domingo, 15 de octubre de 2017
La conversación
Por ANULFO MATEO PÉREZ
No se trata de cine, aunque podría ser material para un buen filme, sino del revuelo que han tomado las acusaciones de la administración Trump contra Cuba, respecto a los presuntos “ataques sónicos” contra personal diplomático estadounidense radicado en La Habana , dedicado a escuchar lo que otros hablan.
Por lo visto, el discurso y las acciones del Departamento de Estado va dirigido a revertir lo que se logró de avance en lo diplomático y comercial entre los dos países durante la administración Obama.
Existe el interés en EE.UU. de retomar el camino de los peores momentos de la guerra fría, dada la gravedad de la acusación contra Cuba, en un asunto tan oscuro del espionaje y la manipulación política.
Expertos en el área tecnológica han admitido de los posibles daños que podrían provocar los sofisticados medios para espiar conversaciones, pero lo cierto es que nadie ha probado que sea cierto en este caso.
En tanto, a la historia fantasmagórica narrada por el secretario de Estado Rex Tillerson, le siguió, sin mayores detalles, el retiro de más de la mitad de los empleados de la embajada de EE.UU. en La Habana.
Días después, decidió que 15 funcionarios de la embajada de Cuba en Washington abandonaran el territorio de los EE.UU., sobre la base de que ha reducido su personal diplomático en la capital de la isla.
Esas medidas, sin una previa investigación de los “hechos” denunciados, se aderezan con la mendaz acusación de que el gobierno cubano no habría dado los pasos necesarios para prevenir ‘ataques’ sónicos.
Todo esto nos hace recordar el filme “La conversación”, del formidable director Francis Ford Coppola, donde un equipo de espías escuchaba las conversaciones de los demás, y la rítmica guaracha cubana “Chacumbele…”.
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