezuela es tal en estos momentos que muchas mujeres prefieren esterilizarse. Un sábado de julio, poco después de que saliera el sol, un grupo de mujeres jóvenes vestidas con batas quirúrgicas esperaban para someterse al procedimiento durante un evento gratuito del hospital público José Gregorio, ubicado en Caracas.
El hospital dice que ha esterilizado a más de 300 mujeres. Ese sábado las veintiuna mujeres formadas para la operación, de entre 25 y 32 años, dijeron que ya tenían hijos y querían esterilizarse por la crisis económica. Cada una temía embarazarse de nuevo por la escasez de pañales, fórmula, leche y medicinas.
La crisis también ha resultado en una escasez severa de pastillas anticonceptivas y condones. Muchas de las madres en el evento de esterilización dijeron que sus embarazos más recientes no habían sido ni planeados ni deseados, pero que no tenían acceso a métodos anticonceptivos confiables.
Eddy Farías, estilista de 25 años, dijo que estaba nerviosa por la operación pero que su decisión era inamovible. Dijo que su sueldo en el salón, un empleo de tiempo completo, no era suficiente para criar como madre soltera a sus cinco hijos.
“Es fuerte ser mamá”, dijo. “Si un niño se te enferma tienes que recorrer y recorrer los hospitales”, añadió. “Es una guerra de sobrevivencia en el día a día”.
Después de la operación dijo que, más allá del dolor por el corte en su abdomen, se sentía aliviada.
“Otra vez embarazada, eso sería ir otra vez a la guerra por los pañales”, dijo. “Es la guerra porque un paquete lo compras o bachaqueado”, añadió en referencia al mercado negro, “o tienes que madrugar haciendo colas aquí y colas allá, y que se cuela la gente”.
“Es una guerra con la comida, con los pañales, con todas las cosas personales de un niño”.
Sin comer para que sus hijos puedan hacerlo
Seis semanas después de que recortaran las alas de ángel de las cajas de CLAP para Kenyerber, su familia todavía luchaba con el hambre.
Su madre, María Carolina Merchán, dijo que ya solo pesaba 29 kilogramos porque se saltaba comidas para que sus otros cuatro hijos tuvieran algo más en el plato. Los trabajadores sociales dijeron que estaba muy desnutrida, al igual que su madre, la abuela de Kenyerber, y su hija de 6 años, Marianyerlis. La familia ha llegado a pasar hasta cinco días sin ingerir algo más que agua.
Marianyerlis sigue a Merchán por horas mientras llora, rogándole que le dé comida. Merchán se queda viendo hacia el piso mientras la niña solloza.
“Mamá, ¡tengo hambre!”, le dice.
Pesa entre 9 y 13 kilos según cuánto llega a comer. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidenses (CDC, por su sigla en inglés), las niñas de 6 años que pesan menos de 18 kilogramos están en el percentil más bajo del promedio de crecimiento infantil. Marianyerlis recientemente se desmayó tras no haber comido durante días.
La familia vive con otros parientes en un edificio de vivienda pública abandonado que no tiene agua potable ni tuberías, y cuya electricidad funciona con cableado improvisado. No es cómodo, pero su ingreso debe destinarse por completo a la comida.

A la derecha, María Carolina Merchán, la madre de Kenyerber y quien pesa apenas 29 kilogramos; su hija Marianyerlis, en el piso, la sigue a todas partes pidiéndole comida.
Los retratos de los niños cuando eran bebés, entre los bienes más preciados de la familia, adornan la pared. El único alimento en toda la casa es una bolsa de sal y un limón.
“Esto es una pesadilla”, dijo la hermana de Merchán, Andreína del Valle Merchán, de 25 años, al describir cómo los niños empiezan a vomitar, sudar frío y aletargarse después de días de no haber comido. Su propia hija de 5 años ha perdido casi 5 kilogramos en lo que va del año y ahora solo pesa unos 7,5 kilogramos.
Se prevé que el sufrimiento de las familias venezolanas empeore en 2018. Más allá de la previsión del Fondo Monetario Internacional respecto a la inflación, los observadores están preocupados de que el gobierno seguirá rechazando recibir ayuda por cuestiones políticas.
“Es que si aceptan la ayuda, aceptan que aquí hay una crisis humanitaria y como Estado reconoces que tu población es vulnerable y, por lo tanto, tu política no sirvió”, dijo Susana Raffalli, especialista en emergencias alimentarias que trabaja como consultora para Caritas en Venezuela (si quieres ayudar a los niños venezolanos con malnutrición, puedes hacerlo aquí).
Según los críticos, el gobierno ha utilizado la comida como una manera de mantenerse en el poder. Antes de las elecciones más recientes, la gente que habitaba en vivienda pública dijo que los visitaron representantes de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) –los grupos que organizan la entrega de las cajas de alimentos provistas por el gobierno– y que los amenazaron con cortarles el suministro si no respaldaban al chavismo en las urnas.
Los familiares de Kenyerber no creen que vaya a mejorar la crisis económica. Temen que otro de los niños vaya a morir.
“Lo pienso día y noche y es lo que más me preocupa”, dijo Andreína.

Producido por Craig Allen, David Furst, Meghan Petersen, Andrew Rossback y Greg Winter.
https://www.nytimes.com/es/interactive/venezuela-hambre-desnutricion-ninos-maduro/?smid=fb-espanol&smtyp=cur
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La oposición venezolana debe resolver sus contradicciones”

AMÉRICA LATINA

“La oposición venezolana debe resolver sus contradicciones”

El opositor venezolano Antonio Ledezma, quien siendo Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano de Caracas se convirtió en uno de los presos políticos más prominentes del chavismo, le ofreció una extensa entrevista a DW.
[No title] (DW/E.Romero-Castillo)
Este viernes (15.12.2017), dos días después de haber recogido el Premio Sájarov para la Libertad de Consciencia que el Parlamento Europeo le otorgó este año a la oposición democrática de Venezuela, Antonio Ledezma pasó por Berlín para denunciar a Nicolás Maduro –sucesor de Hugo Chávez (1999-2013) en la presidencia del país caribeño– como un "narcotirano”.
Ledezma, quien siendo Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano de Caracas se convirtió en uno de los presos políticos más prominentes de la “Revolución Bolivariana” y huyó de Venezuela (17.11.2017) tras mil y un días de arresto, conversó con DW en la Casa de la Unión Europea sobre el involucramiento de su partido en el movimiento Soy Venezuela y sobre el diálogo oficialismo-oposición.
El político de 62 años también habló sobre la Asamblea Nacional Constituyente promovida por Maduro y sobre las dudas e incertidumbres derivadas de las discordias recientes en el seno de la oposición antichavista.
Deutsche Welle: Señor Ledezma, ¿su partido se deslindó o no se deslindó de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la mayor alianza de partidos antichavistas del país?
Antonio Ledezma: Si Alianza Bravo Pueblo formara parte de la MUD, estaríamos dialogando con el régimen de Maduro en este instante. Pero ese no es el caso. Alianza Bravo Pueblo se integró a un movimiento nuevo, llamado Soy Venezuela, que reúne a partidos, gremios y personalidades con miras a restaurar la cohesión de la oposición. Nosotros hemos tenido discrepancias con la MUD en materia de tácticas. Por ejemplo, nosotros nos opusimos a participar en las recientes elecciones de gobernadores (15.10.2017) y de alcaldes (10.12.2017) porque creíamos que serían comicios fraudulentos, cosa que quedó demostrada. Y también nos opusimos a los encuentros de República Dominicana porque creemos que eso no es una negociación, sino la parodia de un diálogo. Sin embargo, con la MUD sostenemos una relación respetuosa porque nos sentimos obligados a convivir y a tolerarnos.
Se lo pregunto porque, fuera de Venezuela, muy pocos parecen tener claro dónde están las líneas divisorias en el antichavismo…
¿A usted le parece que son más graves las controversias en el seno de la oposición que las fricciones entre el chavismo y el madurismo, que se están canibalizando los unos a los otros?
No… ¿Cuáles son los objetivos de Soy Venezuela?
Queremos que en Venezuela se dé una transición y que esa transición propicie la celebración de elecciones limpias, libres de sospecha. Para que eso sea posible es indispensable la reestructuración del andamiaje de la máxima autoridad electoral –el Consejo Nacional Electoral (CNE)–, que desde hace mucho tiempo no es una institución autónoma, que desde hace años es controlado por Maduro y su camarilla. Esa reestructuración debe ir más allá de la sustitución de dos o tres rectores e incluir un cambio horizontal y vertical de la entidad. También queremos garantías de que los comicios por venir serán avalados por observadores internacionales, veedores calificados de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE).
Antonio Ledezma (DW/E.Romero-Castillo)
Ledezma: “Soy Venezuela espera que la MUD no reconozca a la Asamblea Nacional Constituyente”.
¿Qué concesiones espera Soy Venezuela de la MUD y qué concesiones está dispuesto Soy Venezuela a hacer para que la red de organizaciones opositoras no se siga deshaciendo?
Para empezar, Soy Venezuela espera que la MUD no reconozca a la Asamblea Nacional Constituyente. Reconocerla equivaldría a profanar las tumbas de quienes murieron luchando por la libertad y por la democracia en las protestas de 2017. En segundo lugar, esperamos que la MUD no pida el cese de las sanciones que CanadáEstados Unidos y, más recientemente, la Unión Europea les han impuesto a funcionarios de alto rango del oficialismo.
¿No es un poco tarde para eso? Cuatro gobernadores opositores ya se juramentaron ante la Asamblea Nacional Constituyente y varios alcaldes opositores están a punto de hacerlo. Y en lo que respecta a las sanciones, la MUD alega que eso no es lo que quieren los venezolanos…
Yo no he oído a nadie de la MUD decir eso.

Los venezolanos no pedimos sanciones: pedimos que se cumpla la Constitución y que todo contrato y toda deuda pase por la Asamblea Nacional.
Hasta donde yo sé, ninguno de los miembros de la MUD va a pedir que se levanten las sanciones que ya pesan sobre la cúpula del chavismo. No creo que ellos vayan a hacer a esa locura.
Pero sí hay contradicciones que deben resolverse: por un lado, nosotros venimos a pedir el apoyo de la comunidad internacional para que desconozcan a la fraudulenta e ilegítima Asamblea Nacional Constituyente y, por el otro lado, factores aislados en Venezuela, de una u otra forma, indirectamente, avalan a esa instancia cuando se juramentan ante sus miembros.
El 28 de noviembre de 2017, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, hizo un comentario muy polémico cuando dijo que dentro de la MUD había formaciones que no eran opositoras. ¿Se refería Almagro a los partidos Acción Democrática, liderado por Henry Ramos Allup, y Un Nuevo Tiempo, presidido por Enrique Márquez?
No lo sé. Esa pregunta debe hacérsela usted a Almagro…
La pregunta es relevante porque los primeros funcionarios opositores en juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente, tras prometer que no lo harían, eran miembros de Acción Democrática. Y Un Nuevo Tiempo, que ha sido acusado de boicotear la sesión parlamentaria en la que debían ser elegidas nuevas autoridades para el Consejo Nacional Electoral, es el partido que asumirá la presidencia del Parlamento venezolano a partir de enero de 2018. Si usted sabe qué formaciones actúan como una suerte de quinta columna en el seno de la MUD, ¿por qué no dice cuáles son?
Porque yo no soy una vieja chismosa. Yo no vine aquí a contar chismes. Yo vine aquí a defender a toda esa oposición que ha sido víctima del régimen… Julio Borges [presidente saliente del Parlamento y miembro del partido Primero Justicia] ha sido golpeado dos veces, Henrique Capriles Radonski [excandidato presidencial y también miembro de Primero Justicia] ha sido inhabilitado políticamente… Nosotros podemos tener algunas discrepancias, pero somos, al fin y al cabo, víctimas de la persecución política en Venezuela.
Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo han asumido su responsabilidad por los casos que usted menciona. El diputado Henry Ramos Allup [jefe de Acción Democrática] ha dicho que los gobernadores que se juramentaron ante la Asamblea Nacional Constituyente lo hicieron por iniciativa propia y que, en consecuencia, han sido excluidos del partido.
¿Usted le cree?
Si Henry Ramos Allup lo dijo, yo tengo que creerle… Y, en lo que concierne a Un Nuevo Tiempo, nosotros ya hemos fijado nuestra posición.
¿Cuál es su posición de cara a Un Nuevo Tiempo?
La posición que describí hace unos minutos: hemos dicho que es necesario recomponer al bloque opositor, que es indispensable tener una plataforma unitaria para poder luchar contra un régimen tan corrompido como el que tenemos en Venezuela.
Europäisches Parlament in Straßburg Sacharow-Preis 2017 | Julio Borges & Antonia Ledezma (Getty Images/AFP/F. Florin)
Ledezma (izq.) y Julio Borges, presidente del Parlamento venezolano (centro), al recoger el Premio Sájarov.
Usted y Julio Borges, del partido Primero Justicia, coincidieron en Estrasburgo el pasado 13 de diciembre para recibir el Premio Sájarov. ¿Cómo es su relación con Primero Justicia desde el 23 de noviembre de 2017, cuando ese partido pidió su destitución como Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano de Caracas?
Yo no estoy pendiente de un cargo. Yo estoy pendiente del destino de Venezuela. Si yo me dejara llevar por cosas como esa, que para mí son intrascendentes, no podríamos convivir en la oposición. Pero no, para mí eso es secundario. Aquí lo primario es ver cómo logramos una visión compartida para liberar a Venezuela de esta tragedia.



Soy el legitimo alcalde Metropolitano de Caracas reelegido por ciudadanos y atropellado por una dictadura que siempre boicoteo mi gestión.
Para alcanzar ese objetivo, las alianzas son muy importantes. Cuando Deutsche Welle le preguntó a Julio Borges, presidente saliente del Parlamento venezolano, cómo era la relación de la MUD con los ‘chavistas rebeldes’, él dijo que la MUD tenía ‘comunicación permanente’ con todos ellos. Poco después, la formación Marea Socialista y el chavista disidente Nicmer Evans lo desmintieron…  ¿Cómo es la relación de Soy Venezuela con el chavismo disidente, que es un bloque opositor nada desdeñable?
Eso dependerá de lo que ellos quieran hacer. Yo no le puedo marcar los pasos a ningún disidente.

http://bit.ly/2p6jCEO  1- Desde Marea Socialista desmentimos que estemos en conversaciones con el Dip. Julio Borges y PJ como organización
Tanto la MUD como Soy Venezuela han sido criticadas por no ofrecer información concreta sobre cómo piensan alcanzar ciertos objetivos. En el caso de Soy Venezuela, la meta es ‘la salida de Maduro de la presidencia’. ¿Cómo esperan persuadir a Maduro y a su entorno cívico-militar de separarse del poder?
Lo que nosotros hemos hecho es avalar la resolución aprobada en Toronto por el Grupo de Lima[conformado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú], donde se plantea la necesidad de una negociación para definir los términos de la salida de Maduro. Las opciones que la oposición le va a ofrecer al régimen son las que están contempladas en la Constitución Nacional. Por ejemplo, nosotros buscamos una salida cívica en 2016 cuando organizamos el referendo revocatorio. El que anuló ese proceso fue el régimen…
…precisamente…
...pero, ¿qué más les podemos ofrecer a estos narcotraficantes, a estos terroristas, a estos ladrones del erario público? Un juicio justo.
¿Cree usted que la promesa de un juicio justo persuada a Maduro y a su entorno de abandonar el poder?
Bueno, fíjese que la democracia fue tan virtuosa y magnánima que le permitió a Chávez aspirar a la presidencia de la República después de haber organizado dos golpes de Estado.
Esas ‘salidas cívicas’ no parecen interesarle mucho al actual estamento chavista. ¿No cree usted que las negociaciones terminarán arrojando opciones odiosas como, por ejemplo, la concesión de salvoconductos para corruptos, acuerdos de no extradición para narcotraficantes y garantías de amnistía para violadores de derechos humanos?
No. Lo que podemos ofrecerles es lo que está en la Constitución Nacional.


Ver el video06:46

Ledezma: “Los tentáculos del narcotráfico llegan hasta los altos poderes públicos”

Usted no luce tan radical como lo pintan… Soy Venezuela llama a formar un Gobierno de transición que convoque a elecciones libres. ¿Existen coincidencias entre esa propuesta y las de quienes están a favor de solicitar una intervención militar estadounidense, la instauración de una dictadura antichavista para el restablecimiento de la República y la economía, y la posterior restauración de la democracia?
No, ese tipo de cosas sólo las hace Maduro, que mete a los militares cubanos en Venezuela: en los cuarteles, en los hospitales, en todas partes.
¿Propuestas como el ‘plan de veinte puntos’ del abogado Juan Carlos Sosa Azpúrua, muy popular en Twitter, no son una referencia para los proyectos de Soy Venezuela?
Esas son ideas que se respetan porque nosotros creemos en la libertad de pensamiento. Pero ninguno de los líderes de la oposición está planteando que fuerzas extranjeras invadan a Venezuela.
¿Se cree usted en capacidad de asumir la jefatura de un Gobierno de transición o de un Gobierno en el exilio?
No, no, no. Yo lo que estoy haciendo es colaborar para ver cómo sacamos a Venezuela de la tragedia en que vive, organizando a los venezolanos dentro y fuera del país. Mi cabeza está llena de buenos pensamientos y de trabajo unitario para contribuir a liberar al país.
Otra queja recurrente entre los propios antichavistas es la falta de alternancia en las posiciones de mando de los partidos. ¿No es hora de que usted y otros líderes le abran paso a la generación de relevo o, por lo menos, a caras nuevas? Sobre todo considerando que hay varios dirigentes opositores acusados de haber recibido sobornos de la constructora brasileña Odebrecht: Manuel Rosales y Pablo Pérez, exgobernadores del estado Zulia; Henrique Capriles Radonski, exgobernador de Miranda; Carlos Ocariz, exalcalde del municipio caraqueño de Sucre; y usted mismo.



Antonio Ledezma también fue beneficiario de Odebrecht, a cambio de no entorpecer sus obras y facilitar permisoshttp://bit.ly/ARMANDOOdb2
Eso es absolutamente falso. Yo no tengo nada que ver ni con Odebrecht ni con ninguna otra empresa... Y en lo que respecta a las caras nuevas, le puedo decir que yo soy menor que Hugo Chávez, a quien ustedes siguen venerando aún después de muerto…
¿A quién se refiere cuando me dice ‘ustedes’?
…bueno, me refiero a los chavistas… La pregunta que usted me hace debería hacérsela más bien a Maduro, porque el chavismo sigue teniendo como emblema al ex vicepresidente de Venezuela José Vicente Rangel, que es un poquito más viejo que yo.
¿Aparte de España, en qué otros Estados europeos podría o querría usted recibir asilo? ¿En Alemania?
No, no, no. Yo no descarto ningún país. En todo caso, ese es un tema que estoy discutiendo con nuestros equipos para definir dónde vamos a afincar nuestra base de operaciones.
Usted niega estar recibiendo dinero de Gobiernos o fundaciones. ¿Cómo sobrevive y costea sus viajes por el mundo?
Este periplo lo ha costeado el Parlamento Europeo. Y si usted está interesado en hacer una donación, pues, se lo agradezco; eso nos ayudaría a pagar cualquier viaje que hagamos por el mundo.
¿Qué respaldos ha conseguido usted en sus visitas a otros países? ¿Qué otros Estados están dispuestos a emitir sanciones contra funcionarios chavistas de alto rango?
Eso lo anunciarán los propios jefes de Gobierno en su debido momento.
¿Puede decir por lo menos en qué continentes ha recibido respuestas favorables en ese sentido?
En todos los continentes que hemos visitado.

Autor: Evan Romero-Castillo (DZC)

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