martes, 6 de octubre de 2015

Ley de Educación saca la política pero promueve el lavado cerebral

Ley de Educación saca la política pero promueve el lavado cerebral

Por Argelia Tejada Yangüela. 6 de octubre de 2015 - 12:09 am -  0
La dependencia de dogmas construidos por tradiciones que dividen el mundo entre lo sagrado y lo profano, es contraria a la meta de la Ley 66-97 de formar personas críticas, creativas, y autónomas.
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Argelia Tejada Yangüela

Doctora en Sociología Cuantitativa y del Conflicto, PhD Investigadora social, ex -profesora pre-universitaria y universitaria, Publicaciones sobre Evaluaciones de Impacto, Sociología Rural y Sociología de la Religión
El pasado 17 de septiembre, un video mostró a Cristian Ramos, Director del distrito escolar 03 de Santiago, entrenando a niños y niñas en un salón de clase a llevar un mensaje clientelista a sus padres: Fernando Rosa, candidato a la alcaldía de Santiago, les había regalado mochilas nuevas. El mismo día, el Ministro de Educación lo canceló por violar la Ley Orgánica de Educación 66-97 que en su artículo 17 prohíbe ideologías políticas en todas las escuelas.  Pero Fernando Rosa, director del Fondo Patrimonial de las Empresas Reformadas (FONPER) también debió ser cancelado. Un funcionario estatal que viola la Ley para corromper menores iniciándolos en el clientelismo no merece su cargo.
La prensa además vinculó a prácticas manipuladoras de escolares a otros dos candidatos del PLD a la alcaldía de Santiago, el Presidente de la Cámara de Diputados Abel Martínez Durán y Ramón (Monchy) Rodríguez. Este último además utiliza a Dios en su campaña. Por eso, la ley de Partidos debe ser clara y proteger a niños, niñas y adolescentes (NNA) de políticos inescrupulosos. Debe prohibir que sus fotos con uniformes escolares sean utilizadas en campañas políticas.
Un niño o niña no está capacitada para decidir que candidato le conviene al país y cual debe seguir. Su cerebro está en desarrollo y sus conocimientos no van más allá de los de sus padres. Votará cuando cumpla 18 años de edad. De igual manera, cuando se le inculcan doctrinas sin evidencias en edad en que son moldeables e incapaces de distinguir fantasías de realidades, se violenta su dignidad humana y su libre desarrollo como persona. Nada que esté fuera del mundo de las evidencias, como son las seudo-ciencias y todas las creencias relacionadas a mensajes que provienen de otros mundos puede permitirse en las escuelas del Estado. El papel de las escuelas es enseñar a razonar, crear conocimientos, y formar ciudadanos y ciudadanas ejemplares de acuerdo a una Constitución que separa al Estado de las Religiones.
Entonces, ¿por qué la Ley de Educación promueve que la naturaleza humana es inmortal? La inmortalidad del alma, o la resurrección del cuerpo después de muerto, NO es evidente, más bien, todas las evidencias se acumulan en la dirección contraria. Además, su imposición convierte a la Ley de Educación Dominicana en un absurdo incoherente desde el punto de vista de las ciencias y de la lógica.
Por ejemplo, el artículo 4to declara: “La libertad de educación es un principio fundamental del sistema educativo dominicano, de conformidad con las prescripciones de la Constitución”. Pero la mayoría de los dogmas religiosos son irracionales o reflejan prácticas hoy condenadas, como son la esclavitud, el racismo, la misoginia y la homofobia. Ningún niño o niña cuestionará los dogmas que les enseñan en la escuela a menos que en su hogar, sus padres o hermanos mayores les enseñen teorías científicas y les permitan cuestionar.
Por ejemplo, nunca he creído en el diablo, ni le he tenido miedo a quedarme sola o a la oscuridad. Mi padre se encargó de llamarlo y demostrarme que no existía. Por esta razón, los dogmas religiosos en escuelas públicas son más dañinos que en colegios católicos privados de clase media. En estos casos, las familias de origen de los estudiantes suelen ser profesionales con niveles de criticidad. Sus hijos/as tendrán más acceso a libros científicos, al Internet y a personas con niveles de escolaridad elevados y críticos del status quo, del rol político de las Iglesias y de dogmas religiosos.
Por otra parte, aunque sea una perogrullada decirlo, el diseño curricular y la Ley Orgánica de Educación que integran la religión a todas las ramas de las ciencias y demás competencias, obedecen a la politiquería barata del PLD y de todos los demás partidos, de izquierda o derecha, que no lo han denunciado. Por eso, las ideologías políticas y religiosas están relacionadas. Lo he denominado “abrazo perverso” en un artículo años atrás. Sus efectos fueron terribles en las colonias españolas y en las alianzas con gobiernos militaristas nazistas latinoamericanos, como fue la Era de Trujillo.
Por eso, esencialmente la política permanece en el currículo disfrazada de religión. Esto así, porque los políticos prefieren sacrificar la calidad de educación de las masas estudiantiles dominicanas, antes de ser acusados de “ateos”, o de “sacar a Dios de las escuelas” o de ser chantajeados por las autoridades eclesiásticas con el repudio popular. El chantaje del Cardenal permitió revisar el artículo 30 de la Constitución en septiembre de 2009, y criminalizar el aborto bajo todas circunstancias en la Constitución de enero de 2010. Nuestros políticos están dispuestos a todo, incluyendo hundir en la ignorancia a las generaciones futuras, para alcanzar sus intereses personales.
En un país donde la laicidad le costó a Juan Bosch el golpe de estado, y a la Constitución de 1963 una invasión extranjera, los políticos han aprendido con sangre a respetar las creencias del pueblo como verdaderamente “sagradas” y a proclamarlas reconciliables con las ciencias. Esto a pesar de estar conscientes (creo que no son tan ignorantes) que las creencias religiosas no constituyen verdades absolutas.
Al imponer el Concordato como fundamento de la Ley de Educación en 1997, a la Iglesia Católica Romana le salió el tiro por la culata. La insistencia en hacer valer el Concordato de enseñar sus dogmas e imponer sus preceptos en las escuelas del Estado, le trajo a los Evangélicos a la mesa. De acuerdo a la Constitución, existe “libertad religiosa”—aunque de facto el currículo y la Ley de Educación niegan el derecho a verse libre de ellas y excluyen religiones no-cristianas.
La Ley orgánica de Educación es incoherente y contradictoria. Al mismo tiempo que busca “otorgar especial protección al ejercicio del derecho a la educación y a la libertad de enseñanza, (Art. 9) y “formar personas, hombres y mujeres, libres, críticos y creativos, capaces de participar y constituir una sociedad libre, democrática y participativa, justa y solidaria; aptos para cuestionarla en forma permanente.” (Art. 5.1) y “educar para el conocimiento de la dignidad y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres” (Art. 5.3) integra los seis artículos sobre educación católica en escuelas públicas del Capitulo XXII del Concordato a la Ley de Educación 66-97 y a ambos diseños curriculares, el de 2001 y el de 2014.
Por otra parte, si la ideología política es sectaria y manipuladora la religiosa es mil veces más peligrosa. Los dos artículos que publiqué los días 15 y 22 de septiembre pasado presentan las evidencias de los efectos desastrosos en el libre desarrollo de la personalidad de los/as menores.
El filosofo, antropólogo, y biólogo alemán Ludwig Feuerbach (1804-1872) ofrece razones suficientes y difíciles de rechazar para sacar la religión de las escuelas.  Para Feuerbach, la moral que no tiene por objeto la felicidad es una palabra vacía de sentido. El sentido teleológico que la religión le imprime a la vida, coapta la libertad individual que le permite a la persona definir su propia vida y seguir el camino que le puede llevar a la felicidad. La dependencia de dogmas construidos por tradiciones que dividen el mundo entre lo sagrado y loprofano, es contraria a la meta de la Ley 66-97 de formar personas críticas, creativas, y autónomas.
Finalmente, Feuerbach nos recuerda algo que influencia toda nuestra vida y nuestras decisiones: el tiempo. Las religiones eternizan la vida humana, y al hacerlo distorsionan la dimensión del espacio-tiempo en que vivimos nuestras vidas. Cuando se cree que la vida es eterna, una breve en este mundo y otra en un más allá después de la muerte, priorizamos en razón de su duración. Esta división convierte la única vida que tenemos en un tránsito hacia otra prometida si obedecemos. Este dogma tiene terribles consecuencias. Feuerbach lo expresa en una oración: La creencia de la vida celestial es la creencia en la inutilidad e insignificancia de esta vida.
Les recomiendo a los/as lectores reflexionar además en el consejo que nos dejó Steve Jobs: Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hace lo que te dicen tu corazón y tu intuición.
1. http://hoy.com.do/minerd-suspende-director-distrital-en-santiago/
2. http://acento.com.do/2015/video/videos/8285346-monchy-rodriguez-usa-a-ninos-y-a-dios-para-su-propaganda-electoral/
3. http://acento.com.do/2015/video/videos/8285346-monchy-rodriguez-usa-a-ninos-y-a-dios-para-su-propaganda-electoral/
tomado de http://acento.com.do/2015/opinion/8288950-ley-de-educacion-saca-la-politica-pero-promueve-el-lavado-cerebral/

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