enero
18, 2017
Claves para entender el
caso Odebrecht
Una
red de corrupción que se descubrió en una pequeña gasolinera de Brasilia
terminó por destapar el intrincado esquema de sobornos organizado por el
gigante de la construcción Odebrecht y su filial Braskem. Y el Departamento de
Justicia estadounidense puso al descubierto el refinado mecanismo de lavado de
dinero que pretendía enlodar el sistema financiero de ese país. Se habla de más
de 788 millones de dólares
Por
Maibort Petit | @maibortpetit
Una red de sobornos
superior a los 788 millones de dólares en la que el conglomerado brasileño de
la industria de ingeniería y construcción sería el protagonista, quedó al
descubierto a raíz de una investigación llevada a cabo por el Departamento de
Justicia de Estados Unidos. La averiguación sacó a la luz un entramado de
operaciones de corrupción que la corporación llevó a cabo para beneficiarse de
contratos en once países, por el orden de los 3.300 millones de dólares.
El gigante
Odebrecht — fundado por el ingeniero Norberto Odebrecht Pernambuco, en 1944, en
Salvador de Bahía— que además participa en la elaboración de productos químicos
y petroquímicos, se encuentra presente varios países de Suramérica, América
Central, el Caribe, Norteamérica, África, Europa y el Medio Oriente.
Los representantes
de Odebrecht y Braskem SA -una filial petroquímica- se declararon culpables el
pasado 21 de diciembre de 2016 ante la justicia de Estados Unidos y acordaron
pagar 3.500 millones de dólares en multas, tanto a las autoridades
norteamericanas como a Brasil y a Suiza, por su esquema de sobornos a
funcionarios públicos gubernamentales y políticos en varios países del mundo. Y
es que las coimas de Odebrecht y Braskem llegaron -además de a Brasil-, a
Angola, Argentina, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México,
Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela.
Estas empresas
cotizan sus valores en la Bolsa de Nueva York y habrían usado el sistema
financiero y bancario de Estados Unidos para hacer los pagos irregulares. Esta
es la razón por la que las autoridades norteamericanas se hacen partícipes del
asunto y conduce al gobierno estadounidense a acusar a Odebrecht y a Braskem SA
de “conspiración para violar” las leyes contra sobornos de EEUU,
específicamente la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, FCPA por sus
siglas en inglés.
El trabajo estuvo a
cargo de la fiscal auxiliar adjunta, Sung-Hee Suh, de la División Criminal del
Departamento de Justicia de Estados Unidos; el fiscal del Distrito Este de
Nueva York, Robert L. Capers; el subdirector de la División de Investigaciones
Criminales del FBI, Stephen Richardson; y William F. Sweeney, de la oficina de
campo del FBI en Nueva York.
Los representantes de
Odebrecht y Braskem SA -una filial petroquímica- se declararon culpables el
pasado 21 de diciembre de 2016 ante la justicia de Estados Unidos y acordaron
pagar 3.500 millones de dólares en multas
No se trató de una
investigación sencilla, pues para que pudiera tenerse claridad acerca de cómo
había sido urdido y confeccionado todo este entramado de corrupción, debió
llevarse a cabo de manera multinacional y de forma tal que permitiera
descubrirla y entenderla. Solo entonces pudo darse a conocer a la opinión
pública.
“Estas resoluciones
son el resultado de un esfuerzo multinacional extraordinario para identificar,
investigar y enjuiciar un esquema de corrupción altamente complejo y duradero
que resultó en el pago por parte de las compañías demandadas de cerca de mil
millones de dólares en sobornos a funcionarios de todos los niveles del
gobierno en muchos países “, informó el fiscal Capers, quien agregó que
Odebrecht y Braskem “en un intento de ocultar sus crímenes, usaron el sistema
financiero global —incluyendo el sistema bancario en Estados Unidos— para
disfrazar el origen y el desembolso de los sobornos mediante el traspaso de
fondos por vía de una serie de compañías ficticias. El mensaje enviado por esta
fiscalía es que Estados Unidos está trabajando con sus socios del orden público
en el exterior y no dudarán en responsabilizar a aquellas corporaciones e
individuos que buscan enriquecerse a través de la corrupción de las estructuras
legítimas”.
Ese mensaje ha sido
contundente y así lo dejó establecido William F. Sweeney al sentenciar que “no
importa cuál sea la razón, cuando los funcionarios extranjeros reciben
sobornos, amenazan nuestra seguridad nacional y el sistema de libre mercado
internacional en el que negociamos (…) Solo porque están fuera de nuestra
vista, no significa que estén fuera de nuestro alcance. El FBI utilizará todos
los recursos disponibles para poner fin a este tipo de comportamiento
corrupto”.
Los hechos de corrupción se desarrollaron entre los
años 2001 y 2016, determinándose que los oscuros beneficios en el extranjero su
ubicaron en 439 millones de dólares, de los cuales, 250 millones de dólares
correspondieron a pagos ilícitos hechos por Braskem.
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Acuerdo sin
precedentes
Estas alianzas
establecidas por Estados Unidos tienen expresión en el hecho de la colaboración
que logró con las autoridades de Brasil y Suiza para poder hacer más expedita
la investigación. Una colaboración que no ha operado en todas las
circunstancias y en todos los países involucrados que, en algunos casos, muy
por el contrario a ayudar parecieran querer entorpecer las averiguaciones.
Pero de la
contribución de quienes sí prestaron su apoyo están las resultas que desembocan
en la multa milmillonaria que ahora Odebrecht y Braskem deberán pagar a los
tres países por su acción delictiva: 3.500 millones de dólares, más
información, lo cual en su conjunto constituye un acuerdo de indulgencia sin
parangón en el mundo. Así, las empresas reconocen su culpabilidad, aportan
datos importantes sobre la operación, cancelan la cuantiosa multa y, a cambio,
los juicios en curso -así como aquellos que en un futuro pudieran abrirse
contra las dos compañías- quedan sin efecto.
Pero el comunicado
del Departamento de Justicia advierte que las penalizaciones a Odebrecht
podrían elevarse a 4.500 millones de dólares, aunque la empresa aseguró que
solamente está en capacidad de cancelar 2.600 millones de dólares, por lo que
las autoridades judiciales de EEUU adelantarán averiguaciones para determinar
la capacidad real de pago del conglomerado brasileño.
Con la declaración
de culpabilidad ante la acusación de conspiración para violar las disposiciones
contra el soborno establecidas en la Ley de Prácticas Corruptas en el
Extranjero presentada por la Sección de Fraudes de la División Penal de la
Oficina del Fiscal Federal ante el Tribunal del Distrito Este de Nueva York,
Odebrecht acordó cancelar la multa luego de que se lleve a cabo un análisis de
su capacidad de pago. Igualmente en procedimientos conexos, la empresa se
comprometió al pago con el Ministerio Público Federal de Brasil y con la
Procuraduría General de Suiza.
Los detalles de los
referidos estudios sobre la capacidad de pago de la compañía se conocerán el 31
de marzo de 2017, mientras que la sentencia se hará pública el 17 de abril.
Entretanto, Braskem
también admitió su culpabilidad ante el mismo despacho judicial y por el mismo
delito. La petroquímica deberá pagar un total de multas penales y regulatorias
por el orden de 957 millones de dólares.
Tanto Odebrecht
como Braskem quedan obligadas a seguir cooperando con las autoridades
policiales. Ambas se comprometieron con el gobierno de Estados Unidos a través
de su Departamento de Justicia, a aplicar medidas correctivas y estrictos
controles y protocolos anticorrupción.
En virtud de la cooperación que Odebrecht brindó
obtuvo 25% de rebaja en las multas, mientras que la reducción para Braskem fue
de 15%, dado que solo cooperó parcialmente con la investigación.
Mecanismo al
descubierto
Este esquema de
corruptelas que se extendió por más de una década llevó a Odebrecht a obtener
jugosos contratos en los países referidos al inicio de esta entrega, dejando en
los bolsillos de funcionarios gubernamentales y políticos unos 788 millones de
dólares.
Una compleja red de
empresas, transacciones no registradas contablemente y cuentas bancarias off-shore, permitieron hacer los pagos fraudulentos.
La sofisticación de
las operaciones llevó a Odebrecht a crear en el año 2006 la que denominó
“División de Operaciones Estructuradas”, todo un refinamiento dentro de la
estructura empresarial cuyo único y real objetivo era el pago de sobornos. El
departamento actuaba casi con total autonomía. Tanto, que el jefe de esta
dependencia pudo, hasta 2009, obtener la autorización de los niveles superiores
para aprobar los pagos casi sin ningún obstáculo o requisitos previos. Después
de esa fecha esta “responsabilidad” se diluyó en algunos líderes de la empresa,
tanto en Brasil, como en las otras jurisdicciones donde esta operaba.
La estrategia de
ocultamiento incluyó un sistema de comunicaciones independiente de la empresa a
través del cual los miembros de la División de Operaciones Estructuradas
establecían contacto entre ellos y con operadores financieros externos. Códigos
secretos, contraseñas y cuentas de correo electrónico de máxima seguridad,
conformaban el sistema.
Del mismo modo, se
estableció un sistema informático paralelo para el manejo del presupuesto a la
sombra con el que Odebrecht y su División de Operaciones Estructuradas
procesaban los sobornos. La secreta estructura financiera se alimentaba de
recursos provenientes de la gerencia de finanzas de Odebrecht, sus subsidiarias
y de Braskem, que luego se canalizaban a entidades off-shore que no figuraban como relacionadas de la compañía.
Desde allí salían los sobornos a través de transferencias electrónicas, pero
también en efectivo dentro y fuera de Brasil o mediante la entrega de paquetes
y maletas en sitios estratégicos.
El informe del
departamento de Estado explica que el esquema de corrupción de Odebrecht está
diseñado de tal manera y con tanto ingenio que hace extremadamente difícil el
rastreo de los dineros utilizados para el pago de sobornos, tanto desde su
origen como en su destino. Políticos, organizaciones partidistas y candidatos a
distintos cargos en once países de la región y Brasil vieron sus cuentas
rebosar de dinero proveniente de la estructura financiera corrupta nacida en el
seno del grupo Odebrecht.
La filial Braskem,
pagó —como ya hemos dicho— 250 millones de dólares en sobornos, de los cuales,
75 millones sirvieron para que funcionarios corruptos aseguraran beneficios de
por lo menos 289 millones de dólares a una subsidiaria de Odebrecht. Los
investigadores establecieron que en el caso de los productos petroquímicos
parte de los sobornos se dirigió a que la fórmula para calcular el precio de la
nafta fuera cambiada, partiendo del uso de aceite como materia prima de la
industria.
El informe del Departamento de Justicia indica
también que Odebrecht creó la empresa Smith & Nash Engineering Company, con
sede en las Islas Vírgenes Británicas, con el objetivo de pagar los sobornos
por parte de Odebrecht.
Los sobornos en
Latinoamérica
El entramado de
corrupción de Odebrecht fue más allá de los límites del Brasil y se extendió a
varios países de América y África. Así, funcionarios públicos de Angola,
Mozambique, Argentina, Colombia, México, Panamá, Venezuela, Perú, Guatemala,
Ecuador y República Dominicana recibieron pagos que buscaban favores en
procesos licitatorios y adjudicación de contratos.
No en balde en
Estados Unidos a Odebrecht se le conoce como el “mayor caso de sobornos
extranjeros en la historia”.
Hay que apuntar que
las leyes de Estados Unidos y Suiza permiten que las autoridades de cada uno de
los países involucrados procesen a empresas extranjeras por actos de corrupción
ocurridos en otras naciones si las empresas tienen algún vínculo con los citados
Suiza o Estados Unidos.
Pero para decepción
de muchos, los documentos del Departamento de Justicia no hacen referencia a
nombre alguno, es decir, no se menciona a ninguna persona en particular de las
que recibieron sobornos en los distintos países.
Lo que sí quedó
claro es que la corrupción no es un mal que afecte únicamente al capitalismo,
sino que también envuelve a los gobiernos de izquierda que se hacen llamar de
vanguardia o progresistas. Por eso nos concentraremos en señalar cómo se dieron
los hechos en cada uno de los países de Latinoamérica.
Venezuela es
después de Brasil el país donde el monto de los sobornos pagados por Odebrecht
y Braskem fue de mayor cuantía. Los funcionarios públicos de las
administraciones del fallecido Hugo Chávez y de Nicolás Maduro recibieron pagos
irregulares entre los años 2006 y 2015 por un total que alcanza los 98 millones
de dólares.
El presidente de la
Comisión Permanente de Contraloría de la Asamblea Nacional de Venezuela para el
momento en que los hechos quedaron al descubierto, el diputado Freddy Guevara,
dio inició de inmediato a una investigación sobre el caso. A su vez, el para
entonces presidente del citado poder legislativo, Henry Ramos Allup, exigió a
través de su cuenta personal en la red social Twitter, que Odebrecht publicara
los nombres de los venezolanos supuestamente sobornados.
Las banderas
enarboladas por el chavismo en Venezuela han quedado salpicadas una vez más con
este escándalo. La ola de delaciones refiere el pago de 35 millones de dólares
para la última campaña electoral de Hugo Chávez. Y además se hicieron
“donaciones” a la de Nicolás Maduro.
Y si bien no se han
descubierto los protagonistas, sí ha quedado patente ante el pueblo chavista
que el liderazgo partidista y los funcionarios de gobierno tienen las manos
manchadas por el flagelo de la corrupción.
A Brasil y
Venezuela, le siguen en importancia, dado el monto de los sobornos registrados,
República Dominicana y Panamá. Entre 2001 y 2014 funcionarios dominicanos
recibieron pagos ilícitos por el orden de 92 millones de dólares, que habrían
dado beneficios por 163 millones de dólares en ese país.
La Procuraduría
General de la República Dominicana aseguró que “actuará con toda
responsabilidad” en el esclarecimiento de los hechos. “Como ente activo, la PGR
está solicitando formalmente a las autoridades correspondientes, toda la
información recopilada en la referida investigación sobre las actuaciones de
Odebrecht en República Dominicana”, manifestó el gobierno a través de un
comunicado del Ministerio Público.
Entretanto, en
Panamá, los documentos del Departamento de Justicia revelan que entre 2010 y
2014, Odebrecht supuestamente pagó sobornos que superan los 59 millones de
dólares y que rindieron beneficios de 175 millones de dólares.
Los fiscales
brasileños subrayaron el hecho de que las autoridades de Panamá se negaron a
cooperar en su pesquisa. En su descargo, sin embargo, la oficina de la
presidencia panameña manifestó “su total respaldo a las investigaciones (…)
para que se procese y se sancione a las empresas y a las personas involucradas
en estos actos”.
El Ministerio
Público de la nación centroamericana indicó que solicitó información sobre la
investigación a Estados Unidos. En este sentido, fiscales panameños se
trasladarán a EEUU para buscar datos sobre el pago de más de 59 millones de
dólares en comisiones de la constructora Odebrecht en esa nación de
Centroamérica para hacerse de contratos de obras.
Desde la
presidencia de Perú, por su parte, dijeron que Odebrecht está obligada a dar explicaciones.
Allí, entre 2005 y 2014 Odebrecht habría pagado aproximadamente 29 millones de
dólares que le generaron más de 143 millones de dólares en contratos.
Se conoció que un
intermediario supuestamente contactó a Odebrecht en representación de un alto
funcionario peruano —del que se desconoce su identidad— que ofreció apoyar la
propuesta que el grupo brasileño presentara en una licitación pública a cambio
de pagos que se estiman en 20 millones de dólares.
Las acusaciones
surgidas de las confesiones apuntan alto y señalan a los gobiernos de Alejandro
Toledo, Alan García y Ollanta Humala. De Humala se dice que habría recibido
tres millones de dólares de Odebrecht en sobornos, pero él lo niega.
El presidente
peruano, Pedro Pablo Kuczynski, se pronunció para asegurar públicamente que él
no figuraba entre los implicados: “Yo le puedo garantizar que no recibí nada,
ni sé nada, mire que todo eso se tiene que investigar obviamente y estoy a
favor de una profunda investigación”.
Desde el seno de la
policía de Brasil se sostiene que la constructora Odebrecht podría haber pagado
sobornos al expresidente del Perú, Ollanta Humala.
Los hechos de
corrupción se desarrollaron entre los años 2001 y 2016, determinándose que los
oscuros beneficios en el extranjero su ubicaron en 439 millones de dólares
Venezuela es después de Brasil
el país donde el monto de los sobornos pagados por Odebrecht y Braskem fue de
mayor cuantía. Los funcionarios públicos de las administraciones del fallecido
Hugo Chávez y de Nicolás Maduro recibieron pagos irregulares entre los años
2006 y 2015 por un total que alcanza los 98 millones de dólares
En Argentina las
administraciones de los Kirchner se ven ampliamente comprometidas con estos
hechos. La justicia argentina adelanta las investigaciones en las que el ex
secretario de Transporte kirchnerista, Julio De Vido, aperece señalado. Este
funcionario de la pasada administración negó los hechos e intentó salpicar al
actual mandatario Mauricio Macri. Precisó que pese a que la prensa oficialista
lo obvia, en Argentina el socio de Odebrecht es Ángelo Calcaterra, primo del
presidente Macri.
El fiscal argentino
que lleva a cabo la averiguación sobre el caso Odebrecht, Sergio Rodríguez,
dijo que sus investigaciones versan sobre cuatro proyectos y que intenta
contactar con sus pares en Brasil para que le suministren información que pueda
incorporar a sus indagaciones. De hecho, la Oficina Anticorrupción contactó con
fiscales e investigadores brasileños para informarse sobre los presuntos
sobornos que en ese país alcanzarían los 35 millones de dólares pagados a
funcionarios entre 2007 y 2015.
Mientras, en
Ecuador las averiguaciones apenas inician, pero se sabe que entre 2007 y 2016
la firma brasileña habría realizado pagos ilícitos por el orden de 33,5
millones de dólares “a funcionarios gubernamentales corruptos”, asegura un
comunicado de las autoridades judiciales de esa nación. Añade el documento que
entre 2007 y 2008 Odebrecht tuvo problemas con un contrato de construcción y
que el asunto se habría resuelto mediante un intermediario que hizo pagos en
efectivo a un funcionario.
La administración
ecuatoriana anunció una investigación, pero recordó que el gobierno expulsó a
Odebrecht en 2008. “La denunciamos como empresa corrupta y corruptora por lo
que decir que en el año 2008 se corrompió a un funcionario público es
absolutamente incompresible y si se hizo un pago, evidentemente ese pago fue
inoperante, inoficioso e ineficaz”, aseguró el secretario jurídico de la
Presidencia de Ecuador, Alexis Mera.
El fiscal general
de Ecuador, Galo Chiriboga, informó que solicitó detalles a Brasil y al
Departamento de Justicia de Estados Unidos por intermedio del embajador en esa
nación. “Para el caso de Ecuador vamos a saber a quiénes fueron los que sobornó
la empresa Odebrecht”, dijo Chiriboga. Además, esta fiscalía allanó la sede de
Odebrecht ubicada en Guayaquil, donde incautaron documentos que podrían estar
relacionados con los sobornos que se elevarían a más de 35,5 millones de
dólares.
En México se
iniciaron sendas investigaciones. La Secretaría de la Función Pública precisó
que había comenzado a recolectar información con relación al caso. Esta
averiguación se realiza en conjunto con la petrolera estatal Pemex. Los
sobornos de Odebrecht en la nación azteca serían por 10,5 millones de dólares
pagados a funcionarios de Pemex.
En Colombia se
pidió a la Procuraduría General abrir una averiguación al respecto. El informe
del Departamento de Justicia estadounidense refiere que en Colombia los
sobornos de Odebrecht se habrían realizado entre 2009 y 2014 y sumarían 11
millones de dólares para asegurar contratos de obras públicas. “La empresa
obtuvo beneficios de más de 50 millones de dólares como resultado de esos pagos
corruptos”, dice el documento.
También se menciona
un pago de 6,5 millones de dólares a un funcionario del gobierno colombiano no
identificado para que ayudara a la constructora brasileña a ganarse un
contrato.
El gobierno
colombiano, mediante un comunicado de la Secretaría de Transparencia, advirtió
que si el pago de sobornos se constataba no dudaría en cancelar de manera
unilateral sus contratos con Odebrecht.
Ya en lo que
respecta al propio Brasil, la administración del expresidente Luiz Inacio Lula
da Silva estaría ampliamente comprometida. Las investigaciones realizadas
indican que habría habido una supuesta complicidad entre la empresa Odebrecht y
el ex mandatario. La construcción del estadio de Corinthians sería el caso
donde se transparentarían los turbios manejos de Lula.
Esto se supo a raíz de la información dada a
conocer por Marcelo Odebrecht, ex representante legal de la constructora,
cuando pactó suministrar datos a cambio de una rebaja en su pena.
En todas partes
Odebrecht a 73 años
de fundada está presente en todo el continente. Hasta el 19 de junio de 2015
estuvo presidida por Marcelo Odebrecht —nieto del fundador de la empresa— fecha
en que fue imputado al igual que otros empresarios brasileños al estar señalado
de participar en la Operación Lava Jato, un escándalo de corrupción de la
petrolera estatal Petrobras.
La constructora con
presencia en 27 países, llegó a expandirse especialmente por toda
Latinoamérica, desde la Patagonia, donde ejecutó una central hidroeléctrica en
Argentina, hasta México donde construyó un complejo petroquímico.
El gigante con 128
mil empleados e ingresos brutos de 40 mil millones de dólares cedió el
protagonismo que tenían sus obras de infraestructura al que ahora ocupan las
acusaciones de corrupción, en la que juega un papel estelarísimo dada las veces
que se le menciona en la citada trama puesta al descubierto de la Operación
Lava Jato de Petrobras.
Entonces, todas sus
inversiones comenzaron a causar resquemor, o por lo menos inquietud, al
conocerse los hechos que culminaron en el arresto del CEO del conglomerado.
Marcelo Odebrecht fue sentenciado el 8 de marzo de 2016 a cumplir 19 años en
prisión tras ser declarado culpable de pagar más de 30 millones de dólares en
sobornos.
Los tiempos en que el nombre de Odebrecht generaba
expectativa por sus cuantiosas inversiones y la envergadura de sus obras, ahora
solo levantan sospechas y llena de terror a los representantes del poder en
América Latina.
La raíz del
escándalo
Ya hemos señalado
que el escándalo de este entramado de corrupción de Odebrecht y Braskem
tiene su origen en las investigaciones del caso Lava Jato en el que participaba
la estatal petrolera brasileña Petrobras.
¿Y cómo se inició
la averiguación que culminó en la explosión de tal magnitud que hemos referido?
Pues,
sencillamente, por azar.
Fue en una
gasolinera. De allí el nombre que adquirió la investigación, aunque la verdad
sea dicha, en el expendio de combustible no se lavaba carros. Curiosidades del
asunto.
La estación de
gasolina ubicada en el centro de Brasilia se llama “Posto da Torre”, un espacio
comercial que cuenta con un minimercado, cafetería y una lavandería. Allí la
Policía Federal de Brasil se encontraba realizando algunas pesquisas dos años
antes de que estallara el asunto. Funcionaba, curiosamente en el lugar, una
casa de cambio en la que las sospechas indicaban que se lavaba dinero. Los
agentes llegaron al lugar el 17 de marzo de 2014.
La policía fijó la
atención en la gasolinera cuando se empezaron a monitorear las comunicaciones
telefónicas de su propietario, Carlos Chater, en julio de 2013. Este hombre fue
un eslabón en la averiguación de los delitos de lavado de dinero que se le
seguía al exdiputado carioca, José Janene. Se creía que Carter fungía como
“doleiro”, nombre que se les da en Brasil a los operadores ilegales del mercado
cambiario. Los federales brasileños descubrieron que no era un solo operador:
eran cuatro las organizaciones delictivas que allí interactuaban.
Este descubrimiento
permitió saber que además de Carter, Alberto Youssef era uno de los jefes, un
personaje ya conocido por las autoridades pues en 2003 había estado preso por
lavado de dinero y delitos contra el sistema financiero. A ese caso se le
conoció como Banestado y sirvió de clave al juez de la causa, Sérgio Moro, para
desentrañar la maraña que tenía ante sí.
El informe del Departamento de
Justicia estadounidense refiere que en Colombia los sobornos de Odebrecht se
habrían realizado entre 2009 y 2014 y sumarían 11 millones de dólares
Los investigadores
monitoreaban a Youssef por el vínculo con Chater cuando descubrieron un correo
electrónico en el que se hablaba de un costoso regalo, una camioneta Range
Rover Evoque que el primero le dio a Paulo Roberto Costa, una persona que entre
los años 2004 y 2012 se desempeñó como director de abastecimiento de Petrobras,
una posición clave en el manejo y otorgamiento de contratos de la petrolera.
Se encendieron las
alarmas cuando este hecho fortuito dejó al descubierto la más grande red de
corrupción de la historia de Brasil. Fue solo ir ensamblando las piezas que el
ostentoso regalo indicó cómo ir ajustando. Se requirieron varios meses para ver
el rompecabezas completo.
Con Lava Jato se
desarticuló una red que se dedicaba no solamente al lavado de dinero, sino
también al comercio ilegal de diamantes, el desvío de fondos públicos a través
de gasolineras, lavanderías y otros establecimientos comerciales.
Fueron detectándose
una a una las diversas operaciones fraudulentas y delictivas y la colaboración
internacional, por ejemplo de Suiza, que dio a conocer a la fiscalía brasileña
que 23 millones de dólares pertenecientes a Costa se encontraban en los bancos
de ese país.
La corrupción
asomaba por todos lados y Petrobras era la jugosa fuente.
Tras un acuerdo en
2014 con las autoridades, Paulo Roberto Costa delató los crímenes y señaló a
otros implicados. Luego las delaciones las continuó Youssef.
Fue entonces cuando
las constructoras Odebrecht y Camargo Corrêa salieron a relucir como parte del
cartel que se repartía los contratos de Petrobras a cambio de cuantiosos sobornos
que llegaban a manos de directores de la petrolera y de más de un centenar de
políticos de distintos partidos, entre ellos el Partido de los Trabajadores,
PT, la organización de la que es líder el ex presidente Luiz Inacio Lula da
Silva.
Las averiguaciones
establecieron que los desvíos de fondos iban de 1 a 3% del valor de los
contratos otorgados por Petrobras. Estos montos se depositaban en cuentas de
empresas fantasmas disfrazados como pagos por consultorías.
El asunto no ha parado y las sospechas siguen
apuntando a Lula da Silva, señalado de supuestamente recibir beneficios ocultos
de las constructoras, algo que él niega vehementemente. Lo cierto es que la
madeja no deja de liberar hilo que los investigadores siguen tejiendo en este
enmarañado esquema de corrupción que seguramente revelará nuevas sorpresas.
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Claves para entender el
caso Odebrecht
Una
red de corrupción que se descubrió en una pequeña gasolinera de Brasilia
terminó por destapar el intrincado esquema de sobornos organizado por el
gigante de la construcción Odebrecht y su filial Braskem. Y el Departamento de
Justicia estadounidense puso al descubierto el refinado mecanismo de lavado de
dinero que pretendía enlodar el sistema financiero de ese país. Se habla de más
de 788 millones de dólares
Por
Maibort Petit | @maibortpetit
Una red de sobornos
superior a los 788 millones de dólares en la que el conglomerado brasileño de
la industria de ingeniería y construcción sería el protagonista, quedó al
descubierto a raíz de una investigación llevada a cabo por el Departamento de
Justicia de Estados Unidos. La averiguación sacó a la luz un entramado de
operaciones de corrupción que la corporación llevó a cabo para beneficiarse de
contratos en once países, por el orden de los 3.300 millones de dólares.
El gigante
Odebrecht — fundado por el ingeniero Norberto Odebrecht Pernambuco, en 1944, en
Salvador de Bahía— que además participa en la elaboración de productos químicos
y petroquímicos, se encuentra presente varios países de Suramérica, América
Central, el Caribe, Norteamérica, África, Europa y el Medio Oriente.
Los representantes
de Odebrecht y Braskem SA -una filial petroquímica- se declararon culpables el
pasado 21 de diciembre de 2016 ante la justicia de Estados Unidos y acordaron
pagar 3.500 millones de dólares en multas, tanto a las autoridades
norteamericanas como a Brasil y a Suiza, por su esquema de sobornos a
funcionarios públicos gubernamentales y políticos en varios países del mundo. Y
es que las coimas de Odebrecht y Braskem llegaron -además de a Brasil-, a
Angola, Argentina, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México,
Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela.
Estas empresas
cotizan sus valores en la Bolsa de Nueva York y habrían usado el sistema
financiero y bancario de Estados Unidos para hacer los pagos irregulares. Esta
es la razón por la que las autoridades norteamericanas se hacen partícipes del
asunto y conduce al gobierno estadounidense a acusar a Odebrecht y a Braskem SA
de “conspiración para violar” las leyes contra sobornos de EEUU,
específicamente la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, FCPA por sus
siglas en inglés.
El trabajo estuvo a
cargo de la fiscal auxiliar adjunta, Sung-Hee Suh, de la División Criminal del
Departamento de Justicia de Estados Unidos; el fiscal del Distrito Este de
Nueva York, Robert L. Capers; el subdirector de la División de Investigaciones
Criminales del FBI, Stephen Richardson; y William F. Sweeney, de la oficina de
campo del FBI en Nueva York.
Los representantes de
Odebrecht y Braskem SA -una filial petroquímica- se declararon culpables el
pasado 21 de diciembre de 2016 ante la justicia de Estados Unidos y acordaron
pagar 3.500 millones de dólares en multas
No se trató de una
investigación sencilla, pues para que pudiera tenerse claridad acerca de cómo
había sido urdido y confeccionado todo este entramado de corrupción, debió
llevarse a cabo de manera multinacional y de forma tal que permitiera
descubrirla y entenderla. Solo entonces pudo darse a conocer a la opinión
pública.
“Estas resoluciones
son el resultado de un esfuerzo multinacional extraordinario para identificar,
investigar y enjuiciar un esquema de corrupción altamente complejo y duradero
que resultó en el pago por parte de las compañías demandadas de cerca de mil
millones de dólares en sobornos a funcionarios de todos los niveles del
gobierno en muchos países “, informó el fiscal Capers, quien agregó que
Odebrecht y Braskem “en un intento de ocultar sus crímenes, usaron el sistema
financiero global —incluyendo el sistema bancario en Estados Unidos— para
disfrazar el origen y el desembolso de los sobornos mediante el traspaso de
fondos por vía de una serie de compañías ficticias. El mensaje enviado por esta
fiscalía es que Estados Unidos está trabajando con sus socios del orden público
en el exterior y no dudarán en responsabilizar a aquellas corporaciones e
individuos que buscan enriquecerse a través de la corrupción de las estructuras
legítimas”.
Ese mensaje ha sido
contundente y así lo dejó establecido William F. Sweeney al sentenciar que “no
importa cuál sea la razón, cuando los funcionarios extranjeros reciben
sobornos, amenazan nuestra seguridad nacional y el sistema de libre mercado
internacional en el que negociamos (…) Solo porque están fuera de nuestra
vista, no significa que estén fuera de nuestro alcance. El FBI utilizará todos
los recursos disponibles para poner fin a este tipo de comportamiento
corrupto”.
Los hechos de corrupción se desarrollaron entre los
años 2001 y 2016, determinándose que los oscuros beneficios en el extranjero su
ubicaron en 439 millones de dólares, de los cuales, 250 millones de dólares
correspondieron a pagos ilícitos hechos por Braskem.
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Acuerdo sin
precedentes
Estas alianzas
establecidas por Estados Unidos tienen expresión en el hecho de la colaboración
que logró con las autoridades de Brasil y Suiza para poder hacer más expedita
la investigación. Una colaboración que no ha operado en todas las
circunstancias y en todos los países involucrados que, en algunos casos, muy
por el contrario a ayudar parecieran querer entorpecer las averiguaciones.
Pero de la
contribución de quienes sí prestaron su apoyo están las resultas que desembocan
en la multa milmillonaria que ahora Odebrecht y Braskem deberán pagar a los
tres países por su acción delictiva: 3.500 millones de dólares, más
información, lo cual en su conjunto constituye un acuerdo de indulgencia sin
parangón en el mundo. Así, las empresas reconocen su culpabilidad, aportan
datos importantes sobre la operación, cancelan la cuantiosa multa y, a cambio,
los juicios en curso -así como aquellos que en un futuro pudieran abrirse
contra las dos compañías- quedan sin efecto.
Pero el comunicado
del Departamento de Justicia advierte que las penalizaciones a Odebrecht
podrían elevarse a 4.500 millones de dólares, aunque la empresa aseguró que
solamente está en capacidad de cancelar 2.600 millones de dólares, por lo que
las autoridades judiciales de EEUU adelantarán averiguaciones para determinar
la capacidad real de pago del conglomerado brasileño.
Con la declaración
de culpabilidad ante la acusación de conspiración para violar las disposiciones
contra el soborno establecidas en la Ley de Prácticas Corruptas en el
Extranjero presentada por la Sección de Fraudes de la División Penal de la
Oficina del Fiscal Federal ante el Tribunal del Distrito Este de Nueva York,
Odebrecht acordó cancelar la multa luego de que se lleve a cabo un análisis de
su capacidad de pago. Igualmente en procedimientos conexos, la empresa se
comprometió al pago con el Ministerio Público Federal de Brasil y con la
Procuraduría General de Suiza.
Los detalles de los
referidos estudios sobre la capacidad de pago de la compañía se conocerán el 31
de marzo de 2017, mientras que la sentencia se hará pública el 17 de abril.
Entretanto, Braskem
también admitió su culpabilidad ante el mismo despacho judicial y por el mismo
delito. La petroquímica deberá pagar un total de multas penales y regulatorias
por el orden de 957 millones de dólares.
Tanto Odebrecht
como Braskem quedan obligadas a seguir cooperando con las autoridades
policiales. Ambas se comprometieron con el gobierno de Estados Unidos a través
de su Departamento de Justicia, a aplicar medidas correctivas y estrictos
controles y protocolos anticorrupción.
En virtud de la cooperación que Odebrecht brindó
obtuvo 25% de rebaja en las multas, mientras que la reducción para Braskem fue
de 15%, dado que solo cooperó parcialmente con la investigación.
Mecanismo al
descubierto
Este esquema de
corruptelas que se extendió por más de una década llevó a Odebrecht a obtener
jugosos contratos en los países referidos al inicio de esta entrega, dejando en
los bolsillos de funcionarios gubernamentales y políticos unos 788 millones de
dólares.
Una compleja red de
empresas, transacciones no registradas contablemente y cuentas bancarias off-shore, permitieron hacer los pagos fraudulentos.
La sofisticación de
las operaciones llevó a Odebrecht a crear en el año 2006 la que denominó
“División de Operaciones Estructuradas”, todo un refinamiento dentro de la
estructura empresarial cuyo único y real objetivo era el pago de sobornos. El
departamento actuaba casi con total autonomía. Tanto, que el jefe de esta
dependencia pudo, hasta 2009, obtener la autorización de los niveles superiores
para aprobar los pagos casi sin ningún obstáculo o requisitos previos. Después
de esa fecha esta “responsabilidad” se diluyó en algunos líderes de la empresa,
tanto en Brasil, como en las otras jurisdicciones donde esta operaba.
La estrategia de
ocultamiento incluyó un sistema de comunicaciones independiente de la empresa a
través del cual los miembros de la División de Operaciones Estructuradas
establecían contacto entre ellos y con operadores financieros externos. Códigos
secretos, contraseñas y cuentas de correo electrónico de máxima seguridad,
conformaban el sistema.
Del mismo modo, se
estableció un sistema informático paralelo para el manejo del presupuesto a la
sombra con el que Odebrecht y su División de Operaciones Estructuradas
procesaban los sobornos. La secreta estructura financiera se alimentaba de
recursos provenientes de la gerencia de finanzas de Odebrecht, sus subsidiarias
y de Braskem, que luego se canalizaban a entidades off-shore que no figuraban como relacionadas de la compañía.
Desde allí salían los sobornos a través de transferencias electrónicas, pero
también en efectivo dentro y fuera de Brasil o mediante la entrega de paquetes
y maletas en sitios estratégicos.
El informe del
departamento de Estado explica que el esquema de corrupción de Odebrecht está
diseñado de tal manera y con tanto ingenio que hace extremadamente difícil el
rastreo de los dineros utilizados para el pago de sobornos, tanto desde su
origen como en su destino. Políticos, organizaciones partidistas y candidatos a
distintos cargos en once países de la región y Brasil vieron sus cuentas
rebosar de dinero proveniente de la estructura financiera corrupta nacida en el
seno del grupo Odebrecht.
La filial Braskem,
pagó —como ya hemos dicho— 250 millones de dólares en sobornos, de los cuales,
75 millones sirvieron para que funcionarios corruptos aseguraran beneficios de
por lo menos 289 millones de dólares a una subsidiaria de Odebrecht. Los
investigadores establecieron que en el caso de los productos petroquímicos
parte de los sobornos se dirigió a que la fórmula para calcular el precio de la
nafta fuera cambiada, partiendo del uso de aceite como materia prima de la
industria.
El informe del Departamento de Justicia indica
también que Odebrecht creó la empresa Smith & Nash Engineering Company, con
sede en las Islas Vírgenes Británicas, con el objetivo de pagar los sobornos
por parte de Odebrecht.
Los sobornos en
Latinoamérica
El entramado de
corrupción de Odebrecht fue más allá de los límites del Brasil y se extendió a
varios países de América y África. Así, funcionarios públicos de Angola,
Mozambique, Argentina, Colombia, México, Panamá, Venezuela, Perú, Guatemala,
Ecuador y República Dominicana recibieron pagos que buscaban favores en
procesos licitatorios y adjudicación de contratos.
No en balde en
Estados Unidos a Odebrecht se le conoce como el “mayor caso de sobornos
extranjeros en la historia”.
Hay que apuntar que
las leyes de Estados Unidos y Suiza permiten que las autoridades de cada uno de
los países involucrados procesen a empresas extranjeras por actos de corrupción
ocurridos en otras naciones si las empresas tienen algún vínculo con los
citados Suiza o Estados Unidos.
Pero para decepción
de muchos, los documentos del Departamento de Justicia no hacen referencia a
nombre alguno, es decir, no se menciona a ninguna persona en particular de las
que recibieron sobornos en los distintos países.
Lo que sí quedó
claro es que la corrupción no es un mal que afecte únicamente al capitalismo,
sino que también envuelve a los gobiernos de izquierda que se hacen llamar de
vanguardia o progresistas. Por eso nos concentraremos en señalar cómo se dieron
los hechos en cada uno de los países de Latinoamérica.
Venezuela es
después de Brasil el país donde el monto de los sobornos pagados por Odebrecht
y Braskem fue de mayor cuantía. Los funcionarios públicos de las
administraciones del fallecido Hugo Chávez y de Nicolás Maduro recibieron pagos
irregulares entre los años 2006 y 2015 por un total que alcanza los 98 millones
de dólares.
El presidente de la
Comisión Permanente de Contraloría de la Asamblea Nacional de Venezuela para el
momento en que los hechos quedaron al descubierto, el diputado Freddy Guevara,
dio inició de inmediato a una investigación sobre el caso. A su vez, el para
entonces presidente del citado poder legislativo, Henry Ramos Allup, exigió a
través de su cuenta personal en la red social Twitter, que Odebrecht publicara
los nombres de los venezolanos supuestamente sobornados.
Las banderas
enarboladas por el chavismo en Venezuela han quedado salpicadas una vez más con
este escándalo. La ola de delaciones refiere el pago de 35 millones de dólares
para la última campaña electoral de Hugo Chávez. Y además se hicieron
“donaciones” a la de Nicolás Maduro.
Y si bien no se han
descubierto los protagonistas, sí ha quedado patente ante el pueblo chavista
que el liderazgo partidista y los funcionarios de gobierno tienen las manos
manchadas por el flagelo de la corrupción.
A Brasil y
Venezuela, le siguen en importancia, dado el monto de los sobornos registrados,
República Dominicana y Panamá. Entre 2001 y 2014 funcionarios dominicanos
recibieron pagos ilícitos por el orden de 92 millones de dólares, que habrían
dado beneficios por 163 millones de dólares en ese país.
La Procuraduría
General de la República Dominicana aseguró que “actuará con toda
responsabilidad” en el esclarecimiento de los hechos. “Como ente activo, la PGR
está solicitando formalmente a las autoridades correspondientes, toda la
información recopilada en la referida investigación sobre las actuaciones de
Odebrecht en República Dominicana”, manifestó el gobierno a través de un
comunicado del Ministerio Público.
Entretanto, en
Panamá, los documentos del Departamento de Justicia revelan que entre 2010 y
2014, Odebrecht supuestamente pagó sobornos que superan los 59 millones de
dólares y que rindieron beneficios de 175 millones de dólares.
Los fiscales
brasileños subrayaron el hecho de que las autoridades de Panamá se negaron a
cooperar en su pesquisa. En su descargo, sin embargo, la oficina de la
presidencia panameña manifestó “su total respaldo a las investigaciones (…)
para que se procese y se sancione a las empresas y a las personas involucradas
en estos actos”.
El Ministerio
Público de la nación centroamericana indicó que solicitó información sobre la
investigación a Estados Unidos. En este sentido, fiscales panameños se
trasladarán a EEUU para buscar datos sobre el pago de más de 59 millones de
dólares en comisiones de la constructora Odebrecht en esa nación de
Centroamérica para hacerse de contratos de obras.
Desde la
presidencia de Perú, por su parte, dijeron que Odebrecht está obligada a dar
explicaciones. Allí, entre 2005 y 2014 Odebrecht habría pagado aproximadamente
29 millones de dólares que le generaron más de 143 millones de dólares en
contratos.
Se conoció que un
intermediario supuestamente contactó a Odebrecht en representación de un alto
funcionario peruano —del que se desconoce su identidad— que ofreció apoyar la
propuesta que el grupo brasileño presentara en una licitación pública a cambio
de pagos que se estiman en 20 millones de dólares.
Las acusaciones
surgidas de las confesiones apuntan alto y señalan a los gobiernos de Alejandro
Toledo, Alan García y Ollanta Humala. De Humala se dice que habría recibido
tres millones de dólares de Odebrecht en sobornos, pero él lo niega.
El presidente
peruano, Pedro Pablo Kuczynski, se pronunció para asegurar públicamente que él
no figuraba entre los implicados: “Yo le puedo garantizar que no recibí nada,
ni sé nada, mire que todo eso se tiene que investigar obviamente y estoy a
favor de una profunda investigación”.
Desde el seno de la
policía de Brasil se sostiene que la constructora Odebrecht podría haber pagado
sobornos al expresidente del Perú, Ollanta Humala.
Los hechos de
corrupción se desarrollaron entre los años 2001 y 2016, determinándose que los
oscuros beneficios en el extranjero su ubicaron en 439 millones de dólares
Venezuela es después de Brasil
el país donde el monto de los sobornos pagados por Odebrecht y Braskem fue de
mayor cuantía. Los funcionarios públicos de las administraciones del fallecido
Hugo Chávez y de Nicolás Maduro recibieron pagos irregulares entre los años
2006 y 2015 por un total que alcanza los 98 millones de dólares
En Argentina las
administraciones de los Kirchner se ven ampliamente comprometidas con estos
hechos. La justicia argentina adelanta las investigaciones en las que el ex
secretario de Transporte kirchnerista, Julio De Vido, aperece señalado. Este
funcionario de la pasada administración negó los hechos e intentó salpicar al
actual mandatario Mauricio Macri. Precisó que pese a que la prensa oficialista
lo obvia, en Argentina el socio de Odebrecht es Ángelo Calcaterra, primo del
presidente Macri.
El fiscal argentino
que lleva a cabo la averiguación sobre el caso Odebrecht, Sergio Rodríguez,
dijo que sus investigaciones versan sobre cuatro proyectos y que intenta
contactar con sus pares en Brasil para que le suministren información que pueda
incorporar a sus indagaciones. De hecho, la Oficina Anticorrupción contactó con
fiscales e investigadores brasileños para informarse sobre los presuntos
sobornos que en ese país alcanzarían los 35 millones de dólares pagados a
funcionarios entre 2007 y 2015.
Mientras, en
Ecuador las averiguaciones apenas inician, pero se sabe que entre 2007 y 2016
la firma brasileña habría realizado pagos ilícitos por el orden de 33,5
millones de dólares “a funcionarios gubernamentales corruptos”, asegura un
comunicado de las autoridades judiciales de esa nación. Añade el documento que
entre 2007 y 2008 Odebrecht tuvo problemas con un contrato de construcción y
que el asunto se habría resuelto mediante un intermediario que hizo pagos en
efectivo a un funcionario.
La administración
ecuatoriana anunció una investigación, pero recordó que el gobierno expulsó a
Odebrecht en 2008. “La denunciamos como empresa corrupta y corruptora por lo
que decir que en el año 2008 se corrompió a un funcionario público es
absolutamente incompresible y si se hizo un pago, evidentemente ese pago fue
inoperante, inoficioso e ineficaz”, aseguró el secretario jurídico de la
Presidencia de Ecuador, Alexis Mera.
El fiscal general
de Ecuador, Galo Chiriboga, informó que solicitó detalles a Brasil y al
Departamento de Justicia de Estados Unidos por intermedio del embajador en esa
nación. “Para el caso de Ecuador vamos a saber a quiénes fueron los que sobornó
la empresa Odebrecht”, dijo Chiriboga. Además, esta fiscalía allanó la sede de
Odebrecht ubicada en Guayaquil, donde incautaron documentos que podrían estar
relacionados con los sobornos que se elevarían a más de 35,5 millones de
dólares.
En México se
iniciaron sendas investigaciones. La Secretaría de la Función Pública precisó
que había comenzado a recolectar información con relación al caso. Esta
averiguación se realiza en conjunto con la petrolera estatal Pemex. Los
sobornos de Odebrecht en la nación azteca serían por 10,5 millones de dólares
pagados a funcionarios de Pemex.
En Colombia se
pidió a la Procuraduría General abrir una averiguación al respecto. El informe
del Departamento de Justicia estadounidense refiere que en Colombia los
sobornos de Odebrecht se habrían realizado entre 2009 y 2014 y sumarían 11
millones de dólares para asegurar contratos de obras públicas. “La empresa
obtuvo beneficios de más de 50 millones de dólares como resultado de esos pagos
corruptos”, dice el documento.
También se menciona
un pago de 6,5 millones de dólares a un funcionario del gobierno colombiano no
identificado para que ayudara a la constructora brasileña a ganarse un
contrato.
El gobierno colombiano,
mediante un comunicado de la Secretaría de Transparencia, advirtió que si el
pago de sobornos se constataba no dudaría en cancelar de manera unilateral sus
contratos con Odebrecht.
Ya en lo que
respecta al propio Brasil, la administración del expresidente Luiz Inacio Lula
da Silva estaría ampliamente comprometida. Las investigaciones realizadas
indican que habría habido una supuesta complicidad entre la empresa Odebrecht y
el ex mandatario. La construcción del estadio de Corinthians sería el caso
donde se transparentarían los turbios manejos de Lula.
Esto se supo a raíz de la información dada a
conocer por Marcelo Odebrecht, ex representante legal de la constructora,
cuando pactó suministrar datos a cambio de una rebaja en su pena.
En todas partes
Odebrecht a 73 años
de fundada está presente en todo el continente. Hasta el 19 de junio de 2015
estuvo presidida por Marcelo Odebrecht —nieto del fundador de la empresa— fecha
en que fue imputado al igual que otros empresarios brasileños al estar señalado
de participar en la Operación Lava Jato, un escándalo de corrupción de la
petrolera estatal Petrobras.
La constructora con
presencia en 27 países, llegó a expandirse especialmente por toda
Latinoamérica, desde la Patagonia, donde ejecutó una central hidroeléctrica en
Argentina, hasta México donde construyó un complejo petroquímico.
El gigante con 128
mil empleados e ingresos brutos de 40 mil millones de dólares cedió el
protagonismo que tenían sus obras de infraestructura al que ahora ocupan las
acusaciones de corrupción, en la que juega un papel estelarísimo dada las veces
que se le menciona en la citada trama puesta al descubierto de la Operación
Lava Jato de Petrobras.
Entonces, todas sus
inversiones comenzaron a causar resquemor, o por lo menos inquietud, al
conocerse los hechos que culminaron en el arresto del CEO del conglomerado.
Marcelo Odebrecht fue sentenciado el 8 de marzo de 2016 a cumplir 19 años en
prisión tras ser declarado culpable de pagar más de 30 millones de dólares en
sobornos.
Los tiempos en que el nombre de Odebrecht generaba
expectativa por sus cuantiosas inversiones y la envergadura de sus obras, ahora
solo levantan sospechas y llena de terror a los representantes del poder en
América Latina.
La raíz del
escándalo
Ya hemos señalado
que el escándalo de este entramado de corrupción de Odebrecht y Braskem
tiene su origen en las investigaciones del caso Lava Jato en el que participaba
la estatal petrolera brasileña Petrobras.
¿Y cómo se inició
la averiguación que culminó en la explosión de tal magnitud que hemos referido?
Pues,
sencillamente, por azar.
Fue en una gasolinera.
De allí el nombre que adquirió la investigación, aunque la verdad sea dicha, en
el expendio de combustible no se lavaba carros. Curiosidades del asunto.
La estación de
gasolina ubicada en el centro de Brasilia se llama “Posto da Torre”, un espacio
comercial que cuenta con un minimercado, cafetería y una lavandería. Allí la
Policía Federal de Brasil se encontraba realizando algunas pesquisas dos años
antes de que estallara el asunto. Funcionaba, curiosamente en el lugar, una
casa de cambio en la que las sospechas indicaban que se lavaba dinero. Los
agentes llegaron al lugar el 17 de marzo de 2014.
La policía fijó la
atención en la gasolinera cuando se empezaron a monitorear las comunicaciones
telefónicas de su propietario, Carlos Chater, en julio de 2013. Este hombre fue
un eslabón en la averiguación de los delitos de lavado de dinero que se le
seguía al exdiputado carioca, José Janene. Se creía que Carter fungía como
“doleiro”, nombre que se les da en Brasil a los operadores ilegales del mercado
cambiario. Los federales brasileños descubrieron que no era un solo operador:
eran cuatro las organizaciones delictivas que allí interactuaban.
Este descubrimiento
permitió saber que además de Carter, Alberto Youssef era uno de los jefes, un
personaje ya conocido por las autoridades pues en 2003 había estado preso por
lavado de dinero y delitos contra el sistema financiero. A ese caso se le
conoció como Banestado y sirvió de clave al juez de la causa, Sérgio Moro, para
desentrañar la maraña que tenía ante sí.
El informe del Departamento de
Justicia estadounidense refiere que en Colombia los sobornos de Odebrecht se
habrían realizado entre 2009 y 2014 y sumarían 11 millones de dólares
Los investigadores
monitoreaban a Youssef por el vínculo con Chater cuando descubrieron un correo
electrónico en el que se hablaba de un costoso regalo, una camioneta Range
Rover Evoque que el primero le dio a Paulo Roberto Costa, una persona que entre
los años 2004 y 2012 se desempeñó como director de abastecimiento de Petrobras,
una posición clave en el manejo y otorgamiento de contratos de la petrolera.
Se encendieron las
alarmas cuando este hecho fortuito dejó al descubierto la más grande red de
corrupción de la historia de Brasil. Fue solo ir ensamblando las piezas que el
ostentoso regalo indicó cómo ir ajustando. Se requirieron varios meses para ver
el rompecabezas completo.
Con Lava Jato se
desarticuló una red que se dedicaba no solamente al lavado de dinero, sino
también al comercio ilegal de diamantes, el desvío de fondos públicos a través
de gasolineras, lavanderías y otros establecimientos comerciales.
Fueron detectándose
una a una las diversas operaciones fraudulentas y delictivas y la colaboración
internacional, por ejemplo de Suiza, que dio a conocer a la fiscalía brasileña
que 23 millones de dólares pertenecientes a Costa se encontraban en los bancos
de ese país.
La corrupción
asomaba por todos lados y Petrobras era la jugosa fuente.
Tras un acuerdo en
2014 con las autoridades, Paulo Roberto Costa delató los crímenes y señaló a
otros implicados. Luego las delaciones las continuó Youssef.
Fue entonces cuando
las constructoras Odebrecht y Camargo Corrêa salieron a relucir como parte del
cartel que se repartía los contratos de Petrobras a cambio de cuantiosos
sobornos que llegaban a manos de directores de la petrolera y de más de un
centenar de políticos de distintos partidos, entre ellos el Partido de los
Trabajadores, PT, la organización de la que es líder el ex presidente Luiz
Inacio Lula da Silva.
Las averiguaciones
establecieron que los desvíos de fondos iban de 1 a 3% del valor de los
contratos otorgados por Petrobras. Estos montos se depositaban en cuentas de
empresas fantasmas disfrazados como pagos por consultorías.
El asunto no ha parado y las sospechas siguen
apuntando a Lula da Silva, señalado de supuestamente recibir beneficios ocultos
de las constructoras, algo que él niega vehementemente. Lo cierto es que la
madeja no deja de liberar hilo que los investigadores siguen tejiendo en este
enmarañado esquema de corrupción que seguramente revelará nuevas sorpresas.
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