Editorial
Una política única sobre el agua
Hay un cúmulo de problemas, ancestrales, que la República no termina de resolver. Todos importantes y que nadie se explica la discapacidad del liderazgo político, en todos los partidos, para encararlos.Por ejemplo, una legislación sobre un recurso tan vital como el agua, con tendencia a agotarse en el planeta, ha debido aprobarse ya.
Lo que no entendemos es cómo, en una cuestión como esa, aparentemente simple, los técnicos y los legisladores no encuentran la voluntad, medios y vías para la aprobación de un instrumento que permita la siembra y explotación racional de la misma.
Este año el país fue castigado en los primeros siete meses por una severa sequía que provocó daños graves en la agropecuaria y escasez dramática en las ciudades. Esa sequía ilustra muy claramente acerca de la necesidad de que las políticas sobre manejo de agua sean unificadas, con un liderazgo único que coordine a todas las entidades con responsabilidades en su explotación.
Dirán que existe un “Observatorio del Agua”, al que en tiempos difíciles acuden las partes involucradas. Pero eso no es suficiente. El Indrhi, que lidera las aguas de riego agrícola, superficiales y subterráneas; Inapa y las corporaciones de agua y alcantarillados de diversas ciudades que la suministran para consumo humano, y la quemadora de agua, que es la Empresa de Generación Hidroeléctrica (Egehid), requieren de un marco común, que lógicamente debe quedar bajo la sombrilla del Ministerio de Medio Ambiente.
Todas deben unificar esfuerzos y trabajar para la protección de las fuentes en la República y desarrollar prácticas que propendan a estimular la producción limpia de la misma.
Son de las cosas simples que deben hacer el gobierno y su partido. Una legislación sobre agua, estancada en el Congreso Nacional, urge ya. En ese propósito, es seguro que encontrarán la colaboración de la oposición.
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Este año el país fue castigado en los primeros siete meses por una severa sequía que provocó daños graves en la agropecuaria y escasez dramática en las ciudades. Esa sequía ilustra muy claramente acerca de la necesidad de que las políticas sobre manejo de agua sean unificadas, con un liderazgo único que coordine a todas las entidades con responsabilidades en su explotación.
Dirán que existe un “Observatorio del Agua”, al que en tiempos difíciles acuden las partes involucradas. Pero eso no es suficiente. El Indrhi, que lidera las aguas de riego agrícola, superficiales y subterráneas; Inapa y las corporaciones de agua y alcantarillados de diversas ciudades que la suministran para consumo humano, y la quemadora de agua, que es la Empresa de Generación Hidroeléctrica (Egehid), requieren de un marco común, que lógicamente debe quedar bajo la sombrilla del Ministerio de Medio Ambiente.
Todas deben unificar esfuerzos y trabajar para la protección de las fuentes en la República y desarrollar prácticas que propendan a estimular la producción limpia de la misma.
Son de las cosas simples que deben hacer el gobierno y su partido. Una legislación sobre agua, estancada en el Congreso Nacional, urge ya. En ese propósito, es seguro que encontrarán la colaboración de la oposición.
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