sábado, 23 de mayo de 2015

Abinader, Leonel y Vargas Maldonado Por Felipe Ciprián

Por Felipe Ciprián. 22 de mayo de 2015 
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Felipe Ciprián

Es licenciado en Ciencias de la Comunicación Social y como periodista fue jefe de redacción de El Caribe, del diario Hoy y de Listín Diario, en los que además se desempeñó como editorialista y columnista.
Miguel Vargas Maldonado no puede permitir que le cuenten los votos como candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en las elecciones del 15 de mayo de 2016. Por eso, lograr una alianza para postular a un candidato popular  en la boleta del partido blanco es de vida o muerte para él.
Si permite que le cuenten los votos, pondrá en evidencia lo que ya dicen las encuestas: no pasa de un 5 % en las preferencias del electorado. Con ello logrará el milagro inverso de lo que debe ser la aspiración de todo político: restar en lugar de sumar.
Vargas Maldonado no tendría forma de explicar cómo es que durante su “liderato” perredeísta condujo a ese partido de derrota en derrota; de contar con mayoría en los cabildos, una holgada representación en el Senado y la Cámara de Diputados,  a ser minoría en los ayuntamientos, ni un senador y minoría en la Cámara Baja desde el año 2010 hasta la fecha.
Tampoco podría decir por qué un partido que por sí solo le reunió a él mismo 38.57 % de los votos como candidato presidencial en las elecciones de 2008 y que subió a 42.13 % en las elecciones de 2012 con Hipólito Mejía como aspirante, cae a un solo dígito con el propio Vargas Maldonado como candidato en 2016.
Por eso se ha convertido en un torero bien camuflado (dice que el PRD debe encabezar las coaliciones opositoras) detrás de alianzas con el propósito de que sea de otro y no de él la fotografía que se coloque en la casilla 1 del PRD en la boleta única de las elecciones presidenciales.
Sus preferencias deben andar porque sea Luis Abinader quien figure ahí y en último caso su socio Leonel Fernández si finalmente es defenestrado de la cúpula del consorcio en que ha devenido el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Si los dirigentes del Partido Revolucionario Moderno (PRM) cometen la estupidez de pactar con Vargas Maldonado y la fotografía de Abinader aparece en la casilla 1 del PRD, gran parte de la simpatía del joven aspirante presidencial –interna y externa- marcará el recuadro del partido blanco por entender que “es lo mismo”. Ahí está el detalle.
En el caso de que Abinader estuviere respaldado por el PRD, situado en la casilla número 1, el partido de Vargas Maldonado tiene amplias posibilidades de obtener más votos que el PRM, situado en la casilla número 25 en las pasadas elecciones, lo cual no se corresponde con la realidad.
Suponiendo que por alguna razón, que sin duda entra dentro del cálculo de posibilidades, Leonel fuera expulsado del PLD por no aplicar las decisiones del Comité Político y aspirara por otros partidos, Vargas Maldonado –sin un pacto con Abinader- no resistiría una propuesta de llevar en su boleta a su viejo aliado con tal de mantener al PRD como un partido puntero en el electorado, aunque sea con los votos del ex presidente Fernández.
Si cualquiera de estas dos excluyentes posibilidades se concreta a favor de Vargas Maldonado, no hay dudas de que el rey del PRD seguirá ordeñando al erario como partido mayoritario aunque sea con votos ajenos.
En el caso de Abinader, ya le he dicho en otro artículo que un pacto con Vargas Maldonado en lugar de sumar le resta prestigio a su candidatura. Si no lo entiende, dudo mucho que tenga la capacidad política como para poder reunir los votos suficientes para vencer al PLD en las elecciones.
Un pacto electoral entre el PRD y el PRM solo sería beneficioso para la candidatura de Abinader si se hace por las bases, jamás por las cúpulas porque Vargas Maldonado, en lugar de sumar, resta.
Los pactos políticos deben tener un mínimo de consistencia programática, de trayectoria ética y de hombradía entre quienes los acuerdan para luego pedirle respaldo al pueblo.
Cuando carecen de esos tres elementos, no hay diferencia entre un pacto político y una unidad de acción entre delincuentes, salvo que en estos últimos la traición se paga con la vida y muy frecuentemente con muchas muertes.
La advertencia está dada a tiempo, pero los que piensan son Abinader y los integrantes de su equipo político. Que ellos decidan según su apreciación del momento.
En el caso de Leonel, si pacta con Vargas Maldonado, Vincho Castillo y su Fuerza Progresista, entre otros, lo comprendo, pero igual dará a ellos más que lo que recibirá, lo cual no es un buen negocio en ningún ámbito.
http://acento.com.do/2015/opinion/8251120-abinader-leonel-y-vargas-maldonado/

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