Es el momento en que surgen los verdaderos líderes políticos, los auténticos conductores en las coyunturas en que se enfrentan las fuerzas de cambio contra las de la continuidad de un sistema corrupto
Con el llamado frente patriótico, en 1996, en este país se inició un proceso de sostenido deterioro de los valores esenciales de la democracia y de acentuación de la corrupción en todos los segmentos de la sociedad dominicana. El pacto que acaban de suscribir Danilo Medina y Leonel Fernández y que englobaría los cascarones del PRD y del PRSC, formando un bloque de la indignidad, constituye la culminación de ese proceso y el inicio de un necesario deslinde político en esta sociedad.
Con ese pacto, se aprueba una repostulación del presidente Medina y simultáneamente se confirma la repetición en las listas electorales para el 2016 a todos los legisladores y autoridades municipales elegidas en el 2010, sin someterse a aprobación de las instancias de las organizaciones políticas envueltas en ese pacto. Un acto de procacidad política sin parangón en la historia política de este país y quizás del mundo entero.
Su contenido y la forma en que llegó a su culminación evidencia el grado de degeneración política y personal de sus principales suscribientes y de sus más activos impulsores. Dos días antes de su firma, Leonel acusaba a Danilo de deshonesto, pero, necesitados de impunidad, poder y dinero, sus seguidores lo obligaron a una transacción que lo sacan del juego político, sin una pizca de decoro. Termina haciendo una rabieta de muchacho malcriado, luego de gobernar durante 12 años como muchacho soberbio y caprichoso.
La lujuria del poder une un amasijo de siglas y de políticos sin principios, para impulsar la reelección de una figura cuya única palabra es la soberbia del silencio y cuyo proyecto de sociedad está basado en el cinismo político para impulsar un proyecto de poder asentado en la corrupción para acumular riqueza.
Ante esta circunstancia, los diversos sectores de esta sociedad que creen en los valores esenciales de la democracia, de la justica y la decencia en la práctica política, social y personal no pueden limitarse a meras condenas testimoniales. Ese pacto plantea un deslinde entre ese bloque de la indignidad y los sectores arriba referidos. Ese deslinde obliga a que se constituya un sólido bloque opositor, sin fisuras y con una clara conciencia unitaria. Pero ya.
Ese bloque de la indignidad no es sólo el resultado del deseo de seguir amasando riqueza ni de la lujuria del poder y degeneración de quienes lo integran, sino de su incapacidad de seguir gobernando siguiendo las reglas de la democracia. Los diputados, senadores y autoridades municipales no pueden seguir amasando fortuna, al tiempo de someterse al escrutinio de las bases de sus partidos y del cuerpo electoral para ser elegidos democráticamente y por eso recurren a un pacto que les ofrece la perspectiva de prolongar sus mandatos por 4 años más que sumados a 6 que tendrían en ejercicio sumaría 10 años. Una ignominia.
En el intento de lograr sus aspiraciones, el gobierno de Danilo, el del PLD, tendrá que recurrir al dinero de las arcas públicas para financiar sus campañas con dinero y obras puntuales que les deja dinero y eso tendrá un costo económico para el país, pero de alguna manera también un costo político para Danilo, para el PLD. Ahí radica gran parte de las debilidades de ese pacto, pues se basa en la imposibilidad de esos grupos de seguir gobernando como antes los hacían, lo cual permite preguntarnos: hasta cuándo podrá durar un pacto asentado en esas bases.
En tal sentido, la sumatoria de siglas e indignidades del nuevo ¨frente nacional/patriótico”, sin dejar de constituir un real peligro para esta nación, sin dejar de tener una significativa oportunidad de constituirse en poder, nace con importantes debilidades y con problemas de no fácil solución. Nace negando valores esenciales de la democracia y es precisamente en el plano de la lucha por la democracia, contra la corrupción y saqueo de los bienes públicos donde mejores perspectivas políticas se crean para un aglutinamiento de todo aquel que valora la libertad y el decoro.
Nadie está obligado a renunciar a sus convicciones políticas, a sus proyectos a largo alcance, pero este es el momento en que se impone la madurez, la responsabilidad y la imaginación política para crear ese aglutinamiento de fuerzas, de crear ese bloque opositor. Es el momento en que surgen los verdaderos líderes políticos, los auténticos conductores en las coyunturas en que se enfrentan las fuerzas de cambio contra las de la continuidad de un sistema corrupto y depredador de la riqueza del país.
El deslinde está planteado, la pelota está en nuestro campo. Toca a nosotros dar el siguiente paso en una batalla en que está en juego el destino de este país. http://acento.com.do/2015/opinion/8254360-un-pacto-afrentoso-y-un-deslinde-necesario/
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