El país en el laberinto de sus dilemas (1)
Por CÉSAR PÉREZcperez[@]intec.edu.do
28 enero, 2015 2:00 am
El bloque político que controla los principales poderes del Estado y la oposición, en su amplio abanico, tienen ante sí el problema de definir sus candidaturas para las próximas elecciones. El primero debe decidir con cuál de sus dos principales facciones seguirá gobernando y la segunda se debate sobre cómo y a quién y quienes escoger para encabezar un proyecto de poder y de sociedad alternativo. La solución de esos dilemas será determinante para el futuro inmediato del país.
El partido de gobierno, una poderosa corporación económico/política, tiene clara su vocación continuista en tanto corporación, tiene claro su proyecto de poder y a pesar de estar inmerso en el dilema de cómo echar adelante ese proyecto y cuál de las dos facciones principales será hegemónica en ese andar, las posibilidades de resolver sus problemas lucen más claras que las de la oposición.
El presidente Medina tiene poco tiempo para resolver ese dilema y miembros de su grupo, junto a prominentes allegados, le conminan a que se reelija para mantener su facción al frente de la cosa pública y alejar el amenazante fantasma del ex presidente Fernández. Ellos y analistas independientes plantean que la única manera de conjurar ese fantasma es a través de la reelección de Medina. Sin embargo, necesariamente, esa no es la única salida.
Este puede mantener su grupo en el poder, apostando a una figura de su entorno, puede vencer a Fernández sin que, desdiciéndose, asuma el evitable trauma de la aventura reeleccionista, hipotecando con ella los casi dos años que les quedan de poder. El hecho de tener el control de los recursos del Gobierno y la mayoría en las instancias partidarias determinantes hacen que en última instancia pueda derrotar a un Fernández que sabe que no podrá ser gobierno con la oposición de Medina, lo sabe mejor que nadie pues para hacer presidente a este último tuvo que desfondar la economía del país.
Fernández no puede ser presidente sin el apoyo de Medina y éste puede mantener su facción en el poder sin un Leonel que relativamente debilitado como está, difícilmente puede enfrentarlo. Además, si a Medina le costó tanto sufrimiento y humillación alcanzar el gobierno y el control del partido, porqué devolvérselo a su adversario?, que además de eso, dado sus problemas de imagen, no constituye una vía segura para mantener la corporación en el poder. El desenlace del proceso que se le sigue al Secretario de Organización/delfín leonelista, despejará el dilema de cómo y con quién podría mantenerse ese poder.
La madeja de ese proceso no termina su ligadura, sus hilos los tejen gente de aquí (del gobierno) y de fuera… igualmente, hasta ahora resulta difícil saber cómo podrá desmontarse ese proceso y más difícil aún: que se haga sin que eso no constituya otro agravio para el Ministerio Público y sobre todo para Medina; asimismo para quienes desde fuera han sido reiterativos en declaraciones de apoya al Ministerio Público.
Esta circunstancia viabiliza una opción del danilismo para mantener el poder peledeísta, sin que necesariamente eso dependa de las inciertas posibilidades de Fernández ni de una traumática reelección de Medina.
http://hoy.com.do/el-pais-en-el-laberinto-de-sus-dilemas-1/
El país en el laberinto de sus dilemas (II)
Por CÉSAR PÉREZcperez[@]intec.edu.do
El amplio espectro de la oposición tiene ante sí el ineludible desafío de definir cómo y a quién y quienes escoger para encabezar un proyecto de poder y de sociedad alternativo. Son conscientes de que sola, ninguna de sus componentes podrá vencer al PLD, pero los resultados de los esfuerzos que hacen algunos de ellos para salir de la fragmentación y de los significativos desencuentros en que se encuentran han sido exiguos.
Su sector mayoritario, el PRM, ha invertido casi todo su tiempo en la difícil tarea de recomponerse con un mínimo de formalidad institucional, de encontrar una fluida unidad interna, al tiempo de definir lo que diversas circunstancias habían creado: la necesidad de definir cuál de los líderes de las principales facciones, Hipólito Mejía o Luis Abinader, será el candidato de ese partido para las próximas elecciones.
El pasado domingo dieron un paso significativo en la búsqueda de esa definición, al elegir sus principales instancias directivas, fijar las fechas de la Convención y la comisión que la organizará. Es comprensible que la particularidad de ser un proceso en que no simplemente se está estructurando un nuevo partido, sino que se trata de reorganizar casi el 90% de miembros que salían de una colectividad para formar otra, teniendo en sus cabezas la jerarquía que tenían en la que abandonaron.
Esa circunstancia dificulta esa institucionalización, pero no justifica los tantos cargos inorgánicos creados. Si bien es importante resolver el tema organizativo, lo fundamental es el relacionamiento del PRM con la sociedad, sobre todo desde el punto de vista electoral, con el mercado no cautivo de votos presente en las capas medias y todo el sector productivo. En el trajín de las dos facciones por posicionar su candidato, los pasos que han podido dar en ese sentido han sido muy limitados en cantidad y calidad.
Es circunstancia, le ha impedido comportarse como oposición efectiva al partido/Estado/gobierno, desaprovechando las aún sólidas relaciones que han mantenido sus dirigentes medios y de base con los estratos bajos y medio bajos de la población, tejidas en décadas de lucha política y por la inclusión social. Un partido que no tenga un discurso sintetizado en una idea fuerte que le dé sentido de identidad, casi una consigna, difícilmente pueda constituirse en un punto de referencia para constituir una alternativa real y plural de fuerzas capaces romper la hegemonía política e ideológica de la corporación económica/política construida por el PLD.
Ese el gran dilema del PRM, cómo elaborar las ideas claves que le permitan ser percibido como un partido diferente del que pretende ser negación, el viejo PRD, si sus dos principales jefes de facciones mantienen la vieja cultura de crecer como facción, a través del clientelismo grupal. Sólo nuevas ideas de hacer política (que están en la cabeza de no pocos antiguos y nuevos dirigentes), podrían resolver el dilema de escoger su candidato presidencial y demás candidaturas en un breve proceso de Convención, sin que el mismo sea pensado sólo para escoger los de las referidas facciones y los de otras tendencias, sino para la elección en una misma boleta las de sus imprescindibles eventuales aliados.
http://hoy.com.do/el-pais-en-el-laberinto-de-sus-dilemas-ii/
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