Los demócratas dan por ganada la Presidencia y van a por el Legislativo
Tanto el equpo de Hillary Clinton como los líderes demócratas reorientan sus esfuerzos para lograr recuperar el Senado y la Cámara de Representantes
El presidente de EEUU, Barak Obama, en un mitin este domingo en Las Vegas. NICHOLAS KAMMAFP
Quedan dos semanas para que se cierren los colegios electorales en Estados Unidos. Hasta el pasado fin de semana, ya habían sido depositados 4,2 millones de votos. Y ¿dónde está la carrera? Aparentemente, con Hillary Clinton por delante de Donald Trump.
Tan por delante que, en una decisión sin precedentes en época reciente, el equipo de Clinton y los líderes demócratas, empezando por el presidente, Barack Obama, han decidido reorientar sus esfuerzos al Senado y a la Cámara de Representantes, en un intento de recuperar la mayoría en el Legislativo. La última vez que un partido controló las dos cámaras y la Jefatura del Estado y del Gobierno fue entre 2008 y 2010.
Desde entonces, los republicanos no han hecho más que aumentar su presencia en ambas, con dos victorias arrolladoras en 2010 y 2014. Pero ahora se eligen a 34 de los 100 senadores y a la totalidad de los 435 miembros de la Cámara de Representantes. Y, dado que los demócratas creen que Hillary va a ganar sola, de lo que se trata ahora es de intentar recuperar la mayoría en el Legislativo.
El mejor ejemplo de esa nueva estrategia llegó el domingo por la mañana en la ciudad de Las Vegas. Ganar en Nevada, que es donde está Las Vegas, es sinónimo de ganar la Presidencia: desde 1912, en 24 de las 25 elecciones que se han celebrado, el vencedor en ese estado ganó también los comicios. La única vez que Nevada rompió la regla fue en 1976, cuando apoyó al republicano Gerald Ford, que perdió frente al demócrata Jimmy Carter.
Así que Nevada puede ir, en teoría, para cualquiera de los dos candidatos. Por esoObama se plantó allí. Pero lo que hizo no corresponde a una campaña presidencial. El jefe del Estado y del Gobierno habló durante 38 minutos en el Polideportivo del Instituto Cheyenne. Pero sólo pidió el voto para Hillary Clinton en el minuto 30. Y, cuando lo hizo, fue en estos términos: "Quiero que trabajéis tan duro como trabajasteis por mí, por Catherine Cortez Masto, e igual de duro por Hillary Clinton, y por Ruben, y por Jaky".
Hillary quedaba, así, enterrada entre dos candidatos a la Cámara de Representantes y una al Senado: Cortez Masto que, si gana, se convertirá en la primera mujer hispana en ocupar un escaño en ese cuerpo legislativo en la Historia de EEUU. De hecho, el mitin fue más de apoyo a Cortez Masto que a la propia Clinton, y Obama repartió más cera a los republicanos en general y al rival de Cortez Masto, Joe Heck, que a Donald Trump.
Después del evento, Obama viajó a la ciudad de Los Angeles, en California, a 500 kilómetros de distancia, donde centró una cena con donantes, a los que pidió que apoyen al candidato demócrata a la Cámara de Representantes, Doug Applegate, que quiere arrebatar el escaño al republicano conservador Darrell Issa.
Esos eventos no han sido desaires de Obama a Clinton. Al contrario. Son parte de un cambio de estrategia de la campaña de Clinton y del Partido Demócrata, que creen que las elecciones presidenciales están decididas, y que los recursos que quedan deben ser destinados al Legislativo. Es un signo de fortaleza que viene acompañado de otros indicios en el sentido de que Clinton y su equipo están ya pensando en lo que van a hacer dentro de 87 días, cuando el sucesor de Obama tome posesión del cargo.
Entre esas señales destacan las quinielas sobre el gabinete de Hillary (suena Sheryl Sandberg, la persona que lleva el 'día a día' de Facebook como secretaria del Tesoro, para horror del ala izquierda demócrata), la creciente influencia de Ken Salazar en el equipo de transición a la Presidencia de la candidata, y hasta el inicio de conversaciones entre Clinton y los líderes republicanos del Congreso para pactar leyes una vez que ésta llegue a la presidencia.
Los demócratas, que hasta hace dos semanas estaban mucho más preocupados en privado por las elecciones de lo que transmitían en público, parecen haberse pasado al otro extremo. La clave son las encuestas. La última, del diario Politico, pone a Hillary 12 puntos por delante de Trump. El hundimiento del republicano llega al extremo de que podría perder Arizona y Utah, dos estados existencialmente republicanos, e incluso ganar por la mínima en Texas y Alaska, algo lisa y llanamente inimaginable.
Los republicanos están teniendo problemas para que la gente no les identifique con Donald Trump, y eso ha puesto incluso a senadores como John McCain, que fue candidato a la presidencia en 2008, en peligro de perder la reelección. Como dijo Obama en Las Vegas, en referencia a los candidatos de ese partido que están tratando de repudiar a Trump en las últimas semanas de campaña: "Demasiado tarde. Nadie os cree".
Que la carrera a la Casa Blanca no está yendo bien ha sido admitido por el propio equipo de Trump. Su jefa de campaña, Kellyanne Conway, salió el domingo en la cadena de televisión CNN y dijo: "Vamos por detrás". Unas horas después, en una entrevista a una radio de Carolina del Norte, el propio Trump abandonó, por una vez, su tono triunfalista, y repitió las palabras de Conway: "Estoy yendo algo por detrás". Su esperanza, ahora, es que las encuestas fallen, como fallaron en el referéndum sobre la salida de Gran Bretaña de la UE. "Debemos estar preparados para algo como Brexit". Un magro consuelo a falta de dos semanas para las elecciones.http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/26/580f89ec468aebce2d8b463b.html
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