El día que el Presidente fue investido como mago
Al admirado José (Pepe) Mujica, se le ocurrió nombrar la soga en casa del ahorcado y produjo una declaración totalmente fuera de lugar, obviamente fruto de su desconocimiento de la realidad nacional. Se le ocurrió decir, según publica este diario en la página 4A de su edición del martes último, que está “impresionado cómo el gobierno dominicano puede administrar el Estado con impuestos tan bajos”Y le cargó el dado, con razón, a que los más ricos evaden el pago de impuestos, mientras al Estado se le hace difícil cubrir las necesidades en materia de educación, salud y los demás sectores.
Es cierto, los más ricos donde quiera son iguales, basta con ver el ejemplo y el descaro de Donald Trump a quien el dinero acumulado, fruto de argucias y triquiñuelas legales, le ha permitido hasta ser candidato presidencial del Partido Republicano, una de las dos organizaciones políticas principales que se turnan en el manejo del pastel del Estado norteamericano.
Usted criticó que Centroamérica tiene “un sistema impositivo tan bajo que la gente rica no paga. Pagan muy poco, siempre encuentran la manera de escapar”. Citó que en-Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia hay una tributación altísima, del 50 por ciento, y señaló que “esos tributos se devuelven a la sociedad transformados en bienes sociales”.
Donde el admirado Pepe Mujica se ensució fuera del cajón fue cuando expresó, según la cita que tomo del periódico Hoy del martes último, página 4A “los presidentes y los gobiernos no son magos. Distribuyen la riqueza hasta donde pueden. Así que me lo encuentro milagroso, el gobierno de República Dominicana”.
¡Ay Pepe! Un partido minúsculo, bullicioso, anarquizante, citaba una frase muy manoseada pero no por ello menos cierta: quien no investiga no tiene derecho a la palabra.
Si usted hubiera sido informado, por sus anfitriones, de la naturaleza dispendiosa, alegre e irresponsable con que se manejan los fondos públicos en beneficio de conmilitones, de amigotes y de empresarios evasores y contrabandistas, no habría tocado esa tecla de la disposición de los impuestos.
El destino de los fondos públicos en nuestro país es como el corazón de la auyama, que sólo se conoce cuando se corta el fruto y se llega a su interior. Aquí no se respeta la Ley de Gastos Públicos pues en este país, al día de hoy no hay control, ni sanción para su violación, porque, además el Gobierno y su partido controlan el Congreso, los Tribunales Superiores y la Contraloría General de la Nación.
Admirado Pepe, usted no tiene derecho a estar tan desinformado que después que mete la pata, aunque la saque a tiempo, pueda quedar bien.
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