Es momento de repensar la Universidad
Por TIRSO MEJÍA-RICART // TMEJIARICART@HOTMAIL.COM
07 febrero, 2016 2:00 am-1 de 2-
07 febrero, 2016 2:00 am-1 de 2-
La
actual Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) fue la única
conquista cierta del pueblo dominicano tras la contrarrevolución que
impuso la violencia imperialista norteamericana que aplastó la
revolución democrática del 1965. A esta se podría añadir el repudio
generalizado a los golpes de Estado militares de que hemos disfrutado en
los últimos cincuenta años.
Las
grandes conquistas que alcanzó entonces la UASD, gracias a su
Movimiento Renovador, hizo notables aportes académicos y políticos,
particularmente durante sus primeros 10 años, los cuales pueden
resumirse en cuatro grandes realizaciones: democratización,
diversificación, departamentalización y descentralización.
La
democratización supuso el acceso a sus aulas de jóvenes provenientes de
las capas empobrecidas de la sociedad, sobre todo los provenientes del
interior del país y el ingreso de una nueva generación de profesores que
sustituyó a la que había sido domesticada por la represión y el
aislamiento durante la “Era de Trujillo”.
La diversificación significó la creación de decenas de nuevas carreras universitarias, donde apenas existían diez tradicionales.
La
departamentalización trajo consigo la organización de las asignaturas
de la actividad académica en torno a disciplinas específicas y sus
afines.
La
descentralización que llevó la universidad a toda la geografía
nacional, frenando en parte la “fuga de cerebros” que se le imponía a
los alumnos, por su forzada emigración hacia la capital, para no
regresar más que de visita.
Estos
logros del Movimiento Renovador fueron posibles gracias a la unión de
propósitos y lucha de profesores, estudiantes y empleados, para la
supervivencia y el desarrollo académico; aunque sus actores más
caracterizados fueron Hugo Tolentino Dipp en el orden político, que fue
el decisivo; Andrés María Aybar Nicolás en lo institucional, el que ésto
escribe en lo académico y Amín Abel Hasbún en cuanto al componente
estudiantil.
Tales
avances, sin embargo, trajeron problemas tales como dificultades por la
masificación de la educación, la escasez de recursos gubernamentales,
la excesiva influencia de los dirigentes estudiantiles, la escasez de
profesores dedicados y la estrechez de espacios de docencia y de los
equipos e instalaciones requeridas.
Hacia
el año 1990 el ya excesivo poder estudiantil que reducía la calidad de
la enseñanza y la anulación en la práctica de las reglas de baja
estudiantil (Resolución 69-20 y otras) generaron una reacción
profesional contraria que logró años después modificar en los Estatutos
de la Academia la representación estudiantil en los organismos de
gobierno del 33% a solo el 5%; pero eso trajo consigo la creación de
clanes profesorales que han ido controlando las decisiones en su favor,
fomentando el amiguismo, los amarres partidistas, la manipulación de los
concursos de ingreso y los postgrados para auto promoverse; así como
logrando parasitar la institución con posiciones inútiles; mientras que
los cargos docentes, sobre todo en los centros regionales y los viáticos
por funciones que deben ser realizadas por personal local, son
altamente deficientes.Mientras tanto, el mundo profesional y la
enseñanza superior
van
cambiando con las nuevas necesidades y las tecnologías, así como por la
existencia de más de una veintena de centros regionales. Todo ello
obliga a repensar la educación superior de la UASD en particular.
http://hoy.com.do/es-momento-de-repensar-la-universidad/
Es momento de repensar la Universidad
Por TIRSO MEJÍA RICARTt.mejia[@]hoy.com.do
14 febrero, 2016 2:00 am 2 de 2
Si el movimiento Renovador tuvo la virtud de llevar a la UASD del XIX al siglo XX, aunque ha sufrido algunos retrocesos importantes; un Segundo Movimiento Renovador debería tener la misión de llevar a esa institución al siglo XXI.
Con efecto, al final de la pasada centuria y en la presente, el país y el mundo ha sufrido un proceso de acelerada urbanización, que ha corrido parejo con una profunda revolución tecnológica, con enormes implicaciones económicas y sociales.
Por de pronto, la población universitaria se multiplicó por cien y de un estudiante cada mil habitantes ahora hay uno cada treinta. La UASD está presente en 20 de las 32 provincias del país y hay 45 universidades privadas.
Por otra parte la calidad de la formación universitaria dominicana es altamente cuestionable, lo mismo que en su organización y metodología de enseñanza.
El Movimiento Renovador hizo valer las cuatro funciones académicas que debe tener toda universidad: docencia, investigación, extensión y criticidad frente a la sociedad y el saber establecido: Conceptos tales como la Universidad a Distancia, la Universidad Crítica, Universidad sin Aulas (en taller, empresas y la administración pública; Universidad Breve y Educación Permanente, que se ensayaron de diferentes maneras, desaparecieron completamente.
La integración masiva del arte, los deportes y la extensión desaparecieron completamente.
La UASD fue primera en el país en utilizar un centro de cómputos para fines docentes y también en cátedras-conferencias, incluso grabadas, con profesores sobresalientes, el germen de la docencia en línea, que es una alternativa válida para beneficio de estudiantes y económica para la universidad, a tal punto que materias tan complejas como “Inteligencia Artificial”, las toman por miles y el 70% de los alumnos las prefieren.
En lugar de seguir creando cargos burocráticos inútiles, tanto académico como administrativos, la UASD debe eliminar las facultades tradicionales, que son residuos de la universidad feudal, y establecer simplemente tres grandes organismos con rango de Vicerrectorías: Humanidades y Ciencias Sociales, Ciencias Médicas y Desarrollo Humano y Ciencias y Tecnología, para que casi todo se maneje desde las escuelas o departamentos, invirtiendo mucho más en estudios de postgrado, en tanto que aquellos que no puedan avanzar más se les permita adquirir con cincuenta a setenta créditos, con grado de Asociados, que los habilite para trabajos técnicos o empleos de nivel intermedio, para que sean útiles social y culturalmente a la sociedad en lugar de frustrarlos luego de dos o tres años de estudios universitarios.
Debe cesar la “colonización” de los centros regionales, con personal muchas veces sin concursos reales con fines proselitistas universitarios, pagando la UASD viáticos indefinidamente, e impidiendo que se forjen académicos que contribuyan a desarrollar en las provincias un ambiente intelectual superior.
http://hoy.com.do/es-momento-de-repensar-la-universidad-2/
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