23 ene 2015
Cuando vi la foto de la casita donde vivía Raidirys García, con sus padres, sus cuatro hermanos y dos hijos, me entristecí.
También me entristeció cuando supe que su familia, todos honrados y evangélicos, se habían mudado “por vergüenza”, porque aun quedan trabajadores pobres, pero dignos, que se avergüenzan.
Según lo que narra la prensa, la raso Raidirys García, ejercía como seguridad del director de la Central de Antinarcóticos, coronel Carlos V. Fernández Valerio, y recibió, según otro de los implicados, tres millones de pesos, con los cuales adquirió un apartamento de 2.6 millones y un carro de 400 mil pesos. Ella, según los vecinos, era deportista, e indignados insisten en que la utilizaron y que si no hubiera aceptado el soborno la hubieran matado.
¿Que es lo que me entristece?
El desorden de valores que tenemos hoy en el país y los pequeñisimos montos con los que se compra la digna pobreza de una persona, cuya aspiración, como la de todos, es tener una vivienda decente y un carrito en que moverse.
De esa aspiración no están exentos los miembros de la Policía Nacional, generalmente muchachos de los sectores mas empobrecidos que ven en la institución un escalera de ascenso para escapar la falta de oportunidades de la mayoritaria juventud pobre dominicana. Esos jóvenes policías son testigos, como todos nosotros, del robo público de los recursos nacionales por parte de destacados miembros de la clase política. ¿Cuantos de ellos podrían resolver sus problemas mas perentorios con lo que el patrimonio que se atribuye a Félix Bautista y Díaz Rúa?
¿Y sus jefes? ¿No declaró Guzmán Fermín que ganaba sesenta millones de pesos al mes y que su antecesor ganaba noventa millones? Es tal la desproporción entre sus salarios y lo que la delincuencia derrocha (mansiones, carros y los cien mil pesos diarios de las “champanceras” de Figueroa Agosto), que esos jóvenes de seguro se preguntan ¿honestidad para que?
¿Defender de la cocaína a quien?, ¿cuando quienes la compran son quienes tienen recursos y aquí todos conocemos a los cocainómanos millonarios mas notorios?
Evo Morales respondió con claridad a la presión norteamericana en la lucha contra las drogas: “El problema no esta en la distribución sino en el consumo, y vuestro problema es que la coca ha invadido los sectores medios y altos, no la lucha contra la heroína que destruye a jóvenes negros y latinos”.
Esa es mi tristeza, porque ya en los puntos de drogas “ trabajan” familias enteras “para no morirnos de hambre o tenernos que prostituir, o matarnos trabajando por cheles”.
¿Quién le pone el cascabel a este gato? Ciertamente no el horror de los sectores medios. http://elnacional.com.do/la-dican/
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