Los Emiratos Árabes, concretamente el oasis de Liwa, al sur del país, acogerán la construcción de un resort impresionante. Será el más ecológico del mundo, afirman sus creadores pero, más allá de la veracidad de esta afirmación, que a buen seguro muchos discutirían, no cabe duda de que será todo un símbolo del turismo sostenible.
Aunque, desde un enfoque verde, el mejor turismo es el que se cancela o, si se quiere, la staycation, -stay (quedarse) y vacation (vacaciones)- en términos comparativos siempre hay opciones más ecológicas que otras.
Entre ellas, están las opciones de lujo bajas en carbono. Eso, contando con la huella del desplazamiento, que no siempre lo es. Muy al contrario, tomar un avión o tirar de coche siempre resulta caro para el planeta. Un lujo que, simplemente, no puede permitirse el medio ambiente, sobre todo teniendo en cuenta el uso masivo de aviones que se hace a nivel turístico.
Hecha esta salvedad, también hay que reconocer que un resort es sinónimo de relax y de planes bajos en carbono relacionados con meditar, pasear, contemplar paisajes, pasear y contemplar amaneceres, puestas de sol y, cómo no un cielo estrellado que, en este caso, ilumina un oasis en medio de un sugerente desierto. El desierto de Rub al-Jali, a 150 kilómetros de Abu Dabi, capital del emirato homónimo, así como capital y segunda ciudad más populosa del país.
El proyecto es una iniciativa de la empresa Eco Resort Group, con sede en esta misma ciudad del Oriente Medio, si bien su diseño se ha encargado a Baharash Architecture, un estudio londinense que tiene la difícil misión de hacer realidad la idea sin defraudar.
Ya están en ello, y buena prueba de ello son las imágenes que ilustran este post. Ofrecen una idea bien clara de lo que será este seductor enclave, bautizado con el nombre de Oasis Eco Resort.
Fuente natural y paneles solares
Son muchas las características interesantes de este eco resort, al margen de las estupendas imágenes de este espacio privilegiado para el turismo, cuya principal pega, por otra parte, es el precio y su evidente elitismo, ambos aspectos unidos y en cierto modo criticables.
El uso de aguas subterráneas que hay en ese mismo lugar es uno de sus puntos fuertes, tanto por sostenibilidad como por no exigir traerla de otros lugares, suponiendo una merma de un recurso escaso necesario para usos tan básicos como el riego agrícola o el abastecimiento de la población local.
Las aguas llegarán a la superficie para abastecer las necesidades de mantenimiento del resort, al tiempo que servirán para alimentar una espectacular fuente. Tratándose de un oasis, la fuente era casi obligada, y en este caso constituye la parte central del diseño, formando un precioso lago rodeado de palmeras que forman una estrella, ribeteada a su vez por unos paneles solares fotovoltaicos.
Los paneles solares ocupan una amplia extensión, situados en los techos para resultar más discretos y también maximizar su productividad. En total, son casi 15.000 metros cuadrados de paneles.
El agua surtirá todo el establecimiento, así como las zonas de jardines y la huerta, ésta pensada para que la comida sea local y también bio, dos factores esenciales de sostenibilidad. Aprovechando, por otro lado, el componente gourmet que tienen los productos rabiosamente frescos y ecológicos.
El agua ocupa el lugar central del complejo, alrededor de la cual se planea ubicar 84 suites de distintos tipos. No son aparthoteles independientes, sino habitaciones contiguas, sumadas a zonas comunes, entre ellas terrazas que también invitan a disfrutar del paisaje y servicios de spa que aprovechan el líquido elemento.
¿Pero, y la naturaleza, dónde está? El desierto que rodea a este resort con forma de estrella es como un océano de arena que no deja de ser un ecosistema natural.
Desde las suites habrá vistas de ese desierto con las que se busca conectar el espacio interior con el exterior, evitando la sensación de lugar desconectado de su entorno.
Las palmeras son otro de sus atractivos. Un bosque de palmeras ayudará a atemperar la climatología extrema propia del desierto, creando además una sensación de calma muy apropiada en espacios destinados al turismo.
Junto con las huertas y los jardines, de los que forman parte, las palmeras son una apuesta por las plantas autóctonas. En este caso, con la ventaja de que el agua existente ayuda a compensar el problema que supone para su viabilidad el seco suelo del desierto.
Puesto que necesitan un mínimo nivel de agua, el bosque de palmeras lo encontrará gracias al oasis, permitiendo que se puedan desarrollar un buen número de ellas. Por otra parte, se trata de un árbol longevo, con lo que seguimos hablando de sostenibilidad.
Pensando en todo, como sumideros de carbono, las palmeras son altamente eficientes al absorber CO2, y esa eficiencia aumentará conforme vayan sumándose anillos a su tronco.
Lógicamente, las bebidas y comidas que ofrecen el bar y el restaurante se basarán sobre todo en especialidades locales, así como en platos orgánicos internacionales. El rendimiento de la huerta marcará en buena medida la carta, si bien se complementarán los productos de la huerta con los obtenidos en granjas cercanas, dentro de una filosofía de creación de empleo que beneficie a los nativos.
También se reciclan los residuos y, cambiando de tercio, entre el personal de mantenimiento hay biólogos y especialistas en temas ecológicos. Un complejo ecológico que, por último, también proporciona un hábitat natural a algunas especies de animales silvestres. http://www.ecologiaverde.com/asi-sera-resort-mas-ecologico-del-mundo/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter
Fotografías: Baharash Architecture
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