29 de mayo de 2015
Firme en sus convicciones, inquebrantable en la voluntad de echar adelante sus ideas. Insobornable con sus principios y su sed de justicia.
Ramón Almánzar ser ha ido, dejando tristeza por su muerte en amplios sectores de la vida nacional, que fueron testigos de su lucha, de su incansable búsqueda de justicia, y de los innovadores métodos de batalla que utilizó para alcanzar vigencia y llegar a sus objetivos durante muchos años, incluyendo la construcción de un partido político y la formulación de su candidatura presidencial por Nueva Alternativa.
El repentino fallecimiento de un hombre lleno de vida, con apenas 62 años, no sólo nos entristece, sino que nos conduce a la reflexión sobre la fragilidad y fugacidad de nuestra existencia. Hacía apenas unas horas, antes de su muerte, y Ramón Almánzar visitaba la Junta Central Electoral para procurar la afiliación del reconocimiento de su partido Patria Para Todos, y allí contaba los casos de tres personas conocidas que había sufrido accidentes cardiovasculares.
No sospechaba Ramón Almánzar que la muerte le te tenía una celada por la fragilidad de su sistema cardíaco. Su familia no puede aceptar todavía que la muerte enamorada condujera a este hombre a la tumba de este modo. Eran muchos sus proyectos y grandes sus aspiraciones de conseguir una patria libre y con justicia. Ramón Almánzar era un revolucionario de vocación inquebrantable.
En la política, y en la izquierda, hombres como Ramón Almánzar son necesarios. Firme en sus convicciones, inquebrantable en la voluntad de echar adelante sus ideas. Insobornable con sus principios y su sed de justicia. Ramón tuvo todas las posibilidades de dejarse seducir por el boato y la tentación de una carrera llena de comodidad en un partido tradicional. Y jamás dobló hacia la esquina de la claudicación.
Joaquín Balaguer, presidente de la República que sufrió las consecuencias de la oposición de Ramón Almánzar al frente de la Asociación Nacional de Profesionales Agrícolas, o que vivió el impulso del movimiento popular urbano, cuando emergieron liderazgos como el de Virtudes Alvarez y Pedro Franco, reconoció la honradez y verdadera vocación de justicia de Ramón Almánzar. Quienes conocen de las reuniones, debates y luchas del movimiento social de los últimos años, saben que Ramón Almánzar era un hombre de una sola cara, que cumplía sus pactos y que estaba plenamente identificado con una causa social de la que jamás saldría, incluso después de su muerte, como han dicho sus familiares.
Quien haya visitado la funeraria Blandino este jueves, y visto la gran cantidad de personas que fueron a ofrecer el pésame a los familiares, descubrió la trascendencia y la enorme red de ciudadanos que tuvieron simpatías, amistad, contacto, respeto por Ramón Almánzar y por su lucha.
Consuelo a su familia, en especial a doña Mary Cantizano y a sus tres hijos, y que el recuerdo de Ramón Almánzar nos acerque cada día más al sueño de justicia por el que él tanto luchó.
http://acento.com.do/2015/opinion/editorial/8253038-ante-el-fallecimiento-del-dirigente-revolucionario-ramon-almanzar/
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