sábado, 25 de julio de 2015

Al saludar a Wessin en 1988 pensé en el encuentro de Zhou Enlai y John Foster Dulles

Por Ramón Arturo Guerrero. 21 de junio de 2015 - 12:09 am -  
Al saludar a Wessin en 1988 pensé en el encuentro de Zhou Enlai y John Foster Dulles
El general Wessin era una figura emblemática de la extrema derecha pos Trujillo y yo era un anónimo militante de extrema izquierda
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Ramón Arturo Guerrero

Agrónomo y periodista.
Mi figura histórica (¿acaso tengo una?) distaba años luz de la de Zhou Enlai, segundo en la jerarquía política china entre 1949 y 1976, y el general

Ramón Arturo Guerrero

era una figura pública de un país insignificante, lejísimos de la de John Foster Dulles, el legendario secretario de Estado de Estados Unidos (1953-59), archienemigo del comunismo y arquitecto de la Guerra Fría, aquel 12 de mayo de 1988 cuando gracias a una de las vueltas que da la vida me vi en la obligación de saludarlo (a Wessin). Sin embargo, en aquel momento mi pensamiento se trasladó instantáneamente al encuentro que aquellos dos titanes (Zhou y Dulles) sostuvieron en Ginebra, Suiza, el 26 de abril de 1954 durante la conferencia convocada por las grandes potencias para decidir el futuro de Indochina, región donde se libraba una guerra entre Francia y la República Democrática de Vietnam.
Allí en Ginebra sucedió el famoso incidente en que John Foster Dulles, secretario de Estado de Estados Unidos, le dejó la mano tendida a Zhou Enlai, canciller y primer ministro de la República Popular China. El antecedente de este desaire que ofendió mucho a Zhou databa de la conferencia de los cinco grandes en Berlín, a comienzos de año, según recordaba un cable de UPI fechado en Ginebra el 27 de abril de 1954, en presencia del canciller soviético Vyacheslav M. Molotov, Dulles intervino para preguntar sarcásticamente quién era este “fabuloso” Chou En-lai, cuya sola presencia en una mesa de conferencias podría resolver tantos males. Vale recordar que 18 años después el presidente Richard Nixon, durante su histórico encuentro en Pekin con líder Mao Tse tung, quiso resarcir en algo a Zhou dándole un fuerte apretón de manos.º
Pues bien, la similitud que me hizo evocar aquel incidente histórico era el hecho de Wessin y yo estar situados en campos totalmente opuestos pero que, en atención a la cortesía y la convivencia humana, la gente se saluda sin importar que estén en campos opuestos, no como lo que hizo el halcón Dulles con Chou En-lai.
El general Wessin era una figura emblemática de la extrema derecha pos Trujillo y yo era un anónimo militante de extrema izquierda.
Otro caso de dos enemigos que luego colaboran en un proyecto común, en este ejemplo dominicanos, fue el del ex guerrillero Hamlet Hermann y el general Ramiro Matos. El primero formaba parte de la expedición insurreccional comandada por el coronel Francisco Caamaño mientras el segundo fungió como jefe del estado mayor del comandante de operaciones que combatió a la guerrilla, general Juan René Beauchamps Javier. Naturalmente, todo eso estaba solo en mi mente, pues Wessin no tendría ni idea de quién era yo.
Elías Wessin Wessin
Elías Wessin Wessin
Yo me hallaba el mediodía de aquel jueves en la finca del alto funcionario Luis Toral, en las cercanías de Polo, Barahona, para una demostración de la novedosa tecnología de cultivo de café al sol. Me había enviado allí el agrónomo Sócrates Metz, director del departamento de Investigaciones Agropecuarias del Ministerio de Agricultura. Mis funciones en el ministerio eran las de encargado de la unidad de Divulgación Técnica del departamento y editor de su órgano, la revista Investigación.
Wessin, a la sazón ministro de Interior, arribo a la enorme plantación en un helicóptero, del cual descendió ataviado en su reluciente uniforme de general de dos estrellas. Los funcionarios grandes y pequeños, técnicos, ejecutivos empresariales y “todo el vivo” allí presente acudió a saludar al prominente personaje.
Por cierto, yo no conocía a Wessin solamente por su trayectoria histórica ya que en mi familia materna, muchas décadas atrás, hubo una relación con la familia de Wessin.
Me crié oyendo a mis tías y mi abuela mencionando a Digna Wessin, quien creo que era hermana del que sería luego conocido por la prensa internacional como “hombre fuerte de San Isidro” y de los pocos dominicanos que haya ocupado la portada de la revista Time. Al parecer mis ancestros visitaban a Digna durante los años ‘30 y ‘40 en su residencia de Bayaguana; por otra parte, una rama de la familia Wessin estaba radicada en La Joya, San Antonio de Guerra, lo que me impide precisar dónde realmente vivía Digna, si en Bayaguana o en La Joya.
En las brevísimas palabras que intercambié con el que fuera jefe de las fuerzas de San Isidro durante la Guerra de Abril no invoqué nada de esto, mi pensamiento se concentró en el incidente de Zhou y Dulles y en la sorprendente carrera de Wessin. Este militar, aupado por los estadounidenses, fue luego dejado a un lado por ellos durante el conflicto de abril de 1965, quienes lo sacaron hacia el exilio “amarrado como un andullo”, según fuentes de la época, al negarse a cooperar para la formación de un gobierno provisional con participación del PRD.
El 13 de junio de 1967 fundó un partido, el Quisqueyano Demócrata (PQD), basado en ideas políticas arcaicas, simbolizado en el color amarillo pollito que evocaba el uniforme kaki de su fundador y de logo una “mata de plátano” El doctor Juan Isidro Jimenes Grullón atribuyó en su momento la no despreciable popularidad de Wessin en ciertos sectores sociales al “indudable atractivo del uniforme militar”.
Todavía exiliado, la fundación del partido le obtuvo al general rebelde su regreso al país en 1969. Recuerdo el acertado eslogan publicitario que usaron “Wessin candidato, regreso inmediato” En 1970 el PQD, junto a otros pequeños partidos, legitimó la primera reelección de Balaguer.
Sin embargo Wessin, ansioso por el poder y con apenas 47 años de edad, se dedicó al parecer a planificar un ilusorio golpe de Estado. Una crónica retrospectiva de Chichi de Jesús en El Nacional del 3 de noviembre de 2012, relata:
“He ahí un conspirador impenitente, que ha urdido una trama encaminada a quebrar el ordenamiento institucional de la Nación. La patética acusación la hizo el presidente Joaquín Balaguer al excomandante del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), Elías Wessin y Wessin, la noche del 30 de junio de 1971, a raíz del golpe de Estado que el militar intentó. A mediados de ese mes el Jefe de la Policía, general Enrique Pérez y Pérez, invitó a su despacho a Wessin, quien fue trasladado por tres coroneles y un mayor desde su casa del kilómetro 7½ de la carretera Mella.
Balaguer señalaba a Wessin con el índice derecho mientras divulgaba fragmentos de la alocución grabada con que el militar anunciaría a la sociedad que el gobierno constitucional sería sustituido por un régimen de facto. Wessin, en actitud de reo político, observaba sin inmutarse hacia la figura del gobernante”.
Aunque exiliado nuevamente, la carrera de Wessin no estaba acabada. Seis días después de denunciado el complot por televisión fue enviado al exilio a Madrid, España, y antes de irse le declaró a la prensa “Yo seré un conspirador vulgar como dijo Balaguer, pero no soy un criminal y ladrón”.
Estuvo desterrado en España, Costa Rica, Panamá, Colombia y Curazao. El 8 de noviembre de 1973 se halló entre los fundadores del Bloque de la Dignidad Nacional, una coalición de opositores que planeaba enfrentar a Joaquín Balaguer en las elecciones pautadas para el 16 de mayo de 1974. Aunque este acuerdo al final se disolvió, facilitando la segunda reelección de Balaguer, Wessin era el candidato a vicepresidente, con Juan Bosch a la cabeza.1
Wessin nunca abandonaría el redil de la derecha, pese a su trayectoria zizagueante que lo llevó incluso a conspirar junto a grupos de extrema izquierda, en uno de los tantos capítulos de nuestra historia reciente que permanece en la oscuridad.
La primera acción importante de la carrera de Wessin fue la de comandar las columnas de infantería que apoyaron al mayor general Pedro Rafael Rodríguez Echavarría en su exitoso intento por expulsar del país a los remanentes del régimen de Rafael Leónidas Trujillo. El entonces coronel Wessin Luego prendería la chispa de los acontecimientos finales inmediatos al golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 al negarse a acatar una orden del Presidente Juan Bosch.
En 1978, todavía exiliado, el general Wessin, ordenó a su militancia votar por el PRD, lo que le sumó 5,661 votos a la triunfante candidatura de Antonio Guzmán; un descenso notable para el PQD que en 1970 obtuvo 165,000 votos.
Joaquín Balaguer, quien no le guardaba rencor a nadie siempre que le sirviera para algo, rehabilitó políticamente a Wessin, ya olvidado, durante la gestión de gobierno iniciada el 16 de agosto de 1986, nombrándolo secretario de Interior. El 17
de junio de 1988 lo nombraría secretario de las Fuerzas Armadas y jefe del Estado Mayor General, cúspide de su larga carrera militar y política. Estaría en este cargo hasta el 10 de junio de 1991, superado en duración solamente por el general José Miguel Soto Jiménez (2000-04).
Reconciliado con sus antiguos enemigos políticos Bosch y Balaguer, Wessin falleció en Santo Domingo el 18 de abril de 2009. Había nacido en Bayaguana, hijo de inmigrantes libaneses, el 22 de julio de 1924.
http://acento.com.do/2015/opinion/8259956-al-saludar-a-wessin-en-1988/

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