enero 29, 2017
Tareck
El Aissami: lo que hay que saber sobre el vicepresidente venezolano
Que
es un extremista de izquierda, que tiene conexiones con la guerrilla y sectores
vinculados al terrorismo en Medio Oriente, lo mismo que con organizaciones
ligadas al narcotráfico. Que lo investigan la DEA y el FBI. De todo se dice.
Pero Nicolás Maduro lo ha puesto en el despacho de la vicepresidencia del país
y lo ha encumbrado como el súper policía de la revolución. Y él, por su parte,
responde a cualquier acusación: que muestren las pruebas
Por
Odell López Escote | @OdeLopez
De Tareck Zaidan El
Aissami Maddah se dicen muchas cosas pero la mayoría coinciden en dos puntos:
la droga y el terrorismo. El nuevo vicepresidente de Nicolás Maduro ha sido
señalado por organismos internacionales de presuntamente colaborar con el
narcotráfico y con Hezbolá. Por otro lado él mismo se ha denominado como el
verdugo de 70 narcotraficantes que ha puesto en la cárcel. Pruebas fehacientes
de ambas afirmaciones todavía no hay.
El nombre y el
aspecto físico del dirigente chavista hacen suponer que sus orígenes no son
venezolanos. Efectivamente es hijo de sirios-libaneses que llegaron a Venezuela
en búsqueda de una vida mejor.
En su casa la
militancia política corre por las venas, pues su padre, Carlos El Aissami, fue
jefe de la sección de Venezuela del partido Baath de Irak, una coalición pro
Sadam Husseim. Shibli El Aissami, tío de Tareck, fue funcionario del régimen
del fallecido presidente de Irak.
Desde el 12 de
noviembre de 1974, el ahora vicepresidente de Venezuela vio la luz del mundo en
su natal Mérida, a 660 kilómetros de Caracas, donde hizo parte de una vida
juvenil austera, humilde. Luego se mudó a Cagua, en el estado Aragua al centro
del país, donde recibió formación militar en la Escuela Básica de la Fuerza
Armada Nacional.
Su paso por la
facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes –en Mérida- le permitió
conocer a Adán Chávez, hermano del fallecido jefe de Estado venezolano y quien
fue su profesor, su mentor. Desde ahí, El Aissami se mantuvo del lado izquierdo
del polo, de la mano de su instructor ideológico, quien lo llevó a formar parte
de las filas chavistas años después.
Mientras Hugo
Chávez tomaba la presidencia en 1999, dentro de la ULA el dirigente político
lideraba un movimiento estudiantil que fue cuestionado por sus propios
compañeros, quienes aseguraban que tenía conexiones directas con movimientos
guerrilleros. La preocupación estaba justificada por la cercanía de Mérida con
la frontera colombo-venezolana.
La web www.soberanía.org relata que mientras el
oficialista fue presidente de la Federación de Centro de Estudiantes, los
dormitorios del campus universitario sirvieron como guarida de planificación de
los insurrectos. “De las 1.122 personas que habitaban en las residencias, tan
solo 387 eran estudiantes”, asegura el portal.
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Detrás de
bastidores
La ideología de El
Aissami siempre ha estado clara y sus objetivos por formar parte del Gobierno
de Chávez también. Con el título de abogado en mano decidió especializarse en
criminalística. Una fuente ligada al gobierno de Maduro señaló que fue una
recomendación de su mentor ¿Qué mejor que estudiar criminalística en un país
cuyas muertes violentas vienen en crecimiento sostenido desde el año 1999?
Durante sus
estudios de postgrado y posterior graduación, El Aissami estuvo dedicado a
trabajar dentro del gobierno de Hugo Chávez y dentro del Movimiento V
República, que fue el origen del fusionado Partido Socialista Unido de
Venezuela (Psuv).
En ese interín, Adán Chávez le presentó a su
hermano presidente al joven andino, “estudiado” y de izquierda. El Aissami
envolvió a Chávez con su verbo irreverente y radical, porque si algo ha
caracterizado al vicepresidente de Venezuela es el radicalismo por sus
creencias. No maneja las medias tintas.
El ascenso
En 2003 el joven
fue designado jefe de la Misión Identidad, un plan social del gobierno que
buscaba regularizar el estatus de extranjeros indocumentados y además emitir
documentos de identidad a venezolanos.
Desde este punto,
El Aissami nunca fue en retroceso dentro del chavismo. Aquel muchacho de
escasos recursos, hijo de extranjeros y nacido en la provincia, había pasado a
ser un hombre con estudios de tercer nivel y que trabajaba para la
administración central, donde además entrelazaba al chavismo con el Medio
Oriente.
Su fidelidad a
Chávez le mereció su primera candidatura. Aspiró y ganó la diputación al
Parlamento en 2005. Con 97% de los votos representó a su estado natal. El
Aissami era todo lo que Chávez necesitaba en aquel momento: juventud,
irreverencia, compromiso con la causa. Llegó para oxigenar a un gobierno que
para ese entonces entraba en su fase “socialista”, como se autodenominó en
2006.
Tanto despuntó que
en 2007 Chávez lo sacó del hemiciclo parlamentario y lo sentó en el
viceministerio de Prevención y Seguridad Ciudadana. Ocho meses después,
exactamente el 8 de septiembre, El Aissami cambió de despacho y comenzó a
figurar como flamante ministro de Interior y Justicia de Venezuela.
En su casa la militancia
política corre por las venas, pues su padre, Carlos El Aissami, fue jefe de la
sección de Venezuela del partido Baath de Irak, una coalición pro Sadam
Husseim. Shibli El Aissami, tío de Tareck, fue funcionario del régimen del
fallecido presidente de Irak
En pleno clímax de
su carrera, El Aissami parece haber oscurecido su entorno. Era el máximo
regente de justicia venezolana y todavía tenía nexos en las oficinas de
Inmigración y Extranjería de Venezuela, una combinación que le valió la
investigación del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en
inglés).
Un estudio
realizado por el Centro para la Sociedad Libre y Segura, reveló que al menos
173 ciudadanos de Medio Oriente sospechosos fueron capturados con documentos de
identidad venezolana. Estos datos fueron rastreados por el FBI, que detectó que
entre 2008 y 2012, tiempo en el cual El Aissami fue ministro, Venezuela se
convirtió en un “trampolín” para los militantes del grupo terrorista Hezbolá
que buscaban ingresar a Estados Unidos.
La mayoría de los
que llegaron a Venezuela provenían Irán, Líbano y Siria, según Joseph Humire,
director ejecutivo de la SFS.
Además, según información de la revista brasileña
VEJA, El Aissami también dio refugio por dos semanas a Bushra Assad, hermana
del dictador sirio, Bashar al Assad, antes de irse a Dubai, lo que podría
demostrar la cercanía del chavismo al Medio Oriente.
De lavado,
carteles y algo más…
Con tan solo una
búsqueda en Google el nombre Ghazi Nasr al-Dine aparecerá sin mucho esfuerzo:
se trata de un libanés-venezolano solicitado por el FBI e íntimamente ligado a
Hezbolá y a El Aissami, según fuentes de inteligencia de EEUU.
La DEA también
tiene los ojos sobre al-Dine y El Aissami por su supuesta colaboración con el
tráfico de drogas del Cartel de los Soles, una organización delictiva que,
según algunos informantes de la DEA, estaría liderada por oficiales e
importantes figuras del chavismo.
Además, la oficina
de seguridad estadounidense aseguró que al-Dine inauguró un centro comunitario
y una oficina en Venezuela con fondos de Hezbolá.
De las
investigaciones del Centro para la Sociedad Libre y Segura también resalta que
el nuevo vicepresidente madurista presuntamente lidera una red terrorista-criminal
conformada por más de 40 empresas en toda Latinoamérica que envían dinero
ilícito al Merdio Oriente. Esta red estaría gestionada por su hermano, Feras El
Aissami, quien según SFS, por sus siglas en inglés, participó en una operación
de lavado de dinero del Banco Libanés Canadiense y en el tráfico de toneladas
de droga provenientes de Colombia y México.
El vicepresidente
sabe que lo tienen fichado, por eso en algunas ocasiones durante el ejercicio
de sus funciones no ha dudado en señalar como mentiras todas estas
investigaciones.
Mientras Hugo Chávez tomaba la
presidencia en 1999, dentro de la ULA el dirigente político lideraba un
movimiento estudiantil que fue cuestionado por sus propios compañeros, quienes
aseguraban que tenía conexiones directas con movimientos guerrilleros
“Si ellos sacan una
sola prueba de todo lo que se nos acusa, yo pongo mi cargo a la orden y
renuncio al cargo de gobernador inmediatamente y no con la campaña infame y
calumniosa que hay contra nosotros, basada en falsos testigos. A nosotros no
nos amenazan ni decretos imperiales, ni campañas infames, ni somos
chantajeables”, dijo en 2015 cuando comenzaron las indagaciones del FBI y la
DEA.
Pero no ha sido la
única vez que El Aissami ha sido señalado del lado de los malos. En junio de
2015 el exgobernador de Aragua, Rafael Isea -uno de los principales testigos
protegido por el gobierno federal de EEUU- según fuentes ligadas a Estado
norteamericano señaló al nuevo vicepresidente como un traidor al “legado” de
Chávez y asomó que durante la enfermedad del fallecido mandatario fueron varias
las tretas del alto funcionario. “Recuerdas lo que te dijo en el chinchorro.
Cobarde”, escribió Isea en su cuenta de Twitter
El Aissami habría
respondido sin palabras a estas acusaciones: según Isea, ordenó el allanamiento
de la casa donde vivían su mamá y su hermana.
Isea dijo además
que el narcotraficante aprehendido, Walid Makled pagaba a El Aissami por
permitirle traficar droga en Venezuela mientras fue Ministro de Interior y
Justicia.
Makled fue
sentenciado a 14 años y seis meses de prisión por legitimación de capitales y
tráfico de drogas. Previo a su extradición a Venezuela, desde Colombia, fue
entrevistado por agentes de la DEA a quienes confirmó que entre 2007 y 2012 le
pagó a Feras El Aissami, hermano del vicepresidente, para que invirtiera dinero
del narcotráfico en la pujante industria petrolera venezolana, según confirmó
un informante del gobierno de EEUU.
Quizás por este particular es que la fiscalía de
Houston ha iniciado una investigación a El Aissami por supuestas actividades
ilícitas en Petróleos de Venezuela, según aseguró una fuente judicial
estadounidense. Pero además, la fuente asoma que habría un posible expediente
abierto para investigar los frecuentes viajes de la familia del exgobernador a
Miami y Boston
Un funcionario
de sangre
Solo en 2012, el
último año de El Aissami como ministro de Interior y Justicia, en Venezuela se
contabilizaron 21 mil muertes violentas, de acuerdo con cifras del Observatorio
Venezolano de la Violencia (OVV). Cifras oficiales no hay porque parte de
su legado como ministro fue dejar de revelar la data oficial sobre los crímenes
que ocurren en el país.
El año anterior no
fue distinto: 19 mil 300 muertes violentas ocurrieron en 2011 en Venezuela. Los
niveles de impunidad en ambos años ascienden a 90%, según la ONG.
Durante los cuatro
años de El Aissami al frente de Interior y Justicia, también se activaron 21
planes de seguridad. Ninguno de ellos surtió efecto. De hecho, en 2017 ninguno
está vigente.
Sin embargo este
antecedente no fue determinado por Maduro para designarlo como su “segundo al
mando”. “Tareck fue el ministro de Interior más exitoso que ha tenido la
revolución bolivariana”, dijo Maduro días después de la designación del
exgobernador.
Pero no solo Maduro
pareciera estar embelesado con El Aissami, pues Chávez, un tipo duro y
autócrata dentro de su gestión, inclusive asumía consejos políticos del ahora
vicepresidente.
De las investigaciones del
Centro para la Sociedad Libre y Segura también resalta que el nuevo
vicepresidente madurista presuntamente lidera una red terrorista-criminal
conformada por más de 40 empresas en toda Latinoamérica que envían dinero
ilícito al Merdio Oriente
“Tareck me dio
poderosas razones por las cuales él no podrá asumir ese compromiso, y hay que
respetárselo. Ahora tenemos que buscar un nuevo candidato para la gobernación
de Táchira, que unifique la revolución en Táchira”, dijo Chávez el 11 de agosto
de 2012, durante un acto de campaña en su última carrera para unas
presidenciales.
De su faceta como
gobernador del estado Aragua, el último cargo que ocupó desde 2012 y antes de
ser ubicado en las puertas de la presidencia, también se desprenden cifras
violentas. Pese a que tenía la administración de la policía estatal, en Aragua
el número de muertos se elevó a 142 personas por cada 100 mil habitantes este
2016, según la OVV.
La organización
civil Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) en
su informe de 2015 señaló que la Policía de Aragua fue el organismo más
represor y violador de derechos humanos. En 2014 fueron responsables de 11
asesinatos y en 2015 la cifra se elevó a 26.
Hoy frente a la
vicepresidencia, El Aissami también está encargado de la seguridad de la
nación, según se lo delegó Maduro.
Las cifras rojas de su gestión parecen no importar.
El radicalismo y la fidelidad del nuevo vicepresidente con el Poder Ejecutivo
lo facultaron para actuar en materia de seguridad ciudadana y de inteligencia,
porque también tiene las riendas de la policía política del país, el Servicio
Bolivariano de Inteligencia Nacional, Sebin. El Aissami, queda claro, es el
policía más poderoso del país.
A un paso del
trono
“Si por alguna
razón Maduro no pudiese terminar… “, parece la coletilla final de un concurso
de belleza, pero resulta que también aplica a la política venezolana. Si Maduro
decidiera renunciar a la jefatura de Estado, El Aissami entra en juego. Según
los últimos acontecimientos, parece que no es una idea descabellada dentro del
chavismo.
“Para ser elegido
Presidente o Presidenta de la República se requiere ser venezolano o venezolana
por nacimiento, no poseer otra nacionalidad”, establece el artículo 227 de la
Constitución de Venezuela. Pero eso cambió. El 20 de enero el Poder Judicial
emitió una sentencia en la que “interpreta” esta disposición y abre la
posibilidad para que ciudadanos de doble nacionalidad puedan aspirar a la
presidencia y a otros cargos públicos.
“Los venezolanos
por nacimiento que posean otra nacionalidad, bien sea porque sus padres eran
extranjeros y eso le facilitó acceder a ella, porque se casaron con un
ciudadano de otro país o porque vivieron en otro país, podrán aspirar a la
Presidencia de la República, siempre y cuando renuncien a la segunda ciudadanía
antes de postularse”; sostiene la sentencia.
Según las leyes
Sirias, los hijos de padres oriundos de ese país adquieren la nacionalidad
automáticamente, sin necesidad de solicitarla. De hecho, la condición de sirio
es una herencia directa: si el papá lo es, el hijo también sin importar en qué
parte del mundo haya nacido. De ahí se concluye que El Aissami es sirio y
venezolano, a menos de que ya haya renunciado a la otra nacionalidad, cosa que
no se conoce de manera pública.
El Aissami está a un paso de Miraflores. Si por
alguna razón Maduro no puede completar su periodo, El Aissami terminaría
sentándose en la silla presidencial hasta 2018. ¿Pasará? No se sabe, el ritmo
de la crisis política y la pugnacidad definirán el futuro en los próximos
meses: aquí nada está escrito.
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