Sobre el Movimiento Verde
¿Quiénes se inventaron las
cadenas humanas? ¿Las marchas? ¿Las protestas color verde? ¿Quiénes han acudido
a tantos lugares a dejar en claro su reclamo? ¿Quiénes se inventaron el Libro
Verde? Una parte de la sociedad dominicana de clase media.
Hay
quienes dicen que la Marea Verde es bienvenida, necesaria y oportuna pero que,
siendo un movimiento de clase media no podrá –por si sola- lograr los fines que
se ha propuesto porque carece de la suficiente fuerza. Y ¿cuáles son esos
fines? Derrotar la impunidad y combatir la corrupción. Pero ambos fines
requieren de la acción del gobierno (Ministerio Público, judicatura,
contraloría, policía etc.) y hay sobrada evidencia indicando que este, en lugar
de esclarecer y perseguir, como es su obligación, apaña, retrasa, miente,
oculta. Por lo tanto, el reclamo verde contra la corrupción y el fin de la
impunidad incoa un proceso donde el poder, que no puede ni quiere juzgarse a sí
mismo, tiene que ser sustituido o modificado lo suficiente como para permitir
que esto se haga.
La clase
media es a la sociedad exactamente lo mismo que el motor de arranque es al
conjunto de la máquina de un vehículo. Meses atrás, una parte de nuestra clase
media, con mucha voluntad y poco éxito, ya convocaba a las cadenas humanas. Hoy,
aquellas cadenas humanas, se transformaron en Marea Verde. El motor de arranque
encendió la máquina ahora y no antes. La máquina del motor de la historia
dominicana se ha puesto en movimiento pero los de arriba y los de abajo todavía
no están adentro, se tienen miedo entre sí. Los de
arriba, salvo excepciones, quieren itinerario, carta de ruta y ver más claro si
la Marea Verde puede ganar y que ganarán con ella. Será
necesario recordarles que no apoyar la marea Verde puede, además de arruinarles
la vida, resultar más caro y dejarlos también a ellos sin país. Los de abajo se sumarán cuando la opción de corromperse ellos
mismos o la de irse del país pierdan protagonismo y se sepan mejor
representados por la esperanza verde que por la realidad morada.
Los
modelos de conducta social y política, los valores, las modas, la educación y
las artes incluso cuando no se originan en la clase media, circulan a través de
ella. La clase media es políticamente capaz de mover al resto de la sociedad
siempre que se den las condiciones adecuadas en dicha sociedad y siempre que
dentro de esas clases medias se forme, crezca y madure una dirección que intérprete
la realidad y entone correctamente el discurso. Es un proceso que ya empezó.
¿Quiénes
se inventaron las cadenas humanas? ¿Las marchas? ¿Las protestas color verde? ¿Quiénes
han acudido a tantos lugares a dejar en claro su reclamo? ¿Quiénes se
inventaron el Libro Verde? Una parte de la sociedad dominicana de clase media.
¿Por qué
lo han hecho? Porque temen perder aquello que en materia de bienestar,
libertades, derechos y posibilidades de vida han logrado tras mucho esfuerzo
personal y de familia. Pero están también dolidos y enojados. Las clases medias
dominicanas no están pidiendo una revolución radical, reforma agraria,
nacionalizaciones ni ninguna de esas cosas que se enarbolaron hace 50 años. Las
clases medias están pidiendo solamente respeto a sus vidas, a sus derechos y a
sus bienes, decencia en el manejo de la cosa pública y futuro para ellos y para
que sus hijos no tengan que irse o quedarse fuera del país.
Saben que
la inseguridad y el desorden actual tuvieron su origen en la impunidad que, al
no perseguir ni castigar la corrupción, alentó el delito y empujó a muchos a
delinquir a sabiendas de que, no habiendo un régimen de consecuencias, nadie
tenía ni tiene aun nada que temer. Y ellos saben que el Estado, en lugar de
perseguir a los corruptos, los protege y que, ese mismo Estado, en lugar de
representar la justicia, enarbola el delito, lo encubre y lo justifica.
Frente a
la realidad descrita: ¿qué hará el gobierno además de apostar al cansancio, al
sabotaje y la desinformación? El poder se atrinchera y no cederá en esta
primera etapa porque ellos, después de tantos años haciendo lo que querían y
como querían y cuando querían no van a ceder a la primera embestida ni van a
dar su brazo a torcer así por así. Para que
se haga justicia y el gobierne combata la corrupción hay que tumbarles el
pulso, hay que obligarlos y jamás llegaremos ahí sin que medie un periodo de crisis
política y de gobernabilidad. Sin una presión masiva, sostenida e inaguantable
el gobierno no va a actuar. Y no hay solución institucional porque ellos
controlan todos los poderes excepto la voluntad popular y por eso, habrá que
consensuar una salida política a una crisis que de todas maneras es inevitable. En esa crisis, el poder popular expresado en marchas, firmas de
libro y estado general de opinión tendrá que enfrentarse al poder político
nominal y derrotarlo.
Necesitamos
más de dos millones de firmas para forzar al poder a independizar y liberar de
su tutela la justicia, la magistratura, la JCE, la Cámara de Cuentas y otras
porque nadie cree, en este país que los incumbentes actuales tengan vocación,
intención ni espacio para actuar y la renovación de esas instancias solamente
puede acontecer tras una crisis política de envergadura que el poder tratará de
evitar y que nosotros deberemos producir.
Pues
bien. Muchos de ustedes, muchísimos estoy seguro, han tratado, almenos alguna
vez, de encender el motor de un vehículo. Activaron el motor de arranque,
escucharon el sonido del motor de arranque pero el vehículo no encendió por
alguna razón y hay muchísimas por las cuales un vehículo puede no encender.
Ahora
bien, cuando la inyección está bien, cuando los cilindros están lubricados,
cuando el tiempo- es decir sincronía de movimiento, inyección y explosión- está
correcto, usted activa el motor de arranque y la máquina, “the engine”, arranca
y usted puede salir conduciendo a donde sea. Si usted
es capaz de entender este funcionamiento del motor podrá entender lo que pasa y
lo que debería pasar en la sociedad dominicana de hoy día.
http://acento.com.do/2017/opinion/8446214-sobre-el-movimiento-verde/
Melvin Mañón
En mangas de camisa
Pensador, agricultor de vocación. Ha escrito varios libros, entre ellos Operación Estrella, Guerra de purificación y Enigma.
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