sábado, 15 de agosto de 2015

Las derechas y la constituyente soberana | Narciso Isa Conde

Narciso Isa CondeLas derechas y la constituyente soberana
14 de Agosto del 2015


Narciso Isa Conde
Este Estado se sigue pudriendo a la carrera y de las votaciones del 2016 –tal y como han sido condicionadas- no puede salir una opción que cambie esa tendencia nefasta, que está poniendo en riesgo todos los valores, la convivencia normal entre los seres humanos de esta isla, la vida y la seguridad de la misma en el más amplio sentido de la palabra.
Por eso, crece la necesidad de otro Estado, otras instituciones, otro sistema jurídico-político y otro régimen económico y social basado en una nueva Constitución surgida de una constituyente popular y soberana. 
Adversarios históricos y actuales
Los partidos de derecha -los que han dominado y dominan el Congreso o Asamblea Legislativa y las alcaldías (desde el 1966 hasta la fecha)- son parte de la muralla despótica, autoritaria, clientelista, corrupta, subordinada a la gran burguesía local y transnacional, que se opone rabiosamente al establecimiento de un Poder Constituyente independiente de ese Congreso. Rechazan una asamblea constituyente participativa, soberana, popular, electa directamente, con nuevas normas democráticas, por el voto popular, aunque algunos de ellos, demagógicamente, cuando han estado en la oposición la han incluido en sus circunstanciales programas de gobierno. 
En su gran mayoría, los diputados, senadores y senadoras de esos partidos –y sus respectivas cúpulas- jamás por voluntad propia se arriesgarían a dejar de ser Asamblea Revisora de la Constitución, cediéndole el poder a la Constituyente Popular y Soberana.
Igual esos partidos están comprometidos con lo esencial de la Constitución del 2010: una Constitución reaccionaria, neoliberal, antidemocrática. Ellos/as, además, o fueron siempre opuestos o renegaron del proceso que creó la  Constitución de 1963, la más avanzada de nuestra historia republicana.
Esa Constituyente tendría la misión de elaborar una nueva Constitución mediante un amplio debate que redefina  las instituciones del Estado, el país y la sociedad a que aspira el pueblo dominicano. Por eso la rechazan y resulta impensable que esta “clase política” va a aceptar en lo adelante involucrarse voluntariamente en la convocatoria de una Constituyente Popular y Soberana, que de alguna manera afectaría su status dictatorial actual, sus  intereses y ambiciones.
No habrá constituyente si no se la imponemos en las calles
La verdad es que no habrá Constituyente si no se la imponemos desde las calles, campos, centros de trabajo y de estudio; mediante un gran clamor y una movilización popular multitudinaria; no la habrá si no creamos la conciencia en la sociedad que la demande; a partir de denunciar y lograr que ella capte la realidad de un Estado podrido y dictatorial como éste, y se decida a reemplazarlo. 
No habrá Constituyente si no resquebrajamos, con el pueblo movilizado en torno a sus demandas vitales,  esta institucionalidad corrompida, asaltada y asaltable por políticos y empresarios mafiosos.
No habrá Constituyente si no se derrota políticamente y por vía no institucional la dictadura política imperante y su sistema electoral viciado, creando una situación de ingobernabilidad bajo este injusto y decadente orden jurídico-político basado en la Constitución del 2010 y forzando a establecer otras reglas de juego.
Ejemplos suramericanos a valorar
Así precisamente aconteció en Venezuela, Ecuador y Bolivia cuando se pudrieron las viejas instituciones y el modelo neoliberal  generó una especie de catástrofe social como es la actual tendencia en nuestro querido país y en la isla.
En esos tres países suramericanos la insubordinación contra los regímenes antidemocráticos y neoliberales de turno, y las luchas y propuestas por la Constituyente antecedieron a las victorias electorales de Chávez, Correa y Evo. Sus liderazgos no se fraguaron desde partidos electoralistas, en sucesivas votaciones, sino en levantamientos cívicos-militares, sociales, indígenas… que al calor de las grandes demandas se politizaron ante la resistencia al cambio de las derechas y  los movimientos en lucha  incluyeron el reclamo del Poder Constituyente como exigencia política.
Esos tres líderes emergentes participaron y ganaron elecciones después de desarticular las maquinarias tramposas, crear nuevas situaciones y sembrar en las mentes de sus pueblos la idea de la Constituyente y los contenidos transformadores de una nueva Constitución.
Ninguno aceptó pasivamente el orden institucional y todos esgrimieron la Constituyente previamente. Incluso Chávez contribuyó a tumbar a Carlos Andrés Pérez y dejó de participar en dos elecciones; y en Ecuador y Bolivia tumbaron previamente varios presidentes.
Eso, si lo analizamos con detenimiento, es inocultable. Pero aquí el electoralismo oportunista de ciertos ex-izquierdistas, que dicen ser partidarios de esos procesos, es tan inconsistente, que aprovechándose del desconocimiento por la gente de esos hechos, se empeñan en falsear la historia reciente del continente para justificar su integración al sistema desde un endeble progresismo, ya sea a la cola de los partidos tradicionales o como polo independiente.
http://z101digital.com/app/article.aspx?id=165371

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