jueves, 1 de enero de 2015

La ilusión del final del tiempo - Por César Pérez

La ilusión del final del tiempo

Por César Pérez. 31 de diciembre de 2014
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César Pérez

Sociólogo, municipalista y profesor de sociología urbana. Autor de libros, ensayos y artículos en diversos medios nacionales y extranjeros sobre movimientos sociales, urbanismo, desarrollo y poder local. Miembro de varias instituciones nacionales y extranjeras, ex director del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y ex dirigente del desaparecido Partido Comunista Dominicano, PCD.
Como todos los fines de años, se pasa un balance del año que termina y se enuncian, las metas para el que llega. Para el judaísmo y el cristianismo la vida tiene un comienzo y un final, en cuyo recorrido la angustia y el sufrimiento terminaran con la llegada del reino de la justicia y la felicidad, que es el reino de Dios. el fin del tiempo. En el balance que se hace cada año subyace esa idea de recorrido, generalmente expresada en una mezcla de angustia y esperanza.
Los tiempos son cada vez más difíciles, más complejos, menos inteligibles y por tanto, cada día es más incierto  el presente y aún más, el devenir. El paso del tiempo tiene un efecto corrosivo sobre los valores y las éticas que sirven de cimientos a los diversos modelos de sociedad que existen en el mundo. Esa circunstancia determina la agudización de la incertidumbre y de la crisis de la esperanza en un mundo mejor que en Occidente tan fuertemente se expresan a final de cada año.
A lo más que podemos apostar, como certidumbre, es en la revolución personal forjada en una liberadora lucha colectiva que nos haga más tolerantes hacia el diferente y hacia las diferencias
Con angustia, en el balance de cada año se asume la percepción de que los valores de la solidaridad, del amor al prójimo y el bien palidecen, constatando un lento pero sostenido predominio de valores que les son opuestos. En eso coinciden creyentes y no creyentes porque en esencia, ambos coinciden en la idea del fin de los  tiempo, vale decir,  el fin del tiempo, para  los unos la llegada de Dios, para otros el reino de la justicia, basta examinar la literatura socialista del siglo XVIII, incluyendo a marxistas de la talla de Ernest Bloch, para darnos cuenta de esta coincidencia.
Desde hace mucho tiempo he dejado de creer el determinismo/mesianismo de que la clase obrera emancipará la humanidad, estableciendo el reino de la justicia y aún más, en que un día final se juzgarán a justos y pecadores, yendo cada quien al lugar que sus actos habrán determinado, tampoco creo en carácter cíclico del tiempo, como los hindúes; para ellos al final de un tiempo le corresponde el inicio de otro. A lo más que podemos apostar, como certidumbre, es en la revolución personal forjada en una liberadora lucha colectiva que nos haga más tolerantes hacia el diferente y hacia las diferencias.
Dándonos cuenta de que la llamada crisis que vive el mundo no es más que una crisis de entendimiento del mismo, algo que ha sido así en todos los tiempos, si entendiéramos eso, tuviésemos menos miedos, incertidumbres y angustias sobre el porvenir y por lo tanto, fuésemos menos conservadores. Tuviésemos mayores niveles de subjetividad para no tener miedo de enfrentar la prepotencia del poder y de los poderosos de este país.
Sin asumir los valores de estos, imitándolos en el consumo, en sus estilos de vida; sin, como hacen algunos “alternativos”,  ni portar sus prendas en diversos escenarios, incluyendo marchas y concentraciones, creyendo encontrar en ellas la “respetabilidad”. La libertad, la igualdad y la fraternidad se construyen día a día, en la diversidad, con las naturales diferencias, sin miedo y con un optimismo fundado en la razón,  no  en la ilusión  del final del tiempo, en la llegada de ese absoluto “redentor” que tanto fanatismo ha creado en el mundo, con su secuela de muertes de millones de inocentes.
Del exterminio, en nombre del objetivo final, de la nación o de la fe , de millones de “diferentemente pensantes”, de millones de esos “otros” , de esos “extraños” que amenazan a “nosotros”. http://acento.com.do/2014/opinion/8208945-la-ilusion-del-final-del-tiempo/

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