Desde
que empezamos a disfrutar de un acceso relativamente fácil a la comida,
hemos estado tratando de entender qué impacto tiene en nuestro cuerpo y
forma.
Nuestros
ancestros solían abordar las dietas en ocasiones de manera irracional y
extraña, pero otras veces comían mejor que nosotros hoy en día.
Y,
a pesar de que ahora sabemos más que antes, muchos regímenes son tan
extremos y descabellados como los métodos más inusuales empleados en el
pasado.
Te invitamos a este paseo por la historia de las dietas.
A.C.: ¡A ponerse a diatia!
Debes comer para vivir, no vivir para comer"
GETTY
Hemos estado conscientemente a dieta al menos desde la época de la antigua Grecia.
La palabra misma viene de la griega "diatia", que significa un régimen de salud de por vida.
Los
antiguos griegos entendían los principios de consumir cantidades
medidas de alimentos variados y sencillos y hacer ejercicio moderado, lo
cual ha sido la base de la buena dieta a lo largo de la historia.
Además
consideraban que mantenerse a régimen era una responsabilidad cívica
para asegurar una sociedad sana, y la glotonería era mal vista.
No obstante, también adoptaban métodos no comprobados para perder peso, como evitar las relaciones sexuales y caminar desnudo.
Medioevo: ¡A comer como pobre!
Las dietas de los ricos y los pobres eran muy distintas.
Los
ricos podían darse el lujo de comer carne y otras delicias. Eso les
causaba enfermedades como la gota o problemas intestinales.
Los
métodos para bajar de peso incluían los ayunos, aunque éstos eran más
comunes como muestra de fervor religioso que como dietas.
El exceso de carne en el cuerpo era considerado una señal de prosperidad.
En
contraste, los campesinos tenían una dieta bien equilibrada, que
incluía potajes de cereales y frijoles, y no tenían acceso ni al azúcar
ni a la grasa con la que se deleitaban los ricos.
Los alimentos que consumían eran necesarios para tener energía y el exceso de calorías se quemaba con las labores físicas.
1558: ¡A seguir al gurú!
En
1558, el mercader veneciano Luigi Cornaro se convirtió en el primer
gurú de la dieta cuando escribió "Seguro y veraz método para alcanzar
una vida larga y saludable".
El libro llegó durante el Renacimiento, lo que influyó profundamente en la forma de pensar en Europa.
En
él presentaba la edad avanzada como algo valioso. Además recomendaba
una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos, ingerida en cantidades
pequeñas y medidas.
"Me he acostumbrado a nunca satisfacer completamente mi apetito, ni al comer ni al tomar", escribió.
Su primera regla era recobrar el control de uno mismo al comer.
Vivió hasta cuando tenía unos 100 años. Su libro sigue siendo publicado.
1700: ¡A poner a dieta a las masas!
El
campesinado empezó a alejarse de la agricultura de subsistencia y se
fue a vivir a las ciudades. A medida que la infraestructura mejoraba, la
variedad de comida aumentó.
Poco
a poco, los pobres también empezaron a poder escoger. Tomar decisiones
sobre qué comer dejó de ser un lujo reservado sólo para la élite.
En el siglo XVIII el consumo de azúcar se multiplicó por 20 gracias al auge de la comercialización.
La
dieta de muchos se volvió menos sana. Los doctores aconsejaban cosas
que aún consideramos apropiadas: comer poco y a menudo, consumir poca
carne y muchos cereales y vegetales, hacer ejercicio moderado.
Pero también recomendaban leer en voz alta y salpicar el cuerpo con arena caliente para hacerlo sudar la grasa.
1800: ¡A imitar a la celebridad!
Los
regímenes de las celebridades no son un fenómeno moderno. El poeta
romántico Lord Byron estaba obsesionado con mantenerse pálido e
interesante.
A principios del siglo XIX popularizó una dieta que se componía principalmente de soda, galletas y vinagre.
Perdió 32 kilos entre 1806 y 1811, según los registros de los comerciantes de vino Berry Bros & Rudd de Londres.
Los
doctores no estaban muy complacidos ni con la dieta de Byron ni con la
poderosa influencia que tenía en los hábitos de comida de otros, quienes
también deseaban estar a la moda, delgados y pálidos.
Un doctor escribió que las jóvenes estaban matándose de hambre pues temían ser criticadas por los discípulos de Lord Byron.
Era victoriana: ¡A ingerir parásitos y veneno!
Para cuando llegó la era victoriana, la sociedad estaba más preocupada por la imagen que por la salud.
Había devotos de las dietas, influidos por las revistas y la moda.
Empezaron a aparecer anuncios de publicidad en los diarios y farmacias.
Las
drogas dietéticas se convirtieron en un buen negocio y muchas de las
llamadas "curas milagrosas", cuyos ingredientes no siempre eran
divulgados, contenían sustancias letales, como arsénico.
Había
también quienes se arriesgaban a tener problemas de los ojos, epilepsia
o demencia tragándose quistes de tenias, algo que se siguió practicando
incluso en el siglo XX.
1900: ¡A drogarse para perder peso!
Las drogas siguieron siendo buen negocio. Las curas milagrosas eran ofrecidas como reemplazo de una dieta sensata.
Tenían nombres llamativos, como "Las píldoras elegantes de Gordon", "Slim" (esbelto) o "Corpu-lean" (cuerpo delgado).
Muchas de estas drogas eran laxantes y la mayoría -aunque no todas- eran inofensivas.
Algunas efectivamente causaban una pérdida de peso, pero con efectos secundarios peligrosos.
Entre ellas estaba el químico industrial dinitrofenol, que hace que la temperatura del cuerpo suba y puede causar ceguera.
Drogas
con base de extracto de tiroide aumentan el ritmo al que el cuerpo
quema energía, pero puede causar problemas del corazón.
Se reportaron muertes a causa de ambas.
1920: ¡A contar calorías!
En
los años 20, el gobierno de Estados Unidos se empezó a preocupar por
una posible manía de adelgazar y la influencia que las celebridades
tenían sobre lo que los jóvenes escogían para alimentarse.
Bajo
la creciente fama de Hollywood, se animaba a las mujeres a emular a
estrellas como Greta Garbo, quien era seguidora del gurú de la dieta
Gayelord Hauser.
Hauser
era criticado por muchos médicos porque no estaba calificado para
recetar y se consideraba que no tenía ninguna prueba que respaldara sus
teorías, las cuales incluían un consumo excesivo de vitamina B.
Además, la noción de los grupos de alimentos emergió y empezó el conteo de calorías.
Los
régimenes incluían o excluían ciertos alimentos. Por ejemplo, sólo se
podía comer carbohidratos o proteínas en una comida, o se trataba de
equilibrar las comidas ácidas con las alcalinas.
1961: ¡A adelgazar en grupo!
Modelos tan delgadas como palitos como Twiggy y Jean Shrimpton eran la sensación en los locos años 60.
En
1961, una ama de casa neoyorquina, Jean Nidetch, formó un grupo de
apoyo con sus amigas con sobrepeso. Dos años más tarde, fundó Weight
Watchers. Otros pronto siguieron su ejemplo.
Las dietas en grupo funcionan proporcionando una rutina y el apoyo de otros miembros.
Recomiendan alimentarse sanamente y hacer ejercicio moderado.
Las compañías que las ofrecen han visto un enorme crecimiento desde la década de los 60.
Un estudio del British Medical Journal encontró que los clubes de pérdida de peso consiguen buenos resultados.
1974: ¡A seguir la dieta de moda!
En
los años 70, la industria de las dietas ya estaba firmemente
establecida y en busca de nuevas y diversas formas de prometer la
pérdida de peso.
Promovidas
por la industria editorial, que vendía libros con cada nueva tendencia,
la sucesión de dietas de moda pronto se hizo popular.
Más y más gente quería perder peso rápido.
Las
dietas de moda desafían las directrices convencionales de una dieta
equilibrada: algunas restringen severamente las opciones, como las
dietas de la toronja o el repollo o col.
Este tipo de regímenes a menudo ofrecen una pérdida de peso a corto plazo pero no un plan duradero para mantener el peso bajo.
Tienen la atracción de la novedad y quienes las practican muchas veces terminan abandonándolas por otra más nueva.
2000: ¡A hacer de la dieta una industria!
La industria de la dieta ha venido creciendo durante los últimos 200 años, constantemente adaptándose y diversificándose.
En EE.UU. solamente, el negocio reporta US$90.000 millones y sigue en alza.
Los productos van desde los editoriales, pasando por los farmacéuticos hasta los alimenticios y demás.
Las dietas altas en proteínas, como la de Atkins y Dukan, y la del ayuno 5:2 cuentan con millones de seguidores.
Las celebridades venden dietas como parte de una industria productora de dinero.
A pesar de ello, según un estudio publicado en Lancet en 2014, alrededor de un tercio de la población del mundo es obesa o tiene sobrepeso.
Mientras sigamos buscando una solución rápida para perder peso, el comercio y la ciencia seguirán produciendo nuevas ideas para satisfacer ese deseo.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/01/150121_historia_dietas_finde_dv
No hay comentarios.:
Publicar un comentario