domingo, 30 de noviembre de 2014

Consuman lo nuestro: un reto a los emprendedores - Por José Lois Malkun

Por JOSÉ LOIS MALKUN
29 noviembre, 2014 2:00 am
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Hay una tendencia muy criolla de rechazar el producto nacional por el extranjero. Las empresas nacionales que logran mantenerse en el mercado, bajo unas precarias condiciones competitivas, merecen nuestro reconocimiento y respeto.
Por ejemplo, con la cantidad de helados importados que llegan al país, los Helados Bon triunfan. Con un precio muy atractivo, esta empresa está produciendo helados de excelente calidad aunque a ciertos trogloditas les avergüenza sentarse en una Heladería Bon.
Hay un sinfín de productos lácteos importados, pero la industria nacional sigue compitiendo desigualmente y luchando por sobrevivir.
Los jugos por igual. La Rica tiene que competir con una amplia variedad de jugos importados, pero domina el mercado por su calidad y precio. Ni hablar de los jugos naturales preparados frente a usted. Pero no faltan los que dicen “Yo pago más por el Tropicana ya que me acostumbré a tomarlo en Miami”.
Los embutidos y quesos nacionales han subido mucho de precio y a veces se acercan a los importados. Pero algunos siguen siendo competitivos, y la gente los prefiere por su frescura.
De Europa llegan muchos productos comestibles avejentados de mediana calidad a precios atractivos, que exportan al tercer mundo por la crisis económica y la caída de su demanda interna. Y eso nos jode, porque mucha gente los compra aunque paguen un poco más sin ver la fecha de vencimiento.
Otro ejemplo son las salsas, pastas de tomate y kétchup. Nos llegan decenas de marcas, pero las de aquí son muy buenas y no es justo pagar hasta el doble por una importada. El mejor Ketchup del mundo es nacional y no digo la marca para evitar malas interpretaciones.
Los panes es otra historia. Los de viga importados se venden bien por tener una textura suave y ser más duradero aunque bastante caro. Pero el mercado lo dominan los nacionales. Además, los panes que producen algunos supermercados y panaderías independientes, especialmente el de agua, el gallego, el cubano o el francés, son de buena calidad y más baratos. Algunos tarados hasta piden pan por internet.
Nuestro arroz es excelente y las habichuelas también pero hay sinvergüenzas que preguntan ¿donde están las importadas? Y después pagan con una tarjeta del gobierno.
Nuestras carnes son igualmente de buena calidad y tienen precios competitivos. En Estados Unidos y Europa, los productos cárnicos están por las nubes.
En fin, desde sazones líquidos o en pasta, aceites de cocinar, vegetales, granos, condimentos, víveres y frutas, el mercado local lo ofrece todo y bueno. Nos falta expandir la pesca comercial porque lo poco que se extrae ya está vendido a restaurantes, hoteles y algunas pescaderías, con precios fuera de nuestro alcance.
Algunos se conforman con el mero basa, mitad hielo y mitad supuestamente pescado.
Finalmente, para sentirnos orgullosos de nuestra industria cárnica tenemos que reducir las importaciones de maíz para la alimentación animal que alcanzan los US$266 millones. O sea, aquí ensamblamos pollos y cerdos. Además, importamos US$31 millones en grasa animal.
Con los derivados lácteos sucede lo mismo ya que importamos US$173 millones de leche en polvo anualmente. Ni hablar de otros productos sin elaborar para la industria alimenticia, incluyendo aceites comestibles, donde importamos RD$524 millones. Al trigo (US$157 millones), lo podemos sustituir parcialmente usando harina a base de yuca y papa, sin obviar el despreciado, pero exquisito casabe.
Hay que nacionalizar nuestra producción sustituyendo gran parte de esa materia prima importada. Todo es cuestión de tecnología, capital, tierra, y emprendimiento, sin olvidar una profunda reingeniería industrial y las ventajas del CAFTA. Un reto a los emprendedores.
http://hoy.com.do/consuman-lo-nuestro-un-reto-a-los-emprendedores/

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