orlandojorgemera@yahoo.com e-mail: redaccion[@]elnacional.com.do 11 de junio del 2015 - 10:21
Las verdaderas intenciones se han ido develando desde el Gobierno, cuyo presidente prometió gobernar cuatro años y ni un día más, y desde una oposición ficticia, que transfomó el partido de Peña Gómez en un agente de cambio para asegurar cupos en el Congreso y en municipios, relegando la bandera de oposición al PLD y peor aún, la lucha contra la reelección que la coyuntura demandaba.
No hay margen para lamentos. Ante el virtual atentado contra la Constitución para permtir la reelección, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) se erige como el estandarte de la dignidad y apego a la Constitución, de la democracia y las instituciones, de la estructura estatal que pudiera permitir un desarrollo próspero y sostenible para todos los ciudadanos de la República Dominicana.
Por eso Luis Abinader encabezó la gran marcha por la democracia, en la cual participamos con entusiasmo. Fue un baño de masas y de voluntades, del encuentro con un pueblo cansado de promesas incumplidas, de un Gobierno repartido como piñata y de ser la última prioridad de las acciones estatales que el PLD ejecuta para beneficio propio. No podemos seguir permitiendo este cáncer político.
Mi padre Salvador Jorge Blanco promovió siempre la alternabilidad como sustento democrático; lo propio hizo Peña Gómez y tantos otros líderes del PRD. Hoy tomamos esa bandera para hacerla nuestra y desde el PRM, liderar la transformación que República Dominicana necesita para liberarse de la carga que es el PLD.
George Orwell dijo una vez, “En un mundo de mentiras, decir la verdad es un acto revolucionario”. El Partido Revolucionario Moderno se despoja de las cadenas de las falacias y de intereses particulares; en cambio abrazamos la verdad, la transparencia y el bien común. La victoria será nuestra y el futuro un horizonte prometedor. Lo lograremos. http://elnacional.com.do/el-prm-y-el-futuro/
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