Por Félix Santana García
6 de abril de 2015
Mientras los hechos transcurren y estos se constituyen en noticias e historia el Gobierno dominicano no logra aun exhibir una ejecución presupuestaria con equilibrio o superavit, he ahí el balance final de la implementación del Presupuesto General del Estado del año 2014, el cual presento un déficit de RD$79,484.9 mayor a los RD$77,709.0 millones originalmente estimado.
Pese a que se encuentra vigente la Ley No. 200-04 (Ley General de Libre Acceso a la Información Publica) no se ofrecen oficialmente a casi cuatro meses de haber cerrado la ejecución presupuestal de 2014 los detalles pormenorizados sobre el Presupuesto General del Estado, teniendo los agentes económicos y público en general que conformarse con informaciones desactualizadas sobre la materia.
De ahí que, conforme las estadísticas de ingresos y egresos 2014 que ofrece el portal de la Dirección General de Presupuesto los ingresos del indicado periodo ascendieron a RD$419,490.8 millones frente a RD$491,911.1 millones por concepto de gastos para una diferencia negativa de RD$72,420.3 millones, cuando en realidad según fuentes fidedignas la diferencia es cercana a los RD$80,000.0 millones.
¿Por qué ocultar la verdad cuando, primero, existe una ley que obliga su publicación y segundo estas informaciones deben llegar oportunamente al pueblo en general, especialmente al pueblo trabajador que paga los impuestos que sirven para financian los gastos gubernamentales.
El Presupuesto General del Estado 2014 y sus modificaciones presentó ingresos por RD$423,876.0 millones y gastos por RD$505,191.1 millones, reflejando una caída en el nivel de ingresos y gastos ya que se obtuvieron ingresos por RD$419,490.0 millones y se ejecutaron gastos por RD$491,911.1 millones.
El hecho mismo de presentar un presupuesto sobrevaluando los ingresos y una ejecución de gastos inferior a la realidad no es una extraordinaria hazaña pues si se quiere mostrar que los gastos estuvieron por debajo de lo programado, subvaluando éstos, a los fines de mostrar una eficiencia ficticia en la ejecución del gasto o mostrar control de los mismos sin haberlo logrado.
Conforme lo anterior, se estaría enviando a la población información de que los planes, programas y proyectos formulados no fueron ejecutados a cabalidad como se esperaba, sin que existiera disminución en los precios en los materiales requeridos, quedando muchas comunidades en espera de que se les resuelva sus necesidades perentorias y por ende denotando retraso en el progreso del país.
De informarse oportunamente la ejecución del presupuesto se conocería en tiempo real sobre que ha hecho el gobierno, como administrador de la cosa pública, con las recaudaciones de impuestos, gravámenes, donaciones e ingresos de fuentes financieras, al tiempo de conocerse la existencia de los déficits fiscales los cuales son financiados con nuevos préstamos los que se convertirán en nuevos impuestos que al final paga el pueblo.
De igual modo, la población no tendría que esperar solo el informe de ejecución que anualmente levanta la Cámara de Cuentas para que la nación tenga una idea de si se están ejecutando correctamente los recursos financieros o se están desviando para otros fines diferentes a lo programado.
El Ministro de Educación informó recientemente que la institución que él dirige ejecutó en 2014 la suma de RD$105,980.3 millones de los RD$109,170.3 que se presupuestaron para las actividades educativas, mientras un informe sobre la clasificación funcional del presupuesto, la Dirección General de Presupuesto da cuenta que el importe aplicado fue de RD$112,464 millones los cuales representan un 97.1% del presupuesto de 2014.
Como se puede advertir, son muchas las incongruencias y dislocamientos de informaciones en torno a la formulación y ejecución presupuestal de la nación dominicana las cuales deben ser ofrecidas oportunamente y a través de una sola fuente informativa que ofrezca entero crédito con el propósito de evitar las malas interpretaciones y puedan ser conocidas en el menor tiempo posible por toda la población ya que es de interés general como herramienta de desarrollo económico y social.
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