López Obrador Moméntum
Sin saberlo, Trump se ha convertido en el mejor apoyo de AMLO de cara a las elecciones de 2018
Las estrellas se han alineado a favor de Andrés Manuel López Obrador en su camino a la presidencia de México en las elecciones de 2018, tras buscarla infructuosamente en 2006 y 2012. En su círculo interno están convencidos de que el tercer intento será el bueno, y los sondeos de preferencias electorales parecerían darles la razón. Por el momento.
Trump seguramente consideraría que López Obrador es un bad man en el caso hipotético de que supiera quién es
Y el momento es Donald Trump. En 2006 el presidente Vicente Fox quiso desaforar a López Obrador para impedirle participar en las elecciones, pretextando una minucia legal del entonces alcalde la ciudad de México. Sin proponérselo lo convirtió en víctima y de paso lo hizo famoso a escala nacional.
Trump seguramente consideraría que López Obrador es un bad man en el caso hipotético de que supiera quién es. Pero, sin saberlo, se ha convertido en su mejor apoyo de cara a las elecciones.
Por un lado, la hostilidad en contra de México del nuevo mandatario y la débil y errática respuesta del Gobierno de Peña Nieto han minado drásticamente las posibilidades de que el PRI pueda conservar el poder el próximo año. Los niveles de aprobación del presidente mexicano son los más bajos desde que existen mediciones (12% la más reciente).
Luis Videgaray se ha convertido en una especie de Rasputín en la oreja del soberano
Y peor aún, el partido en el poder carece de candidatos competitivos para presentar en las urnas. El superministro Luis Videgaray, hoy en la Cancillería, antes en la Secretaría de Hacienda, se ha convertido en una especie de Rasputín en la oreja del soberano. Gracias a su presunta relación con el yerno de Trump, ha logrado que el presidente lo ponga al frente de las negociaciones con Estados Unidos. Y Videgaray lo ha aprovechado para someter al resto del Gabinete y, de paso, dinamitar las posibilidades de otros candidatos de su partido. La tragedia para el PRI es que el propio Videgaray es invendible en una boleta electoral, pues su popularidad es aún más baja que la del presidente Peña Nieto.
Miguel Ángel Osorio, secretario de Gobernación, el priista mejor calificado en las encuestas y rival personal de Videgaray, ha sido poco menos que borrado del mapa. Eso sin considerar que las posibilidades del propio Osorio estaban comprometidas por el trágico saldo en materia de seguridad pública, un tema de su responsabilidad. Enero de 2017 fue el mes más sangriento en lo que va del sexenio y se da por descontado que la gestión de Peña Nieto terminará con peores cifras que la de Felipe Calderón.
El PAN, la principal alternativa al PRI, tampoco queda bien parado tras el tsunami Trump. Los dos principales candidatos, Margarita Zavala, esposa del expresidente Calderón, y Ricardo Anaya, el muy joven presidente del partido, proyectan una imagen de relativa debilidad frente a un vecino tan hostil como poderoso. Las agendas políticas de Zavala (familia, mujer, educación, protección de la infancia) súbitamente han pasado a segundo plano ante la posibilidad de una guerra comercial, una crisis migratoria y, en general, el desafío que supone una Casa Blanca de espíritu punitivo.
El impopular aumento a la gasolina convierte a López Obrador en abanderado del malestar popular
El discurso nacionalista y populista del candidato de la izquierda empata con el agravio de muchos mexicanos ofendidos y preocupados por el bullying del vecino. Se trata, además, de un discurso que López Obrador ha afinado a lo largo de una década, limando sus ángulos tremendistas, en un esfuerzo por atraer a los sectores medios y sacudirse la acusación de sus rivales de constituir un “peligro para México”. Sus llamados a la amnistía política, a la conciliación, a la unidad en torno al presidente en estos momentos, intentan deslindarlo del belicoso candidato que alguna vez amonestó a Vicente Fox con un “cállate chachalaca”.
Y, a diferencia del caso de Zavala, temas claves de la agenda de López Obrador han adquirido mayor relevancia: la defensa del petróleo y el combate a la corrupción. El impopular aumento a la gasolina, atribuible en última instancia a la ineficacia y la corrupción en Pemex, lo convierten en abanderado del malestar popular. Los incesantes escándalos por los excesos de gobernadores y clase política contrastan con su austeridad.
El problema para López Obrador es que aun faltan 16 meses para las elecciones. En cierta manera, él ya estuvo aquí. En 2006 superaba por más de 10 puntos a Calderón en la intención de voto cinco meses antes de la elección. Atlanta aventajaba por 21 puntos a Nueva Inglaterra en el tercer cuarto, y perdió; le sobró el último cuarto. ¿Le sobrarán meses al líder de la izquierda? Él espera que no, Trump mediante. http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/08/mexico/1486589364_928907.html?id_externo_rsoc=TW_CC
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