jueves, 3 de septiembre de 2015

Las candidaturas municipales y congresuales son determinantes | César Pérez

Por César Pérez. 2 de septiembre de 2015 - 12:09 am -  1
Sería trascendental el impacto político e institucional que tendría para el país, algunas ciudades con autoridades competentes y serias y un Congreso con: Max, Guillermo, Manuel Salazar, Luis Gómez, Minou, Narciso, Catrain, Eduardo, Virtudes, Hugo, Guadalupe
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César Pérez

Sociólogo, municipalista y profesor de sociología urbana. Autor de libros, ensayos y artículos en diversos medios nacionales y extranjeros sobre movimientos sociales, urbanismo, desarrollo y poder local. Miembro de varias instituciones nacionales y extranjeras, ex director del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y ex dirigente del desaparecido Partido Comunista Dominicano, PCD.
En el mundo actual, de figuras políticas sin las dimensiones de otros tiempos, en las coyunturas electorales las candidaturas municipales y congresuales son esenciales para incorporar nuevos actores a la acción política. Actualmente, las  transformaciones trascendentes no las hacen las grandes figuras nacionales, sino los liderazgos locales  y congresuales comprometidos con su territorio. Cualquier proyecto político que no haga conciencia de este aserto queda trunco. 
En nuestro país, la experiencia y algunos informes de organismos del Estado, como la Cámara de Cuentas, dan cuentas de que en general, el nivel de la gestión de las ciudades y del territorio está retrocediendo. Muchos conocedores del municipalismo dominicano expresan el lamento de que la calidad, solvencia profesional y ética de la generalidad de nuestras autoridades locales va a peor. Lo mismo sucede con la calidad de nuestros legisladores, los cuales salen de un escándalo para rápidamente  envolverse en otro.
El crecimiento de nuestras ciudades ha sido directamente proporcional al incremento de la ingobernabilidad política y a la pérdida de oportunidades para el desarrollo económico y del desarrollo humano. El Gran Santo Domingo y Santiago ocupan los primeros lugares en la producción de riqueza, pero son las ciudades donde más pobres se producen en términos absolutos, donde la fractura y fragmentación social son más acentuadas y donde se aposentan e incrementan las más variables forma de desigualdad, delincuencia e inseguridad ciudadana.
Otras ciudades de alto valor estratégico para el desarrollo económico de su región y del turismo en particular, como Barahona, La Altagracia, La  Romana, San Francisco de Macorís, Puerto Plata, San Cristóbal, Baní etc. van por el mismo camino de las dos arriba citadas, pero para algunos dirigentes de los grandes partidos son simples reservatorios de votos, algunos lo dicen descaradamente, no como oportunidades para el desarrollo de sus regiones. Simplemente porque no tienen proyecto de nación, sino de poder. 
Ignoran que sin centros urbanos eficiente y democráticamente bien administrados, cualquier crecimiento de la economía será insuficiente para producir desarrollo y que el progreso de los polos turísticos es insostenible sin centros urbanos con buenos servicios y equipamientos. Con autoridades municipales generalmente incompetentes y corruptas, los problemas del país se harán cada vez más agudos, seguiremos descendiendo en indicadores básicos de desarrollo humano. Eso no lo entiende la clase política dominicana, sin importar tamaño de partidos ni del signo político a que pertenezcan.
Ciertamente, en todo proceso electoral tener muchos votos es de primera importancia, pero no lo es menos la calidad de a quien se vote, si el proyecto es de cambio de sociedad, no simplemente de autoridades. En tal sentido, en el próximo torneo electoral, más que en la elección de un Presidente, las posibilidades de hacer cambios en este país descansan en la elección de buenas autoridades municipales y buenos legisladores, porque hoy día ningún presidente hace transformaciones de fondo con representantes congresuales y municipales abrumadoramente malos.     
Sería trascendental el impacto político e institucional que tendría para el país, algunas ciudades con autoridades competentes y serias y un Congreso con: Max, Guillermo, Manuel Salazar, Luis Gómez, Minou, Narciso, Catrain, Eduardo, Virtudes, Hugo, Guadalupe, además de prominentes intelectuales que han dado demostración de coherencia personal y profesional, además de una larga práctica de lucha por los mejores intereses del país.  Si los dirigentes citados se lo propusiesen de manera unitaria y lo plantasen como opción a otras fuerzas políticas, se podría explorar una forma de participación sumamente útil para el presente del país y sumamente rentable para el futuro político de c/uno de ellos.
El mismo razonamiento podría hacerse para impulsar candidaturas independientes y partidarias, frescas y competentes  en los niveles municipales. Es la única forma de crear ilusión en un importante segmento de diversos sectores de la población, los cuales han dado muestra de querer vincularse con la política, pero con magros resultados de las acciones que han intentado para tal fin. La relativa debilidad de las convocatorias a algunos actos que últimamente han realizado, son claros indicadores del cansancio de esos sectores o de la inefectividad del objetivo de las convocatorias.
Es necesario que se revierta la tendencia hacia el retiro hacia lo privado de un importante segmento de la población, el cual, a pesar de todo, no pierde el interés de que este país se enrumbe por otros caminos. La presente coyuntura electoral constituye una oportunidad para que dicho segmento encuentre el camino de la política con sentido de direccionalidad.
Esperar un episodio milagroso o la coyuntura del 20 podría ser funesto. http://acento.com.do/2015/opinion/8280409-las-candidaturas-municipales-y-congresuales-son-determinantes/

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