Danilo, Roberto, la JCE...
Oscar Medina
La Junta Central Electoral se encuentra en una situación financiera tan precaria que se ha visto obligada a suspender el pago a suplidores de bienes y servicios indispensables para su desenvolvimiento cotidiano y para mantener a buen ritmo el cronograma para el montaje de las elecciones generales del próximo año.
El origen del problema está en la ley de Presupuesto que no tomó en cuenta --por mucho que se advirtió al gobierno--, que el 2015 es un año preelectoral.
El Pleno de la Junta advirtió, a partir de un informe de su dirección financiera, que “la suma asignada en el presupuesto no permite a esta institución cumplir cabalmente con las atribuciones puestas a su cargo” porque la totalidad de esas asignaciones está comprometida con el financiamiento a los partidos, los gastos administrativos correspondientes a los servicios fundamentales y los gastos de nómina y personal...
Resalta el informe que a pesar de que este 2015 es un año preelectoral, en su asignación presupuestaria “no hay una sola partida consignada a esa inversión en la democracia”.
Sectores políticos y de opinión pública advirtieron con mucho tiempo sobre la gravedad de esa inobservancia, pero la respuesta del gobierno fue ignorar esos reclamos y cerrar cualquier posibilidad de modificar el proyecto presupuestario enviado oportunamente al Congreso.
Lo más que se pudo alcanzar fue el compromiso de que la Presidencia transferiría los fondos a la Junta en la medida de sus necesidades, cosa que no se ha producido por mucho que ha insistido el órgano electoral.
Como a la JCE no le quedó otra alternativa que aceptar, en lugar de protestar, denunciar o hacer presiones que tensaran aún más su frágil relación con el gobierno, el Pleno decidió solicitar una audiencia al Presidente de la República para presentarle directamente --sin intermediarios y desde una perspectiva institucional--, la realidad financiera en que se le coloca con el presupuesto asignado y explicarle sus necesidades a partir del cronograma electoral.
Desde entonces ha remitido dos comunicaciones oficiales al Presidente solicitando esa audiencia... Y la respuesta del Palacio ha sido la indiferencia. Ni por cortesía ha contestado... Mucho menos ha transferido ni un centavo de las partidas prometidas.
Y ya la situación se ha tornado crítica: la JCE ha tenido prácticamente que detener programas vitales para el éxito de las elecciones. La cedulación está avanzada pero aún tiene problemas pendientes, y el trabajo en el exterior, que se pensaba acelerar sustancialmente, deberá continuar con las mismas limitaciones de los últimos meses.
Ha sido necesario despedir a buena parte del personal que se desempeñaba en programas no esenciales, lo que también condiciona la implementación de la ley 169-14 y el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros en cuanto a su competencia en esas iniciativas que atraen la atención de la comunidad internacional.
Es evidente que al presidente Danilo Medina lo han predispuesto con el presidente de la Junta. Entre los susurros del entorno y el temperamento complejo de Danilo --algo en lo que Rosario no se queda atrás-- las relaciones entre estos viejos amigos no podrían estar más deterioradas.
Algunos especulan que al Presidente le han vendido la idea de que detrás de la sentencia 168-13 ---“que tantos dolores de cabeza le ha causado al gobierno”--- está la mano de Roberto Rosario como parte de “un plan para afectar al Presidente...”. Y lo peor es que Danilo estaría creyendo semejante absurdo.
Sin embargo, ni uno ni otro puede olvidar que al margen de temperamentos particulares y veleidades propias de los seres humanos, ellos son cabeza de instituciones públicas fundamentales.
En el caso de Medina se trata del jefe de Estado y de la administración pública. Y constituye al menos una indelicadeza que sus humores pongan en juego el éxito de unas elecciones tan complejas como las que se avecinan.
Las próximas elecciones serán las primeras y únicas donde se elegirán a la vez todos los puestos de elección popular con la complejidad del sistema de voto preferencial... Y en este momento la JCE no está en condiciones financieras de acometer un reto de semejante envergadura con posibilidades de éxito... Lo que coloca en grave peligro a la democracia dominicana.
Ya algunos partidos de oposición han expresado preocupación por la situación, una preocupación que debería también compartir el presidente Medina.
Porque si algunos pudieran creer que detrás del desdén del Presidente, y su gobierno, a la Junta, no hay otra cosa que malos entendidos y disgustos personales provocados por intrigantes que merodean el poder, otros mal pensados pudieran creer que las limitaciones presupuestarias al organismo electoral tienen el objetivo de condicionar el éxito de los comicios a la suerte del proyecto reeleccionista.
Por eso se cree que un Presidente metido en una reforma constitucional y en una posible reelección debe ser cauto y cuidadoso en sus relaciones con el órgano electoral... Y eso es lo que deberían aconsejarle a Danilo sus verdaderos amigos en lugar de inducirlo a extender un enfrentamiento en el que pierden todos.
Porque si las elecciones del 2016 terminan siendo un tollo, con o sin reelección, esa responsabilidad no recaerá sobre ninguno de los funcionarios de la Junta sino sobre el Jefe de Estado que, motivado por intrigas y desafectos personales, habría ahogado financieramente al órgano constitucional encargado de conducir ese proceso electoral...
... Y Danilo no tiene ninguna necesidad de cargar con un fardo histórico tan pesado.
http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2015/5/3/365804/Danilo-Roberto-la-JCE
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