Por JOSÉ LOIS MALKUN
En el año 1997 se exportaron 396 mil quintales de café en grano, generando divisas por US$60,9 millones con un precio por quintal de US$153. En el año 2000 ese volumen exportado había descendido a 195 mil quintales, con un valor de US$20,7 millones, 63% menos que tres años atrás.
En esto influyó la enfermedad de la roya que mermó drásticamente la producción y las exportaciones sin que las autoridades del sector agropecuario hicieran algo para evitarlo. También el precio del café descendió en ese periodo un 30%.
A partir del 2000 y hasta el 2005 la exportación de café en grano siguió descendiendo hasta caer a 54 mil quintales en el 2005, con un valor de exportación de US$7,6 millones.
En el 2001 se inició un programa de rehabilitación de cafetales que comenzó a dar sus frutos a partir del 2006, cuando la exportación alcanzó 160 mil quintales con un valor de US$19 millones (US$119.4 el quintal).
Pero a partir del 2007 las exportaciones vuelven a descender gradualmente hasta llegar a un mínimo de 49 mil quintales en el 2010, periodo en que precisamente los precios internacionales estaban en su mejor momento. En el 2010 se exportaron US$9,019 millones a US$180 el quintal.
En los dos años siguientes (2011-2012), las exportaciones se recuperan alcanzando un promedio anual de 110 mil quintales con lo que se generan divisas por US$56.5 millones en los dos años.
En el 2013 la producción registra otra fuerte caída, cuando las exportaciones se redujeron a US$16.9 millones, con un precio promedio de US$175 el quintal.
Analizando estas cifras, es impresionante el deterioro en la producción y exportación de café en los últimos 18 años. Según las partidas arancelarias, el país viene importando café en sus diferentes modalidades, desde hace varios años y solo en el 2013 importó US$15,515 millones (valor CIF), prácticamente la misma cantidad exportada en ese año.
Las razones de ese descalabro, según los técnicos, es la enfermedad de la roya, combinada con los bajos precios internacionales. Sin embargo, lo de los precios bajos es relativo porque el país no aprovechó varios años de buenos precios que fueron precisamente años de muy baja producción.
Para luchar contra la roya hay que invertir muchos recursos, que un renglón como el café, a la larga, se convierte en ganancia. Fue uno de los grandes pilares de las exportaciones dominicanas desde hace dos siglos y no hay razón para dejarlo morir. Además, el café es un protector natural del medio ambiente, reduciendo la degradación de los suelos en laderas y zonas montañosas. Genera miles de empleos y mueve la economía rural como muy pocos renglones lo hacen.
Eso nos lleva al proyecto que desarrolla en Hato Mayor el buen amigo Rafael Perelló, un emprendedor natural al que no le faltan recursos, conocimientos y capacidades para entender la importancia de invertir en la producción de café, donde su empresa Induban exporta y además controla un importante porcentaje del mercado interno.
Y lo está haciendo en grande, con variedades altamente productivas y más resistentes a las enfermedades. Ojalá que el Presidente Medina aproveche su visita a la finca de Perelló para lanzar una cruzada en defensa del café, combatiendo la roya y rehabilitando las plantaciones a nivel nacional.
Además, todos los productores y exportadores de café deben aunar esfuerzos para introducir variedades que mejoran sustancialmente la productividad, ya que según el señor Perelló, la suya supera 40 veces el promedio nacional.
Es absurdo e inconcebible que de ser un gran exportador nos convirtamos en un gran importador.
http://hoy.com.do/el-cafe-de-perello/ dic 4 1015
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