Bueno, tengo tantas cosas que decir y compartir sobre el estado general del mundo y de nuestro país. Sin embargo, voy a hacer una digresión. Una amiga de muchos años me dijo hace días: los hombres están desesperados porque la publicidad se quedado con sus mujeres, se las ha arrebatado.
Yo que conozco bien a mi amiga, hago silencio y la insto a proseguir.
La publicidad ha hecho que las mujeres se resuren, pierdan sus olores naturales y adquieran otros de laboratorio, se vistan y se comporten tan erotizadas como sea posible y que asuman el lenguaje corporal de la televisión y el espectáculo. Entonces, -prosiguió- el animal ancestral que hay en el hombre no reconoce la hembra en esa nueva mujer. Se la han cambiado, transformado, adulterado y la han persuadido de asumir como único y propio el discurso de la publicidad.
-jum . . aha. te sigo-
Cuando el hombre entra en contacto con esa nueva mujer que se cree liberada pero que solamente es una esclava moderna de la publicidad se da cuenta de que piensan, sienten y reaccionan diferente. Algo, una conexión prehistórica se ha roto. Esa no es la mujer, pero el no sabe como explicarlo, no puede articularlo en palabras, le falla el lenguaje, las imágenes y los parámetros, pero el lo sabe por sus instintos y lo increíble, Melvin -me asegura entusiasmada- es lo que sucede después.
(Nota) Eso lo escribo mañana.
Yo que conozco bien a mi amiga, hago silencio y la insto a proseguir.
La publicidad ha hecho que las mujeres se resuren, pierdan sus olores naturales y adquieran otros de laboratorio, se vistan y se comporten tan erotizadas como sea posible y que asuman el lenguaje corporal de la televisión y el espectáculo. Entonces, -prosiguió- el animal ancestral que hay en el hombre no reconoce la hembra en esa nueva mujer. Se la han cambiado, transformado, adulterado y la han persuadido de asumir como único y propio el discurso de la publicidad.
-jum . . aha. te sigo-
Cuando el hombre entra en contacto con esa nueva mujer que se cree liberada pero que solamente es una esclava moderna de la publicidad se da cuenta de que piensan, sienten y reaccionan diferente. Algo, una conexión prehistórica se ha roto. Esa no es la mujer, pero el no sabe como explicarlo, no puede articularlo en palabras, le falla el lenguaje, las imágenes y los parámetros, pero el lo sabe por sus instintos y lo increíble, Melvin -me asegura entusiasmada- es lo que sucede después.
(Nota) Eso lo escribo mañana.
Segunda parte:
Nos quedamos ayer en la mujer prisionera del modelo publicitario que le pauta como debe lucir y comportarse, incluso como sentir o fingir que siente. La TV la instruye para todo eso y reivindica para ella una "libertad" de opción que puede y debe ejercer porque es parte de sus derechos mas sagrados y nadie tiene que meterse con eso.
Pero, ¿que resulta? esa misma TV produce, difunde y vende también un modelo de hombre al cual se le instruye como acercarse y entablar una relación con una mujer, como reconocer y reclamar el producto anunciado en la publicidad y como él mismo debe parecerse a la imagen que le están vendiendo. A tales fines hay no solamente un atuendo y su acompañante de olores, rasuradas etc. sino y lo mas importante, hay una propuesta de conducta. La publicidad le dice a él lo que debe hacer para ser un tipo moderno, apetecible, competitivo, de la época y como a las mujeres le deja bien en claro que si no lo hace, se expone a que lo consideren un "quedado" y ni el ni nadie quiere esa posición.
Pues bien, no se me desesperen que ahí vamos . . .
La mujer de la publicidad se convierte en el apetito del hombre de la publicidad lo cual provoca e invita a "tener sexo" pero sin necesariamente "hacer el amor". Es una relación muy animal porque no hay poesía, sentimientos, afecto ni nada que se le parezca sin embargo, esa relación no es nada animal en cuanto ha sido despojada de su naturaleza cultural en aras de la publicidad y es justamente esta discrepancia la que la invalida; deja a los hombres buscando a la mujer que está en sus instintos a pesar de que han tenido la que les vende la publicidad. Igualmente, esa relación deja a las mujeres buscando mas "hombre" (observese bien, en singular, genérico) porque han tenido sexo, que resuelve la parte animal pero no han hecho el amor que satisface el componente sociocultural.
Mas y mas sexo no se traduce en mayor satisfacción ni en el hombre ni en la mujer de la publicidad. Pasan a llamarlo aventuras, derechos adquiridos, libertad de escoger y otros nombres y apellidos. Pero, al final del día, todo eso es pura mierda y la gente lo vive pero no puede explicarlo. Muchos creen y juran que su infelicidad es producto de que no han tenido suficiente y salen desesperados a buscar mas pero nada material es capaz de saciar esta ansiedad. Ni el alcohol, ni los porros, ni las rayas ni las viagras o equivalente ni las pastillas ni el sexo puro y duro pueden conjurar este apetito insaciable que promueve y consagra una conducta que pone todo a girar alrededor del "sexo sin barreras" como expresión subliminal de la propuesta.
Entonces, como explicaba B. mi gran amiga de años: "cuando el hombre va a buscar a su mujer, la que el cree que el tiene, se da cuenta de que en su lugar hay otra. Es decir, es el mismo cuerpo físico, pero es otra mujer y esa no es la que el quiere. Desconcertado primero, enojado después el hombre no sabe que hacer, como corregir la discrepancia y resolver su problema. Carente del entendimiento, del consejo, la información u orientación apropiada el hombre no encuentra solución aceptable dentro de los parámetros que le son conocidos. La mujer que ha seguido dentro del modelo publicitario apenas se percata de lo que está pasando entonces e increíblemente, el mismo modelo publicitario aporta una salida y eso . . . lo veremos mañana.
Nos quedamos ayer en la mujer prisionera del modelo publicitario que le pauta como debe lucir y comportarse, incluso como sentir o fingir que siente. La TV la instruye para todo eso y reivindica para ella una "libertad" de opción que puede y debe ejercer porque es parte de sus derechos mas sagrados y nadie tiene que meterse con eso.
Pero, ¿que resulta? esa misma TV produce, difunde y vende también un modelo de hombre al cual se le instruye como acercarse y entablar una relación con una mujer, como reconocer y reclamar el producto anunciado en la publicidad y como él mismo debe parecerse a la imagen que le están vendiendo. A tales fines hay no solamente un atuendo y su acompañante de olores, rasuradas etc. sino y lo mas importante, hay una propuesta de conducta. La publicidad le dice a él lo que debe hacer para ser un tipo moderno, apetecible, competitivo, de la época y como a las mujeres le deja bien en claro que si no lo hace, se expone a que lo consideren un "quedado" y ni el ni nadie quiere esa posición.
Pues bien, no se me desesperen que ahí vamos . . .
La mujer de la publicidad se convierte en el apetito del hombre de la publicidad lo cual provoca e invita a "tener sexo" pero sin necesariamente "hacer el amor". Es una relación muy animal porque no hay poesía, sentimientos, afecto ni nada que se le parezca sin embargo, esa relación no es nada animal en cuanto ha sido despojada de su naturaleza cultural en aras de la publicidad y es justamente esta discrepancia la que la invalida; deja a los hombres buscando a la mujer que está en sus instintos a pesar de que han tenido la que les vende la publicidad. Igualmente, esa relación deja a las mujeres buscando mas "hombre" (observese bien, en singular, genérico) porque han tenido sexo, que resuelve la parte animal pero no han hecho el amor que satisface el componente sociocultural.
Mas y mas sexo no se traduce en mayor satisfacción ni en el hombre ni en la mujer de la publicidad. Pasan a llamarlo aventuras, derechos adquiridos, libertad de escoger y otros nombres y apellidos. Pero, al final del día, todo eso es pura mierda y la gente lo vive pero no puede explicarlo. Muchos creen y juran que su infelicidad es producto de que no han tenido suficiente y salen desesperados a buscar mas pero nada material es capaz de saciar esta ansiedad. Ni el alcohol, ni los porros, ni las rayas ni las viagras o equivalente ni las pastillas ni el sexo puro y duro pueden conjurar este apetito insaciable que promueve y consagra una conducta que pone todo a girar alrededor del "sexo sin barreras" como expresión subliminal de la propuesta.
Entonces, como explicaba B. mi gran amiga de años: "cuando el hombre va a buscar a su mujer, la que el cree que el tiene, se da cuenta de que en su lugar hay otra. Es decir, es el mismo cuerpo físico, pero es otra mujer y esa no es la que el quiere. Desconcertado primero, enojado después el hombre no sabe que hacer, como corregir la discrepancia y resolver su problema. Carente del entendimiento, del consejo, la información u orientación apropiada el hombre no encuentra solución aceptable dentro de los parámetros que le son conocidos. La mujer que ha seguido dentro del modelo publicitario apenas se percata de lo que está pasando entonces e increíblemente, el mismo modelo publicitario aporta una salida y eso . . . lo veremos mañana.
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