Otto Pérez Molina presentó este jueves su renuncia a la presidencia de Guatemala con un juicio abierto, una orden de captura en su contra y un gobierno que pasará a la historia marcado por acusaciones de corrupción.
Su administración había sido llamada a ser la que pusiera solución a ese flagelo y al de la inseguridad en el país centroamericano.
Así lo prometió él en la campaña de 2011, en la que aseguraba "mano dura" contra corruptos y contra violentos.
Por esas promesas ganó las elecciones.
El pasado
Con estos antecedentes, este final no parecía previsible hace cuatro años, cuando 54% de los votos fueron para él frente al 46% que obtuvo el empresario Manuel Baldizón.
Entonces, todas las miradas se centraban en la condición de militar retirado del flamante presidente y en su participación durante los años más duros del conflicto interno armado que vivió Guatemala durante más de 30 años.
Los adversarios de Pérez Molina temían que su anunciada política de "mano dura" contra el crimen se extendiera también hacia aquellos que le enfrentaron durante la guerra civil.
Sus partidarios, en cambio, esperaban que su experiencia en temas de seguridad sirviera para reducir los altos niveles de inseguridad que vivía el país.
"Lejos de ser un demérito que Pérez Molina sea de extracción militar, creo que puede aportar muchísimo al país", había dicho a BBC Mundo Jorge Briz Abularach, presidente de la Cámara de Comercio de Guatemala y exministro de Asuntos Exteriores de aquel país en 2011.
Sin embargo, todo fue muy distinto a las promesas de la campaña.
La marca de la corrupción
Como parte de la herencia que recibió de sus antecesores, el gobierno de Pérez Molina asumió un Estado plagado de denuncias y escándalos de corrupción.
Sin embargo, la falta de transparencia y el despilfarro salpicaron su administración en los últimos cuatro años al punto de haber perdido su inmunidad política este martes por decisión del Congreso.
Su vicepresidenta, Roxana Baldetti, ya está detenida por el escándalo conocido como La Línea.
Otto Pérez fue acusado el viernes 21 de agosto por la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) de ser el líder de esta red de defraudación aduanera.
132 diputados votaron a favor de suspender la inmunidad de Pérez Molina, ninguno lo hizo en contra y 26 diputados no asistieron a la sesión.
El Ministerio Público solicitó el arraigo de inmediato, medida que fue concedidas por el juez guatemalteco Miguel Ángel Gálvez.
El miércoles 3 de septiembre Gálvez también emitió orden de captura. Y poco antes de la medianoche Pérez Molina presentó su renuncia.
El debate sobre las drogas
En sus cuatro años en el cargo, la corrupción no fue sin embargo lo único que marcó al mandato del general retirado.
Fronteras afuera, Pérez Molina causó debate con su propuesta de despenalizar las drogas, que presentó ante sus homólogos de América Central durante una cumbre regional en marzo de 2012.
La despenalización formaría parte de una plan de seguridad regional para frenar la violencia del narcotráfico y que incluía la creación de un tribunal regional para los casos de drogas, así como la solicitud de una indemnización a Estados Unidos por el decomiso de estupefaciente.
La propuesta de despenalización no era del todo novedosa, pero al asumirla Pérez Molina se convirtió en el primer mandatario en ejercicio en abanderar esa idea hasta entonces tabú.
La reconciliación que no fue
Analistas señalaron que Pérez Molina tenía la misión de alcanzar la reconciliación de su país después de los años de la represión militar, masacres indígenas y guerra civil.
La activista y excandidata presidencial Rigoberta Menchú fue una de las mayores opositoras al nuevo mandatario en aquel entonces, a quien acusaba de "aniquilar a las comunidades mayas" de Guatemala.
Después de conocida la decisión del Congreso, el martes por la noche Menchú calificó a la pérdida de inmunidad presidencial como una "victoria histórica".
Organizaciones de derechos humanos e incluso la Iglesia Católica se habían sumido a los pedidos de renuncia presidencial que desbordan las calles de Guatemala hace semanas.
El pretendido "reencuentro" entre los diversos sectores de la sociedad guatemalteca que pedían los analistas políticos deberá seguir esperando.
La pérdida de inmunidad de
Otto Pérez Molina
- 158 diputados tiene el Congreso unicameral de Guatemala.
- 105 votos (dos tercios) eran necesarios para quitarle la inmunidad a Pérez Molina.
- 132 diputados votaron a favor de la medida.
- 26 congresistas optaron por no asistir a la sesión. Nadie se opuso a la suspensión de la inmunidad.
El fin del mandato
Antes de presentar su renuncia, Pérez Molina ya estaba en la recta final de su presidencia. Le correspondía entregar la banda presidencial en enero de 2016 al candidato que se imponga en las elecciones de este domingo.
Después del arraigo se le dictó orden de captura y luego le corresponderá sentarse frente a un juez.
Las leyes de Guatemala indicaban que si el juez determinaba la detención preventiva del general retirado, sería el fin temprano de su mandato.
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