lunes, 4 de mayo de 2015

Danilo, Leonel y los áulicos / Por Tony Pérez

Con mis ojos
Mirada a una situación social por la construcción de ciudadanía, el desarrollo institucional y el bienestar general. Respeto extremo al derecho a la intimidad y el buen nombre de las personas. Huye a las rutinas opinativas, a los ruidos mediáticos. Rehúye al sensacionalismo. Consciente de que la asepsia ideológica no existe, promueve el disenso, la crítica constructiva, sin descalificaciones.

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Danilo, Leonel y los áulicos

Adelanto que sigo a Juan Bosch desde 1973, en el Pedernales de la frontera, desde aquellos días fundacionales del ahora gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cuando desde la capital llegaba tardío un Vanguardia del Pueblo (periódico del que pocos sentían orgullo), y a él muchos le gritaban por los medios: ¡Viejo loco, decrépito y traicionero! Mismos simuladores que ahora, ya él en el cementerio de La Vega, por conveniencia  económica, política y hasta de figureo mediático, le llaman sin inmutarse prócer de la República. Hoy, cuando los mercenarios se escurren para piropear al vecino del frente, hay que correr otra vez el riesgo de recibir los latigazos de la descalificación moral por parte de aquellos de juicio ligero cuyo oficio a la vista es el de mandaderos de otros de menos talento pero con más viveza. Hay que dejar constancia para la historia, porque –quizás para el presente-- poco importe la voz de un escribidor anónimo y sin el caudal de insultos, mentiras y el ímpetu que requieren los fines oscuros del poder. Un escribidor sin cargos diplomáticos, ni pent-house, ni yates, ni fincas modelos, ni coches y jeepetas deslumbrantes, ni cuentas bancarias en euros y dólares… Sin ninguna riqueza resultado del chantaje y los montajes mediáticos que doblegan funcionarios y destapan una tronera en la teta del erario.  
Si se impone la reforma constitucional para habilitar al presidente, y Fernández y seguidores no se integran a la campaña, derrota casi segura. Si Fernández es el candidato y Medina se aleja con su gente, por despecho, derrota casi segura. No hay de otra.
El partido gobernante podría ganar las elecciones el 15 de mayo de 2016 solo si el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández trabajan en esa dirección, y uno de ellos va como candidato presidencial. La actitud de autosuficiencia, de un lado o de otro, hunde más el barco. Manejar la situación dominado por el sinuoso mundo de las emociones y percepciones de los electores condicionadas para la ocasión, acelera la gravedad del problema.  De ser así, mejor sería entregar el poder desde ahora y prepararse –los dos--  para recibir el azote del desprecio eterno de la militancia, simpatizantes y aliados. No habrá perdón.
Estos líderes no deben de perder un minuto más en escarceos. Cada segundo que pierdan en sembrar dudas entre los perceptores, se abona la derrota. Con dieciséis años en Palacio, el desgaste del PLD en la percepción pública es notorio. Natural. Como natural el deseo de las bases de la oposición y de empresarios obligados a pagar impuestos, de ver un gobierno más afín con sus proyectos.
Si se impone la reforma constitucional para habilitar al presidente, y Fernández y seguidores no se integran a la campaña, derrota casi segura. Si Fernández es el candidato y Medina se aleja con su gente, por despecho, derrota casi segura. No hay de otra. Los peledeólogos y consejeros de última hora que apuestan a que Danilo gana sin Leonel o viceversa, son activistas sistemáticos de otra causa y llevan muy bien su estrategia.
Hasta este minuto parece que los tomadores de decisiones en el partido morado no han valorado las grandes amenazas que les asechan, salvo que también sean cómplices del plan para sacar al PLD del poder.
El presidente Medina trabajó para alcanzar mayoría en el Comité Político y el Comité Central, mientras Fernández anduvo confiado por otro rumbo. Cierto. Pero esos vitales organismos peledeístas --se supone--  no fueron creados por Bosch para avasallar sino para tomar decisiones en grande sin dañar los intereses nacionales. Pocos  saben eso como Medina, en tanto activista de tomo y lomo desde los inicios del PLD. Lo mismo Leonel, en su condición de presidente de tal organización política y trabajador académico de la política.
El forcejeo visible asombra más por lo inusual en el partido oficialista. Luce aún dentro de límites tolerables, pese a la dramaturgia. Pero una corridita más a la tuerca y se correrá la rosca. El Partido Revolucionario Dominicano no ha muerto; solo está dormitando; mientras, su desprendimiento, el naciente Revolucionario Moderno, juega a catalizar la crisis morada. ¿Tirarán Danilo y Leonel todo por la borda? Falta poco para saberlo.

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http://www.7dias.com.do/opiniones/2015/05/03/i187662_danilo-leonel-los-aulicos.html#.VUfuMY5_NHw
*Sobre el autor Periodista. Profesor en la Escuela de Comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la que dirigió durante seis años y donde imparte docencia desde hace veinte años. También ha sido profesor en Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y en la Universidad Católica de Santo Domingo. tonypedernales@yahoo.com.ar

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