jueves, 3 de septiembre de 2015

La 'metamorfosis' de Iglesias: el líder de Podemos se dulcifica en busca del centro

El líder de Podemos, Pablo Iglesias
Jueves, 03 de septiembre del 2015 POLÍTICA

La 'metamorfosis' de Iglesias: el líder de Podemos se dulcifica en busca del centro

"He tenido muchos errores de tono", ha admitido este jueves. Evitar la bronca, su reto en la precampaña. 
Engrasando la maquinaria de la campaña, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha hecho este jueves autocrítica para reconocer dos cuestiones que, en su opinión, han mermado las posibilidades de su partido en los últimos tiempos. Una, los acontecimientos en Grecia. Otra, su propio tono. “He tenido muchos errores”, ha admitido Iglesias, en una entrevista en la cadena SER.
No es habitual que el líder de la formación emergente reconozca de forma tan abierta las vulnerabilidades del partido, y menos aún las suyas. Por eso, no han dejado de sorprender unas declaraciones tan rotundas. “A mí se me nota cuando me enfado y cuando siento la presión. Creo que tenemos que hacer las cosas mejor, cambiar de tono, y a mí se me tiene que notar más como soy”, ha asumido.
“El político que exporta cabreo y enfado constante provoca en el imaginario colectivo a largo plazo lo mismo que al que se le percibe tristeza o desencanto”, explica Fran Carrillo, experto en comunicación y asesoría política. “Ni ganan ni seducen de forma sostenida”, advierte. Y recomienda: “No hay que confundir hartazgo e indignación con gritos, descalificaciones o insultos. Las ideas son la gasolina de la política, pero hay algunos que confunden la cerilla con la que deben hacerla prender”.

De 'Don Pantuflo' a Pimpinela

Hace tiempo que en Podemos se viene asumiendo la necesidad de un 'giro' en la imagen personal de su propio líder, que durante unos meses trasladó un eterno tono de aridez poco conveniente. Uno de los momentos más críticos fue la entrevista en el programa La Sexta Noche, el 24 de enero de este año, y en el que se vio a un Iglesias a la defensiva y sin autocrítica hacia su partido.
La crispación no era casual: la formación pasaba por su peor crisis interna tras conocerse posibles irregularidades con Hacienda del entonces número tres, Juan Carlos Monedero, en la facturación de varios trabajos a gobiernos latinoamericanos.
La entrevista dio muestra de un tono encendido, que tuvo su punto más álgido cuando el periodista Eduardo Inda afeó a Iglesias ser “uno más de la casta” y le pidió que tomara medidas contra Monedero, a lo que éste le respondió: “Me han contado que te llamaban 'Don Pantuflo' ¿es verdad?”. “A tí te llaman 'El Coletas' y no pasa nada”, respondió el periodista.
Rifirrafe entre Pablo Iglesias y Eduardo Inda en laSexta Noche | 'Don Pantuflo' y 'El Coletas' https://youtu.be/zHpUPHzKuLc Las propias bases afearon el tono bronco y “chulesco” y coincidieron en que se había desaprovechado la oportunidad de presentar al partido como un actor válido para la regeneración. El nerviosismo de Iglesias volvió en otra entrevista, en marzo, con el periodista Javier Gallego en el programa radiofónico 'Carne Cruda'. El político abroncó en varios momentos con dureza a Gallego en las preguntas sobre el asunto Monedero. Pese al tono amable del entrevistador, la tensión fue en escalada: “Creo que ya está bien de sembrar dudas sobre la honestidad que buena parte de la gente que ha estado mandando en este país”, espetó Iglesias.
Antes, ya había tenido otros 'encontronazos' sonados, como cuando afeó a una corresponsal en Bruselas las preguntas sobre las presuntas irregularidades de su entonces compañera sentimental, Tania Sánchez, tachándola de “machista”.
Pablo Iglesias se arranca por Pimpinela en un mitin en Badalona https://youtu.be/7thWrkkcPtI Al mismo tiempo, Iglesias daba muestras del cansancio que le producía su actividad política. Reconocía que  la popularidad no le gustaba,  que añoraba recuperar el anonimato en actividades cotidianas, como ir a tomar una cerveza con amigos.
“Esto ya no se puede hacer como antes. Y eso no es agradable”, reflexionaba en una conversación con Risto Mejide, en la que ya se disculpaba por parecer permanentemente “cabreado”. “No es necesario estarlo para hacer política, pero en televisión me llevo unos palos tremendos. Es como muchas mujeres que entran en un bar y tienen a ocho babosos rodeándolas permanentemente. ¿Qué pasa, qué eres borde? No, es que me tengo que defender”, justificó Iglesias. El líder de Podemos reconocía también valorar su marcha si no se alcanzaba los resultados electorales esperados. 
Los encontronazos frecuentes, el mal carácter y el progresivo desapego manifestado con las bases alertaron ya entonces  a los asesores de Iglesias de la necesidad de moderar el tono. “Hemos aprendido que hay que sonreir”, decía poco después, en otra entrevista. Un líder 'edulcorado' que coincidía también con la progresiva moderación del discurso y del programa. Podemos había renunciado ya como prioritarias a algunas de las medidas estrella de las europeas, las más controvertidas, como la renta básica o las nacionalizaciones, aspirando a conquistar el centro.
A partir de entonces se vio a un Iglesias cantando por Pimpinela, en un mitin en Badalona, en el que sorprendió ironizando con “quién la tiene más grande”, en referencia al tamaño de la bandera desplegado por Pedro Sánchez en su puesta de largo como secretario general. O jugando una 'pachanga' de fútbol en la jornada de reflexión previa a las elecciones autonómicas y municipales del 24-M, con otros miembros de su partido.
Aunque quizás el ejemplo más evidente de la 'metamorfosis' sea gráfica. En julio, el líder emergente presentó su propia web, Pabloiglesias.org, un proyecto personalista con el que el partido busca confiar en la figura del secretario general de nuevo buena parte de la estrategia de precampaña hacia las generales.
 Pablo Iglesias, antes y después

El logotipo de la página muestra a un Iglesias sonriente, con la mirada al horizonte, y sin duda mucho más relajado que en las papeletas con las que la formación se presentó en las europeas, donde se dibujaba a un Pablo huraño, con entrecejo fruncido y mirando directamente al votante, en actitud de desafío.
El cambio no es ni mucho menos menor. En la forma, y en el fondo, ya que el equipo de Iglesias anunció también entonces el inicio de una 'Ruta del cambio', una gira por las principales ciudades para conocer de primera mano las inquietudes y propuestas de los ciudadanos, que tendrían ocasión además de establecer un contacto más estrecho con el líder 'morado'.
La consigna es clara: más cercanía, más frescura y más audacia. En disputa está la "centralidad", un electorado ideológicamente difuso, pero al que disgustan los exabruptos. Un espectro muy competido, por el que rivalizan también Rajoy, Sánchez y Rivera. Sólo las urnas darán veredicto de si el votante se gana en estos tiempos a golpe de 'selfie'.
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