domingo, 30 de noviembre de 2014

60 SEGUNDOS _ por Melvin Mañón



Por: Melvin Mañón 30 de noviembre de 2014. SANTO DOMINGO
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60 SEGUNDOS
Es la duración de un comercial de televisión. Un hombre, bien vestido, atildado, maquillado se presenta a si mismo frente a la cámara y dice: Les saluda Luis Abinader . . . A seguidas, ceremonioso, enumera algunos de los males que nos aquejan y explica porque quiere ser el próximo presidente de la República prometiendo que su prioridad será la lucha contra la pobreza y asegurando que ganar esa batalla es posible. Vale tomar la ocasión para hacer algunas observaciones aplicables no solamente al Sr. Abinader sino en general a la totalidad de los dirigentes de partidos o precandidatos y es una verdadera pena, en los linderos de la tragedia, que estas observaciones hayan sido necesarias y ojalá, mucho me gustaría que resultaran infundadas.

Primera objeción: Quien no haya demostrado antes ser un opositor con talento, resuelto y capaz está poniendo la carreta delante de los bueyes. Lo correcto sería- piensa uno- destacarse como dirigente de oposición, líder del descontento, esperanza de cambio y entonces, como los ascensos en la guerra, ganarse las rayas y acaso el generalato pero haciendo oposición no haciendo campaña de tal suerte que la campaña cabalgue sobre las ancas de una oposición fecunda. Este no parece el momento de lanzar candidaturas nacionales ni siquiera al nivel de aspirante a la nominación por un partido. Hacer oposición diaria, resuelta, inteligente concita aliados, fortalece las organizaciones y arrebata la iniciativa política al PLD; cualquier candidatura en esas condiciones dependerá de lo negociado y acordado entre dirigentes no de los proclamado en las calles. La prudencia aconseja depender de lo segundo sin desmedro de lo primero.

Segunda objeción: La lucha contra la pobreza pasa primero y necesariamente por la lucha contra la corrupción y la impunidad. En medio del desorden, la ingobernabilidad, la corrupción y la impunidad nadie puede enfrentar la pobreza sin primero dedicarse de cuerpo entero a enfrentar los otros males de los cuales, la pobreza viene resultando en una derivación agravada. Nadie puede, ni siquiera pensar en una reducción de la pobreza sin cambiar la estructura de poder existente que consagra todas las desigualdades y que añade, a los males de ahí derivados, todas las aberraciones y deformaciones resultantes de la corrupción pública, del desorden jurídico, de la inseguridad general y de la impunidad bajo la cual se cobijan y prosperan estos males. La única prioridad que admite la situación y la coyuntura dominicana en boca de un aspirante a una nominación es la de regresar el país a un estado de derecho, reclamar la ley, la Constitución y enarbolar la lucha contra la impunidad que privilegia a unos cuantos a expensas de las penurias, el sufrimiento y el despojo de los muchos.

Tercera objeción: Una presentación mas bien formal y ceremoniosa no encaja, en este momento, con las expectativas de la población descontenta que no solamente está reclamando mucho coraje en quienes aspiran a la presidencia sino también imaginación y liderazgo. La gente quiere escuchar cómo, con cuales recursos, herramientas, ideas, metodologías proponen luchar. En lugar de una visión estratégica y una explicación táctica resumidas en una frase o slogan, Abinader se presenta él, se promueve él como si no se diera cuenta de que al electorado no le interesa él, sino lo que traiga, la visión, el coraje, la determinación de lucha que lo acompañe. La idea no es pavonearse él sino convencerme a mi y ese comercial no lo logra, ni se acerca.

Cuarta objeción: A diferencia de otros candidatos y/o aspirantes a candidaturas que tienen en su haber méritos administrativos adquiridos en alguna gestión anterior o méritos políticos derivados de un largo ejercicio Abinader, carece de esas credenciales. En su historial de discursos predominan las ideas tradicionales, los recursos convencionales que han empleado antes y después que él otros aspirantes o incumbentesEl que está en desventaja debe innovar, romper paradigmas y proponer otros, atreverse a hacer y decir cosas en lugar de sucumbir ante la costumbre que favorece al que está arriba. Si Abinader no dice ni trae nada nuevo, cuando el reclamo de innovación es todo un grito desesperado del electorado,  se corre el riesgo de que terminen colocándolo donde están otros.

Quinta objeción: Todas las anteriores observaciones alcanzan mayor relevancia debido a la nota personalista de la campaña de Abinader que lo propone e insiste en él y relega a un segundo plano la institución por la cual quiere ser postulado, el Partido Revolucionario Moderno (PRM). He conocido recientemente en el país, pero sobre todo durante la feria del libro de Nueva York a personas que, al pedirme una opinión sobre la situación del país se identificaron ante mi de la siguiente manera: yo estoy con Luis Abinader. A mi me parece un error de ambas partes primero porque el PRM es una entidad nueva y debe fijar y difundir su propia identidad institucional no la de un aspirante a la candidatura presidencial y segundo porque, como se explicó antes; debe corregirse y no ampliarse la discrepancia entre un país que pide lideres a la oposición y los partidos que, en lugar de hacer la oposición pedida siguen ofreciendo alianzas o posicionando candidatos.

Finalmente, Abinader debe tener mucha prudencia y no creerse dueño de los dos millones de votos de las elecciones de 2012 porque, y no nos engañemos, aquellos eran principalmente votos del PRD que venían de cualquier manera y otros eran de Hipólito. Ahora, la desesperanza del pueblo es tan grande que Abinader navega con buen viento. Falta ver, cuando entremos en zona de tormenta la clase de capitán que tiene el barco. Leonel ha demostrado que no sabe navegar tan bien con el viento en contra como lo hizo cuando este estaba a su favor. La magnitud de las turbulencias que se avecinan es inimaginable y potencialmente catastrófica. El PLD es una dictadura estructurada y eficiente cuya única razón de ser es perpetuarse en el poder que usufructúa impúdico y su jefatura es una canalla que, sorprendida por la hostilidad ciudadana y los primeros atisbos de persecución judicial lucha por su vida y al hacerlo quiebra los últimos vestigios de institucionalidad que, aunque malheridos, sobrevivían. Ya, con el dominio absoluto de los poderes judicial y legislativo del Estado y sobre estos la fortuna que poseen y los medios de comunicación que controlan la dictadura se ejerce al desnudo así que esta no es una lucha cualquiera, no serán unas elecciones cualquiera, (si es que hay elecciones) y no es cualquier jefatura ni de cualquier manera la que podrá desplazarlos del poder. Cuanto me gustaría estar equivocado.

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