Opinión
Perspectivas económicas para 2015
RSS
Por Pavel Isa Contreras
El año 2014 cerró igual que muchos otros de los últimos diez: con cifras macroeconómicas envidiables pero con los mismos déficits sociales e institucionales de siempre. Seguimos con una economía estable y que crece pero que no crea empleos de calidad, que no reduce la pobreza de manera sostenida, y que no alivia de manera significativa las privaciones materiales en que vive cerca de la mitad de la población del país.
Y esto sucede porque los vínculos fundamentales entre desempeño macroeconómico y bienestar social siguen siendo débiles y las políticas poco han hecho para cambiar esa situación. Los dos canales principales, el desarrollo productivo y el empleo, y la política social no se han reformado de una manera tal que hagan la diferencia. La excepción es claramente la educación que parece encaminarse a escribir una historia distinta y positiva a mediano y largo plazos.
Mientras no se asuma con el coraje necesario la agenda de reformar profundamente la política social en particular y al Estado en general; y mientras no se impulsen nuevas políticas que en vez de garantizar ganancias en algunos sectores por la vía de quitarles impuestos, les provea a las actividades productivas los bienes públicos indispensables para su desarrollo y modernización y para generar empleos de calidad, estaremos condenados a repetir la historia.
Por eso, 2015 no parece que será significativamente diferente a 2014. Apunta a ser brillante en términos macroeconómicos, y opaco en términos de bienestar general. Los dos puntos más luminosos que prometen buenos números son el crecimiento de la economía de Estados Unidos, que parece empezar a consolidar su recuperación, y la inesperadamente profunda caída en los precios del petróleo.
El crecimiento económico en Estados Unidos puede significar que las exportaciones hacia ese mercado, todavía el principal del país y por mucho, sigan en alza. Aunque en los últimos años han crecido poco, el comportamiento ha sido positivo. También el arribo de turistas desde ese país aumentaría. El turismo estadounidense es el más importante en el país; explica cerca del 40% del total de arribos de extranjeros. Por último, el flujo de remesas seguramente seguirá registrando un crecimiento positivo, aunque bajo.
La caída en los precios del petróleo es, sin dudas, la noticia más positiva. Es incierto si el precio se va a estabilizar, en qué nivel y por cuanto tiempo, pero si lo hace entre US$ 50 y US$ 60 por barril, la factura petrolera se reduciría en alrededor de mil millones de dólares. Esto supone que la holgura externa será mayor, que el mercado cambiario estará muy relajado y habrá amplia disponibilidad de divisas. Al mismo tiempo, el impacto en las finanzas públicas será positivo porque aunque las recaudaciones por el impuesto ad valorem a la distribución de combustible se reducirán, la reducción del subsidio al sector eléctrico compensaría ampliamente los menores ingresos. Esto permitiría reducir el déficit y la deuda pública a contratar en 2015, fortalecer el gasto en programas que el gobierno quiera priorizar, o una combinación de ambos. Con un precio de US$60 por barril, el ahorro neto puede ser de unos RD$11 mil millones, pudiendo llevar el déficit a cerca de un 2% del PIB en vez del 2.4% programado en el presupuesto.
Sin embargo, hay cuatro amenazas importantes. Primero, el turismo desde Rusia quedará afectado por la devaluación del rublo. Los turistas rusos representan cerca del 4% de las llegadas totales y han sido parte importante del crecimiento reciente de la actividad. No es claro que el turismo estadounidense pueda compensar ese retroceso. Segundo, el financiamiento de Petrocaribe se reducirá porque el acuerdo estipula que el porcentaje total financiado baja si el precio del petróleo se reduce. Esto obligaría al Gobierno dominicano a reemplazar parte de ese financiamiento por otro necesariamente más costoso.
Si el gobierno opta por reducir el déficit tanto como lo permita la reducción del subsidio al sector eléctrico, entonces no debería ser un problema. Tercero, las tasas de interés en los mercados internacionales subirán a medida que la economía estadounidense se recupera y la política monetaria en ese país vuelve a la normalidad. Eso encarece la deuda y hace más difícil atraer inversión extranjera. Cuarto, si el dólar se mantiene fortalecido frente al euro, las exportaciones hacia Europa y el flujo de turistas desde Europa, que es un 26% del total, se pueden ver afectados.
El año 2014 cerró igual que muchos otros de los últimos diez: con cifras macroeconómicas envidiables pero con los mismos déficits sociales e institucionales de siempre. Seguimos con una economía estable y que crece pero que no crea empleos de calidad, que no reduce la pobreza de manera sostenida, y que no alivia de manera significativa las privaciones materiales en que vive cerca de la mitad de la población del país.
Y esto sucede porque los vínculos fundamentales entre desempeño macroeconómico y bienestar social siguen siendo débiles y las políticas poco han hecho para cambiar esa situación. Los dos canales principales, el desarrollo productivo y el empleo, y la política social no se han reformado de una manera tal que hagan la diferencia. La excepción es claramente la educación que parece encaminarse a escribir una historia distinta y positiva a mediano y largo plazos.
Mientras no se asuma con el coraje necesario la agenda de reformar profundamente la política social en particular y al Estado en general; y mientras no se impulsen nuevas políticas que en vez de garantizar ganancias en algunos sectores por la vía de quitarles impuestos, les provea a las actividades productivas los bienes públicos indispensables para su desarrollo y modernización y para generar empleos de calidad, estaremos condenados a repetir la historia.
Por eso, 2015 no parece que será significativamente diferente a 2014. Apunta a ser brillante en términos macroeconómicos, y opaco en términos de bienestar general. Los dos puntos más luminosos que prometen buenos números son el crecimiento de la economía de Estados Unidos, que parece empezar a consolidar su recuperación, y la inesperadamente profunda caída en los precios del petróleo.
El crecimiento económico en Estados Unidos puede significar que las exportaciones hacia ese mercado, todavía el principal del país y por mucho, sigan en alza. Aunque en los últimos años han crecido poco, el comportamiento ha sido positivo. También el arribo de turistas desde ese país aumentaría. El turismo estadounidense es el más importante en el país; explica cerca del 40% del total de arribos de extranjeros. Por último, el flujo de remesas seguramente seguirá registrando un crecimiento positivo, aunque bajo.
La caída en los precios del petróleo es, sin dudas, la noticia más positiva. Es incierto si el precio se va a estabilizar, en qué nivel y por cuanto tiempo, pero si lo hace entre US$ 50 y US$ 60 por barril, la factura petrolera se reduciría en alrededor de mil millones de dólares. Esto supone que la holgura externa será mayor, que el mercado cambiario estará muy relajado y habrá amplia disponibilidad de divisas. Al mismo tiempo, el impacto en las finanzas públicas será positivo porque aunque las recaudaciones por el impuesto ad valorem a la distribución de combustible se reducirán, la reducción del subsidio al sector eléctrico compensaría ampliamente los menores ingresos. Esto permitiría reducir el déficit y la deuda pública a contratar en 2015, fortalecer el gasto en programas que el gobierno quiera priorizar, o una combinación de ambos. Con un precio de US$60 por barril, el ahorro neto puede ser de unos RD$11 mil millones, pudiendo llevar el déficit a cerca de un 2% del PIB en vez del 2.4% programado en el presupuesto.
Sin embargo, hay cuatro amenazas importantes. Primero, el turismo desde Rusia quedará afectado por la devaluación del rublo. Los turistas rusos representan cerca del 4% de las llegadas totales y han sido parte importante del crecimiento reciente de la actividad. No es claro que el turismo estadounidense pueda compensar ese retroceso. Segundo, el financiamiento de Petrocaribe se reducirá porque el acuerdo estipula que el porcentaje total financiado baja si el precio del petróleo se reduce. Esto obligaría al Gobierno dominicano a reemplazar parte de ese financiamiento por otro necesariamente más costoso.
Si el gobierno opta por reducir el déficit tanto como lo permita la reducción del subsidio al sector eléctrico, entonces no debería ser un problema. Tercero, las tasas de interés en los mercados internacionales subirán a medida que la economía estadounidense se recupera y la política monetaria en ese país vuelve a la normalidad. Eso encarece la deuda y hace más difícil atraer inversión extranjera. Cuarto, si el dólar se mantiene fortalecido frente al euro, las exportaciones hacia Europa y el flujo de turistas desde Europa, que es un 26% del total, se pueden ver afectados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario