sábado, 23 de mayo de 2015

Órganos de partidos y autoritarismo / Por Eddy Olivares Ortega

Por Eddy Olivares Ortega. 22 de mayo de 2015 
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Eddy Olivares Ortega

Licenciado en Derecho y Postgrado en Derecho Penal, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Magíster en Derecho Constitucional y Derechos Fundamentales, Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y Maestría en Derecho Constitucional y Derechos Fundamentales, Universidad de Castilla La Mancha (UCLM), España. Desde el año 2006 Miembro Titular de la Junta Central Electoral (JCE).
El sociólogo alemán Max Weber, en una definición que permanecerá vigente mientras existan los partidos, se refirió a estos como “las formas de “socialización” que descansando en un reclutamiento (formalmente) libre, tienen como fin proporcionar poder a sus dirigentes dentro de una asociación y otorgar por ese medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales (la realización de fines objetivos o el logro de ventajas personales o ambas cosas)”.
Muchas formaciones políticas que en el pasado lucharon por la democracia y la libertad, en la actualidad en lugar de perseguir nobles ideales en beneficio del pueblo, han pasado a ser instrumentos al servicio exclusivo de los intereses particulares de sus élites.
En ese sentido, partidos como el Revolucionario Dominicano y el de la Liberación Dominicana, que en su origen fueron organizaciones de cuadro que adoptaron el centralismo democrático, le siguieron los pasos al conservador Partido Reformista, para terminar convirtiéndose en partidos electorales de masa o, conforme a la teoría de Kirchheimer, partidos escoba, sin ideologías y sin otro objetivo que el de alcanzar el poder para provecho, principalmente, de sus cúpulas. 
En su reconocida Enciclopedia de la política, el jurista ecuatoriano Rodrigo Borja, describe el centralismo democrático como “la expresión eufemística y equívoca que utilizaron los ideólogos y líderes marxistas para designar el sistema de toma de decisiones en los partidos comunistas y en sus gobiernos. De hecho, tales decisiones se tomaban en la cúpula del aparato partidista, sin consulta con las bases, que luego se ejecutaban en el gobierno, dentro del paralelismo estructural que existía entre ellos”.
De su lado, el Partido Comunista de China sigue aplicando el principio de subordinación de la minoría a la mayoría, del militante a la organización, del nivel inferior al superior y de todo el partido al Comité Central.
Los críticos más destacados del centralismo democrático fueron la dirigente comunista Rosa Luxemburgo, quien criticó duramente a Lenin en 1904 por su idea de formar un partido vertical cuyo poder central “piensa, crea y decide por todos” y León Trotsky, quien sostuvo que “estos métodos de Lenin conducen (…) a que la organización ocupe el lugar del partido; luego el comité central sustituya a la organización del partido, y, en último término, un ‘dictador’, al comité central”.
En razón de que los partidos políticos a que hemos hecho referencia, al igual que los de otros países de la región, fueron estructurados, en principio, con el fin de luchar para derrocar las salvajes y crueles dictaduras que prevalecieron durante casi todo el siglo XX en nuestra América Latina, se justificaba que hicieran uso, entonces, de la receta marxista leninista del centralismo democrático como expresión de democracia interna.
Sin embargo, no se puede admitir que muchos años después, como detenidos en el tiempo, herederos indignos de sus líderes históricos, cínicamente, reivindiquen el centralismo democrático, para exigir el acatamiento de las decisiones de sus órganos de dirección.
El centralismo democrático en el que todas las resoluciones de los órganos superiores de los partidos, sin importar que estén conforme o no con la Constitución y las leyes, son incondicionalmente obligatorias para los inferiores, no tiene cabida en un Estado Social y Democrático de Derecho, en el que la democracia interna se encuentra constitucionalizada y los militantes y dirigentes de los partidos tienen el amparo de la justicia para protegerse de las arbitrariedades.
http://acento.com.do/2015/opinion/8251110-organos-de-partidos-y-autoritarismo/

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