viernes, 13 de febrero de 2015

¿PODEMOS con la tragedia griega? - por PEDRO SILVERIO ÁLVAREZ

EN DIRECTO|13 FEB 2015, 12:00 AM|POR PEDRO SILVERIO ÁLVAREZ
 “En España y Grecia, ambas la centro- izquierda y la centro-derecha han gobernado durante los recientes períodos de crisis; muchos votantes han concluido, por lo tanto, que la salvación se encuentra en alternativas radicales. En ambos países, el descontento público tiene claros objetivos: en España, los bancos, grandes empresas y los políticos corruptos; en Grecia, los arquitectos de la austeridad y los ejecutores de sus políticas. España y Grecia han comenzado a crear empleos y a crecer, pero el desempleo en ambos se mantiene alrededor del 25%. Para los votantes, la política–como de costumbre simplemente no está funcionando.” Charlemagne, The Economist, 2015
La euforia griega comienza a desvanecerse luego de la esperada victoria que un grupo de la izquierda radical en coalición con otro grupo también radical, pero de la extrema derecha, lograron la mayoría electoral el pasado 25 de enero. Los mercados financieros, tanto locales como externos, han interpretado esa victoria como un indicador de que Grecia se dirige hacia el despeñadero. De hecho –y muy a pesar de la visita que en la semana pasada hiciera el Ministro de Finanzas de Grecia al Presidente del Banco Central Europeo- los retiros de depósitos de los bancos griegos han sobrepasado los 10 mil millones de euros, tomando en cuenta que estos retiros empezaron en diciembre, cuando se daba por descontado que Syriza ganaría las elecciones generales.
Claramente, el tema de la austeridad fue crucial en estos resultados electorales. Después del condenable fraude estadístico con el que los funcionarios griegos dosificaron a la Comisión Europea, al Banco Central Europeo y al Fondo Monetario Internacional (FMI), y la posterior crisis económica, el gobierno griego se vio en la obligación de aplicar medidas de austeridad en el marco del rescate financiero que esas instituciones le concedieron. Los sacrificios impuestos –como se esperaba- resultaron dolorosos y el electorado quedó atrapado en un discurso rancio envuelto en papel de celofán por un bloque de partidos liderado por la extrema izquierda. Ahora tendrán la oportunidad de demostrar la superioridad de la política del derroche en medio de grandes estrecheces financieras. Por lo pronto, el Banco Central Europeo no seguirá comprando bonos garantizados por el gobierno griego, ante la inminencia de que ese gobierno se retire del programa de rescate firmado por el gobierno anterior. La comunidad europea no parece estar dispuesta a dejarse engañar una vez más por la truculencia de los políticos griegos. Después de todo, los ciudadanos de la Unión Europea han tenido que pagar –de una forma u otra- por los engaños y la indisciplina de esos gobiernos.
Es casi imposible –desde hace unos años- hablar de Grecia sin que en el mismo contexto no se mencione a España. Aunque a España se le considera junto a Grecia como un país de la periferia europea, en una tipificación que desborda los límites geográficos, es difícil pensar que sea un país periférico en el sentido que lo es Grecia. Ambas naciones han sido golpeadas brutalmente por la crisis financiera, y en ambas los escándalos de corrupción han generado una ola de repudio ciudadano. Si a esto se agrega una austeridad mal distribuida –austeridad para la clase media, no para los gobiernos- se consigue la receta perfecta para que un grupo político como PODEMOS -inexistente hace cerca de un año- se haya convertido en la primera fuerza electoral de España, de acuerdo con las encuestas publicadas hasta la fecha. Su discurso de transparencia en la gestión pública y anticorrupción ha cautivado al electorado español, ávido de una esperanza después de casi un lustro de crisis y precariedades. Sin embargo, no basta con predicar bondades sujetas al ejercicio posterior del poder político; es necesario, además, contar con un programa económico que preserve la base misma de toda sociedad capitalista y que permita la sostenibilidad de los programas sociales. Todo lo contrario es lo que han hecho los precursores chavistas de PODEMOS. Venezuela es el laboratorio en el que deben verse los españoles. Con el mismo discurso de PODEMOS, la revolución bolivariana ha logrado que al día de hoy la tasa de pobreza en Venezuela sea más alta que cuando Chávez tomó el poder, debido a la instalación de uno de los regímenes más corruptos del mundo, de acuerdo a mediciones internacionales.
El elector común –que no necesariamente tiene que saber de economía- se deja fascinar muy frecuentemente por discursos que resaltan las virtudes morales –sin dudas, indispensables en cualquier ciudadano, político o no-, acompañados de promesas irrealizables, desde el punto de vista económico. Es increíble pensar que una sociedad con la madurez alcanzada por la española esté –al parecer- transitando hacia el libreto de una tragedia que solo los griegos pudieran imaginar. Por eso, el desenlace de lo que se está gestando en Grecia es tan importante para España, pues pudiera ser una anticipación de lo que le esperaría si PODEMOS llega al poder. Mientras tanto, en nuestro país queda la interrogante de si se han ido creando las condiciones para que un grupo similar emerja como una fuerza electoral de cara al 2016. Solo el tiempo dirá. http://www.diariolibre.com/opinion/2015/02/13/i1010841_podemos-con-tragedia-griegaa.html

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