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(Para leer en voz alta)
Más que un recuerdo, el recuerdo de una realidad que se fue como un sueño. Abril, Abril, Abril. Recuerdo presente, perenne, que se niega a pasar, que se niega a dejarnos, que debemos cultivar.
Abril, Abril, Abril, un tiempo que no se reconoce, que no se conoce, que se desdibuja entre la niebla de recuerdos que se desmigajan, como si fueran nubes que cambian de lugar, de figura, de juego de la imaginación, perdidas entre el viento que las transforma.
Abril, Abril, Abril. Te fuiste y te vas, te quedas porque formas parte de cada uno, porque hay mucho que decir, porque falta mucho por contar, porque hay mucho que aclarar, porque parece como si no te hubiésemos vivido, como si fueses un sueño, como si nunca hubieras ocurrido.
¡Ay Abril, Abril, Abril! Cuánto Abril y cuánto Abril que parece otro mes cualquiera, uno de esos donde la Patria no se lava la cara con lágrimas de rabia, de impotencia, con lágrimas de furia contenida, con lágrimas de alegría, como el canto de los pájaros que se posan en las amapolas que cortaron al lado de mi casa. Se perdieron las flores rojas como el color de la bandera, se perdió el perfume de los carpinteros eternos picando las ramas gruesas, pero no se perdió su recuerdo, su presencia.
Te cuento, Abril, que hay muchos Abriles, hay tantos Abriles como combatientes hubo. Hay tantos combatientes como los que combatieron, como los que soñaron combatir o como aquellos que sueñan que combatieron y hablan y dicen y discuten en qué lugar estaban cuando los tanques de los traidores a la Patria cruzaron el puente.
Sí Abril, ahora el número de combatientes se ha multiplicado. Ahora hay muchos más, pero eso es bueno Abril, eso significa que tu semilla fructifica hasta en los sueños de los que no pudieron estar porque no habían nacido, Abril.
Abril, Abril, Abril, tú suenas en la historia como la música de buenos tiempos. La solidaridad, la bondad de corazón, el valor sin exhibicionismo, la hermandad surgida de compartir los sueños y vivir la utopía nos convirtió, en un abrir y cerrar de ojos, en amigos de siempre y para siempre. ¡Ay Abril!
Abril, Abril, Abril, quédate con nosotros. Enséñanos de nuevo a ser hombres amantes de su país, perfumados por la democracia, el respeto a los demás y consérvale al pueblo la ingenuidad de querer formar una Patria, una Patria mejor, pero para todos. Abril.
Abril, no te conviertas en un recuerdo perdido entre los oscuros y difíciles senderos de la desmemoria. No Abril, no, tú estás ahí, tú estás hasta el día que despiertes, que te levantes y reclames terminar lo felizmente iniciado y desdichadamente trunco.
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