Todavía
es demasiado pronto para emitir un juicio sobre la decisión del
presidente Barack Obama de visitar a Cuba. Sin embargo, se puede decir
lo siguiente: a menos que Obama lleve a cabo una reunión separada con
opositores pacíficos en la isla, su visita no hará mucho más que
legitimar la dictadura más larga de la historia reciente del continente.
Obama
podría darnos una agradable sorpresa y demostrar que los aspirantes
presidenciales republicanos que automáticamente criticaron su viaje del
21 al 22 de marzo a Cuba están equivocados. Podría demostrarles a los
escépticos que el contacto directo con Cuba es más eficaz para promover
la causa de las libertades universales en las isla que tratar de aislar y
castigar a ese país.
Pero
a juzgar por las primeras declaraciones de la Casa Blanca, no parece
que Obama tendrá una reunión por separado con líderes opositores. El
Asesor Adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, dijo
a la prensa que el Presidente se reunirá con el presidente Gen. Raúl
Castro y con “miembros de la sociedad civil, incluyendo aquellos que sin
duda se oponen a las políticas del gobierno cubano”.
Traducción:
eso sería una sala llena de gente, incluyendo muchos partidarios del
gobierno, donde un puñado de disidentes se perdería entre la multitud.
Una
reunión de ese tipo entre Obama y la “sociedad civil” de Cuba sería una
farsa. Permitiría a los medios oficiales de Cuba –los únicos que están
permitidos– mostrar la reunión como un encuentro del presidente
estadounidense con representantes de todos los sectores de la sociedad,
incluyendo “intelectuales” asalariados del gobierno, que serían los
únicos que saldrían en la foto.
Claro
que la Casa Blanca podría aprovechar la ocasión para tomar una foto de
Obama con algunos disidentes en la sala, para consumo interno en Estados
Unidos. Pero eso no sería ningún avance, sería más de lo mismo.
En
Cuba, por casi 60 años, el clan Castro ha aducido que no existe una
oposición política en la isla, y que quienes exigen sus legítimos
derechos universales son mercenarios extranjeros. Es por eso que el
régimen de Castro exige a los dignatarios visitantes que no se reúnan
con líderes opositores, o que sus encuentros sean disfrazados como
reuniones más amplias con la “sociedad civil”.
Ansiosos
de que Obama pase a la historia como el presidente que restauró las
relaciones con Cuba, así como Richard Nixon lo hizo con China, los
funcionarios de Estados Unidos argumentan que Washington mantiene
relaciones normales con muchas dictaduras, como las de China, Vietnam y
Arabia Saudita. ¿Por qué habría que tratar a Cuba de manera diferente?,
preguntan.
Lo
cierto es que hay una gran razón: a diferencia de China, Cuba está en
el continente americano, y está sujeta a diversos tratados regionales
–incluyendo los estatutos de la Organización de Estados Americanos,
anteriores a la revolución cubana, y la Declaración de Viña del Mar de
1996– que exigen a todos los países de la región respetar la democracia
representativa y la libertad de prensa.
Además,
una visita de Obama a Cuba sin avances en derechos humanos estaría
rompiendo la tradición bipartidista estadounidense desde mediados de los
años 1970 de defender los derechos humanos y la democracia en el
continente americano.
Esta
política bipartidista ha sido seguida por todos los presidentes desde
1976, cuando el ex presidente Jimmy Carter decidió acabar con la era
vergonzosa en que Estados Unidos apoyaba a los dictadores de Centro y
Sudamérica.
Mi opinión: Obama tiene razón al decir que el aislamiento de Cuba no ha funcionado y que es hora de probar algo nuevo.
Pero
si sigue dándole a Cuba todo lo que exige la dictadura de los hermanos
Castro, sin empujar los límites de la censura y la represión
gubernamental celebrando una reunión por separado con líderes
opositores, como hace cualquier presidente cuando visita cualquier país
civilizado, estaría rompiendo con la política bipartidista
estadounidense de apoyo a la democracia y los derechos humanos en
América Latina.
Aún
peor, estaría sentando un precedente para que Estados Unidos vuelva a
los días oscuros en que toleraba o apoyaba a los dictadores
latinoamericanos . Yo tengo la esperanza de que Obama no cometa ese
error.
No se pierdan el programa ‘Oppenheimer presenta’, domingos, 9 p.m. en CNN en Español. Twitter @oppenheimera
Serie de conversatorios de Miami Herald/el Nuevo Herald:
El columnista Andrés Oppenheimer entrevista al ex presidente colombiano
Alvaro Uribe, lunes 29 de febrero, 8 a.m., recinto Wolfson Miami Dade
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