Adicción al veneno
Conjunto atractivo. Las diferencias con respecto al Mustang GT radican en sus elementos aerodinámicos. ESPECIAL / Cortesía Ford
- PRUEBA DE MANEJO. MUSTANG SHELBY GT350
La más poderosa de las versiones del Mustang entrega diversión total
GUADALAJARA, JALISCO (20/FEB/2016).- El placer desmedido que nos causan ciertas sustancias, objetos, prácticas o personas, nos puede llevar a un determinado grado de adicción. Cuando el objeto de la adicción es un fruto prohibido, exótico y difícil de alcanzar, la emoción por el riesgo se suma al placer que brinda ese fruto. Es entonces que aparece la serpiente, ofrece su veneno y en este caso, en vez de desterrarnos del paraíso, nos hace llegar a él.
El Mustang Shelby GT350 es la serpiente que nos transporta al lugar ideal, donde queremos estar los amantes de los buenos autos. Es un objeto de placer tan alucinante para todos los sentidos, que nos lleva a un grado de adicción del que nunca desearemos salir.
Lo primero que llama la atención del Shelby GT350 es el frente, con formas más atléticas que las de su primo menor, el Mustang GT. Al tener líneas de capo y guardafangos más bajas, ostenta una apariencia más cercana a un atleta de alto rendimiento que al de un fisicoculturista. El resto de la carrocería es prácticamente idéntica al Mustang GT, con la excepción del alerón trasero algo más pronunciado lo que hace un conjunto muy atractivo a la vista. Aún más si buscamos los discretos emblemas con la clásica cobra en los costados, en el panel trasero y en el frente. Y aunque el exterior atrae, lo que realmente causa ese placer no se encuentra a la vista, pero se adueña de los demás sentidos.
La audición es la primera que se intoxica gracias a la sinfonía que el Shelby GT350 interpreta desde lo más profundo de sus ocho cilindros. Una melodía que se propaga a través de sus cuatro escapes y con las increíbles notas que se logran sólo a 8,400 revoluciones por minuto, el punto hasta donde el poderoso motor de 5.2 litros de desplazamiento llega para generar sus 526 caballos de fuerza. Las 429 libras-pie de torque, por supuesto, están disponibles desde mucho más temprano.
Diseño especial
Esta máquina es un desarrollo de Ford específicamente para este modelo, partiendo desde la base del motor del Mustang GT, aumentando su desplazamiento a 5.2 litros y colocando un cigüeñal plano al estilo de los exóticos europeos. Con esto se logra una entrega de poder en casi todo el rango de revoluciones, brindando placeres suficientes al conductor para dejar nuestro sentidos a flor de piel.
En este punto el veneno de la cobra ya controla los sentidos de la vista y del oído, pero el más afectado es el sentido común. Porque la sensación intoxicante de adrenalina que produce el empuje del motor, hace que nos acerquemos a perder el que es considerado el menos común de los sentidos al extraer todo el potencial de este auto. Esa emoción es complementada por una suspensión rígida lo suficiente para colocar la potencia del Shelby GT350 en el pavimento con una eficiencia nunca antes vista en un Mustang.
La transmisión es manual de seis velocidades, como los entusiastas lo requieren: una palanca y tres pedales. La suspensión trasera independiente mantiene las ruedas pegadas al piso como ningún otro Shelby lo ha hecho en sus más de 50 años de historia (sí, hubo una excepción, pero no tan buena como esta) y los enormes frenos Brembo de seis pistones y discos de 15.5 pulgadas adelante, así como cuatro pistones y 15 pulgadas en las ruedas traseras, aseguran una detención casi inmediata. Los rines son de 19 pulgadas con llantas 295/35 Z R19 adelante y 305/35 Z R19 atrás. El conjunto promete una velocidad máxima más allá de la que el intoxicado sentido común nos permite llevar.
Para complementar este viaje al paraíso, del que irónicamente una serpiente es la responsable, tenemos un interior en el que nos abrazan los asientos Recaro forrados en piel con el “GT350” bordado en los respaldos. Algunos detalles del Mustang GT no están presentes en el Shelby GT350, detalles que los entusiastas no echarán de menos, como los insertos de aluminio en el tablero; los interruptores de metal en la consola central y la gran pantalla táctil para el sistema de información y entretenimiento. En el GT350 encontramos una pantalla a color y no táctil, que controla prácticamente todas las funciones necesarias y el sistema de sonido es lo suficientemente bueno para aquellos escasos momentos en los que se decida cerrar las ventanas, no escuchar el motor y relajarse con algo de música.
La adictiva experiencia de manejo se complementa con las aplicaciones para pista que Ford incluye en el Shelby: “Line Lock” para bloquear las llantas delanteras, calentar los neumáticos traseros y crear las nubes de humo necesarias para seguir soñando en el paraíso, así como el “Launch control” que regula la potencia del motor para lograr arranques dignos de un piloto profesional de arrancones. Pero el fuerte de este Shelby GT350 son las curvas, más que las rectas. Es un rival hacia el cual algunos de los más conocidos deportivos alemanes mostrarán respeto como nunca lo han hecho hacia ningún deportivo estadounidense.
La adicción que provoca el Shelby GT350 es incontrolable una vez que ataca nuestros sentidos. Para un buen piloto, este Shelby es quizá el más intoxicante pero sobre todo, irónicamente, también el más maniobrable de todos. Esta serpiente nos transformará en adictos al fruto que nos llevará muy, pero muy rápidamente al paraíso.El Mustang Shelby GT350 es la serpiente que nos transporta al lugar ideal, donde queremos estar los amantes de los buenos autos. Es un objeto de placer tan alucinante para todos los sentidos, que nos lleva a un grado de adicción del que nunca desearemos salir.
Lo primero que llama la atención del Shelby GT350 es el frente, con formas más atléticas que las de su primo menor, el Mustang GT. Al tener líneas de capo y guardafangos más bajas, ostenta una apariencia más cercana a un atleta de alto rendimiento que al de un fisicoculturista. El resto de la carrocería es prácticamente idéntica al Mustang GT, con la excepción del alerón trasero algo más pronunciado lo que hace un conjunto muy atractivo a la vista. Aún más si buscamos los discretos emblemas con la clásica cobra en los costados, en el panel trasero y en el frente. Y aunque el exterior atrae, lo que realmente causa ese placer no se encuentra a la vista, pero se adueña de los demás sentidos.
La audición es la primera que se intoxica gracias a la sinfonía que el Shelby GT350 interpreta desde lo más profundo de sus ocho cilindros. Una melodía que se propaga a través de sus cuatro escapes y con las increíbles notas que se logran sólo a 8,400 revoluciones por minuto, el punto hasta donde el poderoso motor de 5.2 litros de desplazamiento llega para generar sus 526 caballos de fuerza. Las 429 libras-pie de torque, por supuesto, están disponibles desde mucho más temprano.
Diseño especial
Esta máquina es un desarrollo de Ford específicamente para este modelo, partiendo desde la base del motor del Mustang GT, aumentando su desplazamiento a 5.2 litros y colocando un cigüeñal plano al estilo de los exóticos europeos. Con esto se logra una entrega de poder en casi todo el rango de revoluciones, brindando placeres suficientes al conductor para dejar nuestro sentidos a flor de piel.
En este punto el veneno de la cobra ya controla los sentidos de la vista y del oído, pero el más afectado es el sentido común. Porque la sensación intoxicante de adrenalina que produce el empuje del motor, hace que nos acerquemos a perder el que es considerado el menos común de los sentidos al extraer todo el potencial de este auto. Esa emoción es complementada por una suspensión rígida lo suficiente para colocar la potencia del Shelby GT350 en el pavimento con una eficiencia nunca antes vista en un Mustang.
La transmisión es manual de seis velocidades, como los entusiastas lo requieren: una palanca y tres pedales. La suspensión trasera independiente mantiene las ruedas pegadas al piso como ningún otro Shelby lo ha hecho en sus más de 50 años de historia (sí, hubo una excepción, pero no tan buena como esta) y los enormes frenos Brembo de seis pistones y discos de 15.5 pulgadas adelante, así como cuatro pistones y 15 pulgadas en las ruedas traseras, aseguran una detención casi inmediata. Los rines son de 19 pulgadas con llantas 295/35 Z R19 adelante y 305/35 Z R19 atrás. El conjunto promete una velocidad máxima más allá de la que el intoxicado sentido común nos permite llevar.
Para complementar este viaje al paraíso, del que irónicamente una serpiente es la responsable, tenemos un interior en el que nos abrazan los asientos Recaro forrados en piel con el “GT350” bordado en los respaldos. Algunos detalles del Mustang GT no están presentes en el Shelby GT350, detalles que los entusiastas no echarán de menos, como los insertos de aluminio en el tablero; los interruptores de metal en la consola central y la gran pantalla táctil para el sistema de información y entretenimiento. En el GT350 encontramos una pantalla a color y no táctil, que controla prácticamente todas las funciones necesarias y el sistema de sonido es lo suficientemente bueno para aquellos escasos momentos en los que se decida cerrar las ventanas, no escuchar el motor y relajarse con algo de música.
La adictiva experiencia de manejo se complementa con las aplicaciones para pista que Ford incluye en el Shelby: “Line Lock” para bloquear las llantas delanteras, calentar los neumáticos traseros y crear las nubes de humo necesarias para seguir soñando en el paraíso, así como el “Launch control” que regula la potencia del motor para lograr arranques dignos de un piloto profesional de arrancones. Pero el fuerte de este Shelby GT350 son las curvas, más que las rectas. Es un rival hacia el cual algunos de los más conocidos deportivos alemanes mostrarán respeto como nunca lo han hecho hacia ningún deportivo estadounidense.
http://www.informador.com.mx/suplementos/2016/645850/6/adiccion-al-veneno.htm
| Ficha Técnica | |
| Motor | Frontal longitudinal. |
| Cilindros | V8; 5.2 litros. |
| Turbo compresor | No. |
| Potencia | 526 HP @7,500 rpm |
| Torque | 429 libras-pie @ 4,750 rpm. |
| Tracción | Trasera. |
| Transmisión | Manual de seis velocidades (6 + R) |
| Suspensión | |
| Delantera | Independiente de tipo McPherson con resortes helicoidales y barra estabilizadora. |
| Trasera | Independiente, con resortes helicoidales. |
| Frenos | |
| Delanteros | De discos hiperventilados, con ABS |
| Traseros | De discos hiperventilados, con ABS. |
| Dirección | De piñón y cremallera, con asistencia hidráulica. |
| Dimensiones (mm) | |
| Largo | 4,783 |
| Ancho | 1,915 |
| Alto | 1,382 |
| Distancia entre ejes | 2,720 |
| Capacidad | |
| Peso | 1,681 kilográmos. |
| Tanque | 60 litros. |
| Cajuela | 383 litros. |
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