08 agosto, 2015 2:00 am
EL AUTOR
Rafael Peralta Romero es un periodista de oficio, profesor de literatura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Y sobre todo un escritor fervoroso. Cultiva el género infantil, la poesía y la narrativa, donde destacan sus novelas, aunque sin restar méritos a su cuentística. Desde que conozco a Peralta Romero, coincidimos en algo: no se puede ser un narrador escribiendo cuentos y novelas sin historia. En nuestro país hubo una moda muy en boga, no felizmente superada del todo, donde la influencia de autores muy reconocidos dentro del ámbito literario latinoamericano llevó a muchos cuentistas a unos niveles de experimentación que sus obras no eran más que quebraderos de cabeza, en las cuales el lector no encontraba muchos asideros para mantenerse atados a una trama.
Rafael Peralta Romero es un periodista de oficio, profesor de literatura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Y sobre todo un escritor fervoroso. Cultiva el género infantil, la poesía y la narrativa, donde destacan sus novelas, aunque sin restar méritos a su cuentística. Desde que conozco a Peralta Romero, coincidimos en algo: no se puede ser un narrador escribiendo cuentos y novelas sin historia. En nuestro país hubo una moda muy en boga, no felizmente superada del todo, donde la influencia de autores muy reconocidos dentro del ámbito literario latinoamericano llevó a muchos cuentistas a unos niveles de experimentación que sus obras no eran más que quebraderos de cabeza, en las cuales el lector no encontraba muchos asideros para mantenerse atados a una trama.
Aunque es algo extraliterario, los amigos de Rafael Peralta Romero, entre los que me cuento, lo consideran un buen individuo, un caballero, solidario y afable. A veces es mejor tener a un buen ser humano y no a un buen escritor mal ser humano. En Peralta Romero tenemos una magnífica combinación de buen hombre y buen escritor.
ELLA Y TÚ: UNA NOVELA DE UN GÉNERO PELIGROSO
Es muy usual que muchos escritores se sientan tentados por el género erótico. Se tiene la creencia, casi siempre errónea, de que el sexo es un atractivo para los lectores. También que es fácil describir, contar escenas eróticas. De hecho, el erotismo es una de las mayores trampas en la narrativa. Ha sido muy usado a lo largo de la historia de la literatura y han sido muchos los grandes autores que han tropezado con una enorme roca y han ido a dar de bruces al suelo. Mario Vargas Llosa, desde mi punto de vista, es uno de estos autores que han incursionado en el género erótico con poca fortuna, a pesar de la fama de obras como Elogio de la Madrasta y Los Cuadernos de Don Rigoberto.
Es muy usual que muchos escritores se sientan tentados por el género erótico. Se tiene la creencia, casi siempre errónea, de que el sexo es un atractivo para los lectores. También que es fácil describir, contar escenas eróticas. De hecho, el erotismo es una de las mayores trampas en la narrativa. Ha sido muy usado a lo largo de la historia de la literatura y han sido muchos los grandes autores que han tropezado con una enorme roca y han ido a dar de bruces al suelo. Mario Vargas Llosa, desde mi punto de vista, es uno de estos autores que han incursionado en el género erótico con poca fortuna, a pesar de la fama de obras como Elogio de la Madrasta y Los Cuadernos de Don Rigoberto.
En cuanto al manejo del tema por parte de Peralta Romero, hay que decir que en gran medida ha logrado salir incólume del enorme reto que implica escribir una novela con altos niveles de erotismo. “Era una caperucita muda, no preguntaba nada; ni por tus ojos ni por tus manos ni por tu boca. Oh, no era muda del todo porque te dijo:
-Déjame tranquila.
Pero seguiste en tu afán de devorarla. Y le hablabas con fingida voz de lobo. Ella no entendía el milagro de tu alegría, no podías ser tú quien hiciera aquello. ¿Qué obró sobre ti para ese cambio?, se preguntaba. La persecución continuó, ella delante, tú detrás. La casa era el bosque. Ella huía a esconderse en lugar seguro. Fuiste más ágil y la atrapaste en el lugar más deseado de la casa: entrando a la alcoba”.
Es cierto que a veces cae en la trampa de la cursilería a través de las expresiones de sus personajes, especialmente de un galán llamado Ángel Amado (si nos fijamos bien, alguien con ese nombre está obligado a ser cursi); pero es indudable que en cuestiones de amor y sexo la cursilería es un ingrediente exquisito y hasta necesario.
Otro de los hallazgos de esta novela consiste en los frecuentes chispazos de humor en medio de las situaciones eróticas. Ya se sabe que el erotismo sin humor termina siendo pornografía.
-Déjame tranquila.
Pero seguiste en tu afán de devorarla. Y le hablabas con fingida voz de lobo. Ella no entendía el milagro de tu alegría, no podías ser tú quien hiciera aquello. ¿Qué obró sobre ti para ese cambio?, se preguntaba. La persecución continuó, ella delante, tú detrás. La casa era el bosque. Ella huía a esconderse en lugar seguro. Fuiste más ágil y la atrapaste en el lugar más deseado de la casa: entrando a la alcoba”.
Es cierto que a veces cae en la trampa de la cursilería a través de las expresiones de sus personajes, especialmente de un galán llamado Ángel Amado (si nos fijamos bien, alguien con ese nombre está obligado a ser cursi); pero es indudable que en cuestiones de amor y sexo la cursilería es un ingrediente exquisito y hasta necesario.
Otro de los hallazgos de esta novela consiste en los frecuentes chispazos de humor en medio de las situaciones eróticas. Ya se sabe que el erotismo sin humor termina siendo pornografía.
MÁS ALLÁ DEL EROTISMO
Pero el erotismo tal vez no sea el mayor de los temas abordados en Ella y Tú. Percibimos por encima de todo la decadencia de las relaciones de pareja, las perennes insatisfacciones de los casados. Esa vida llena de frustraciones que se ven obligados a llevar infinidad de seres humanos a lo largo y ancho del planeta. Porque hay que ser honestos: de cada cien parejas, noventa sienten más frustración que felicidad; muchas más están dentro de una casa sin puerta ni ventanas de la que quisieran escapar pero que no saben cómo, que de una casita de campo con flores desde la que se perciben los susurros de un arroyuelo.
Pero el erotismo tal vez no sea el mayor de los temas abordados en Ella y Tú. Percibimos por encima de todo la decadencia de las relaciones de pareja, las perennes insatisfacciones de los casados. Esa vida llena de frustraciones que se ven obligados a llevar infinidad de seres humanos a lo largo y ancho del planeta. Porque hay que ser honestos: de cada cien parejas, noventa sienten más frustración que felicidad; muchas más están dentro de una casa sin puerta ni ventanas de la que quisieran escapar pero que no saben cómo, que de una casita de campo con flores desde la que se perciben los susurros de un arroyuelo.
Además, Ella y Tú explora la conducta común entre los hombres casados; no basta una mujer, es una necesidad casi ontológica tener a alguien más, a esa otra que nos haga sentir realizados dentro de nuestra visión machista del mundo. Asimismo, ahonda en la personalidad de ciertos individuos, que, sin aparentes motivos se vuelven una piedra de hiel que va destilando su amargura en todas direcciones, como es el caso de Filipo Deive.
EL PUNTO DE VISTA DEL NARRADOR
Ella y Tú está narrada por dos tipos de narradores. El narrador omnisciente y el narrador en segunda persona, instalado en el tú. Así vemos que todo lo referente a Ella, Yiraisis y Ángel Amado, está narrado desde el punto de vista del narrador que lo ve y lo sabe todo. Es el narrador más común en el mundo narrativo, no necesariamente el más eficaz. En cambio, todo lo concerniente al personaje Tú, Deive, se cuenta en segunda persona, un punto de vista del narrador bastante complejo y que Peralta Romero maneja con la suficiente destreza como para quedar muy bien parado.
Ella y Tú está narrada por dos tipos de narradores. El narrador omnisciente y el narrador en segunda persona, instalado en el tú. Así vemos que todo lo referente a Ella, Yiraisis y Ángel Amado, está narrado desde el punto de vista del narrador que lo ve y lo sabe todo. Es el narrador más común en el mundo narrativo, no necesariamente el más eficaz. En cambio, todo lo concerniente al personaje Tú, Deive, se cuenta en segunda persona, un punto de vista del narrador bastante complejo y que Peralta Romero maneja con la suficiente destreza como para quedar muy bien parado.
LOS PERSONAJES
Sin dudas, Tú, el personaje encarnado por Deive, es el mejor logrado dentro de la trama. Los oficios a los que se dedica van muy en consonancia con su lúgubre personalidad: primero oficial de un banco, luego administrador de una funeraria, donde se acentúa su carácter agrio e introspectivo. Deive además es un hombre que vive en un mundo virtual y su sexualidad está matizada por sus constantes visitas a las páginas que ofrecen sexo virtual, de ahí que esa conducta lo lleve a alejarse de su esposa, al extremo que ella siente una fuerte merma en su autoestima y se pregunta qué tengo para que este hombre ni siquiera me mire. Así es como, sin buscarlo ni quererlo, termina en la cama de otro.
Los otros personajes, Yiraisis y Ángel Amado tienen en común la necesidad de llenar vacíos que se han venido produciendo a lo largo de años de relaciones maltrechas.
Sin dudas, Tú, el personaje encarnado por Deive, es el mejor logrado dentro de la trama. Los oficios a los que se dedica van muy en consonancia con su lúgubre personalidad: primero oficial de un banco, luego administrador de una funeraria, donde se acentúa su carácter agrio e introspectivo. Deive además es un hombre que vive en un mundo virtual y su sexualidad está matizada por sus constantes visitas a las páginas que ofrecen sexo virtual, de ahí que esa conducta lo lleve a alejarse de su esposa, al extremo que ella siente una fuerte merma en su autoestima y se pregunta qué tengo para que este hombre ni siquiera me mire. Así es como, sin buscarlo ni quererlo, termina en la cama de otro.
Los otros personajes, Yiraisis y Ángel Amado tienen en común la necesidad de llenar vacíos que se han venido produciendo a lo largo de años de relaciones maltrechas.
A MODO DE COLOFÓN
Ella y Tú es una obra que se lee con placer y mucho interés. Un aspecto muy interesante de ella, entre otros tantos, es el recurso de la intertextualidad, ya que el autor recurre con frecuencia a insertar fragmentos de poemas, artículos, y del mundo de las redes sociales.
Es, desde mi punto de vista, la obra de mayor vuelo literario de este autor que ha merecido importantes premios literarios.
Ella y Tú es una obra que se lee con placer y mucho interés. Un aspecto muy interesante de ella, entre otros tantos, es el recurso de la intertextualidad, ya que el autor recurre con frecuencia a insertar fragmentos de poemas, artículos, y del mundo de las redes sociales.
Es, desde mi punto de vista, la obra de mayor vuelo literario de este autor que ha merecido importantes premios literarios.
En este texto muchos podríamos reconocernos, encontrarnos. Las situaciones que se desarrollan a lo largo de la trama bien podrían tocar a muchos de nosotros. Nadie está exento de las dificultades por las que atraviesan estos personajes y, por lo tanto, mientras leemos Ella y Tú podríamos decir, mira, aquí estoy yo. Incluso, esta obra nos hace reflexionar acerca del complejo mundo de las relaciones hombre-mujer, algo muy importante cuando esto sucede, y más cuando el autor da connotaciones claras de que su obra no tiene fines doctrinarios ni morales, sino, como es este caso, literarios.
Esta obra es muy recomendable para lectores que pudieran estar viviendo, o que hayan vivido, ciertos traumas comunes a las parejas que llevan un buen tiempo manejando esa compleja empresa llamada matrimonio.
http://hoy.com.do/ella-y-tu-novela-de-rafael-peralta-romero/
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