Comilona de tiburón
¿Cuántas veces dijo que no se repostularía? Tampoco importó cuántas lo dijo Joaquín Balaguer o Hipólito Mejía. Danilo Medina tiene ya el tiburón podrido. La reelección ha sido aprobada al vapor por la honorable Asamblea. ¿Se tragará el tiburón sin eructar, según su citada anécdota? Umm…
El tiburón de Medina está bien aderezado. Tiene crema de alta aprobación en las encuestas, el voto híper mayoritario de los asambleístas, el pacto “unitario” del PLD (aunque Leonel y compartes sigan tirando piedrecitas), y el gran pacto de conveniencias con el PRD-PRSC.
¡Arrolladora victoria para los danilistas y el PLD! Más no podían pedir. En absoluta genuflexión quedaron el PRD y el PRSC.
Sin decir ni ji, Danilo Medina derrotó a todos sus principales contrincantes en ruta hacia la reelección (hasta desquició a los Vinchos, que es mucho decir)
Para tragarse el tiburón, Medina tiene casi un año por delante. Un año que estará repleto de derroche de recursos públicos, impunidad, favores a pagar; en fin, de obscenidad política.
En la víspera, Leonel Fernández se tragó el tiburón podrido y la flatulencia se ha sentido por doquier. Después de fanfarrias condensadas en el discurso del 25 de mayo, tuvo que lanzar al viento palabra por palabra en un santiamén. Acordó un pacto para que sus seguidores no fueran aplastados por el rodillo danilista.
¡Inverosímil! Leonel Fernández dijo no a la reelección, y hay reelección; dijo no a la reforma constitucional, y ya se aprobó; reclamó dos terceras partes para convocar la revisión, y se realizó con simple mayoría; pidió referendo aprobatorio, y nadita de nada. Sufre todavía la indigestión y ahora quiere más candados para blindar la constitución. ¿En qué ferretería los venderán a prueba de robo de los políticos?
Ni siquiera para los historiadores servirá de mucho el discurso del 25, porque de institucionalista y auto-proclamado guardián de la constitución, Fernández pasó rápidamente a pactista; y sus seguidores en el congreso de “firmes” a cómplices.
Miguel Vargas no competirá en las elecciones de 2016, sus votos no llenarían diez urnas; pero participó en la gran comilona de tiburón podrido. Apoya la reelección con himno y aplausos incluidos. ¡Qué contradicción!
En 2009 enarboló como conquista peñagomista la no-reelección en el “pacto de las corbatas azules” con Leonel Fernández (ojo, nunca especificó que sólo se excluía la reelección consecutiva). Ahora pacta con Danilo Medina exactamente lo contrario. En la primera ronda colocó algunos de los suyos en las altas cortes y se alzó con la presidencia del PRD. Ahora veremos cuántos de sus escogidos son premiados con candidaturas, y lo más importante, cuántos ganan.
Los reformistas son comensales con seguidilla. Para ellos el tiburón podrido es comida gourmet. Balaguer lo tragaba tranquilito cada cuatro años sin eructar, aunque en todo el país apestara.
En fin, la Asamblea Revisora dominada por el PLD ha coronado su hazaña con una constitución que permite la repostulación de Danilo Medina, aprobada nada más y nada menos que con alrededor del 80% de los congresistas. Así los danilistas liquidan los argumentos contrarios que auspician el ex líder máximo del PLD, Leonel Fernández, y los ex socios de la combativa “Fuerza Nacional”. Ya no habrá disputa en el Tribunal Constitucional porque los jueces ahí saben dónde pone ahora la pava.
Con el pacto PLD-PRD-PRSC, el PLD ha terminado de rematar esos dos partidos. El proceso comenzó en 1996 y ahora dan el golpe mortal.
Sin decir ni ji, Danilo Medina derrotó a todos sus principales contrincantes en ruta hacia la reelección (hasta desquició a los Vinchos, que es mucho decir).
Y quizás obvie la indigesta del tiburón, porque con tantos comensales, se agotaron los podridos y le llevarán uno fresquecito.
Después de todo consumado, hablará al país.
Artículo publicado en el periódico HOY http://acento.com.do/2015/opinion/8258554-comilona-de-tiburon/
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