Publicado el 2:14 pm por Luis Pérez Casanova
Casanoval.casanova@elnacional.com.do e-mail: redaccion[@]elnacional.com.do
El papa Francisco puede hablar de todo y mediar en todas las crisis. Sus mensajes, por lo menos en un 99.9% han encontrado la aprobación hasta de ultraconservadores. Gracias en gran medida a su intervención Estados Unidos y Cuba han restablecido relaciones diplomáticas, Colombia está cerca de un acuerdo de paz con las guerrillas de las FARC y Chile de iniciar conversaciones con Bolivia sobre su histórico diferendo marítimo. Nadie lo ha catalogado como un intruso por reclamar un trato humano para los desamparados, perseguidos y la masa humana que huye de la pobreza y la violencia en procura de mejor vida.
Sin embargo, ese hombre, que fascina al mundo por su sencillez e integridad, que los medios internacionales han bautizado como “El Papa de la Gente”, ha incurrido en un pecado al pedir a los obispos dominicanos que sean receptivos con los inmigrantes. Porque hablar de inmigrantes por estos predios es hablar de haitianos, y eso es una mala palabra. Esa solicitud no tardó en inflamar el patriotismo y en sacaliñar la solidaridad con los haitianos, obviándose deliberadamente que en muchas ocasiones ha sido forzada por las circunstancias. O “para que no digan. Como evidencia de esa receptividad se sacan a relucir las ayudas “humanitarias” a los inmigrantes procedentes de la vecina República, pero dejando de lado el aporte de estos a través del trabajo en las peores condiciones.
Sin embargo, ese hombre, que fascina al mundo por su sencillez e integridad, que los medios internacionales han bautizado como “El Papa de la Gente”, ha incurrido en un pecado al pedir a los obispos dominicanos que sean receptivos con los inmigrantes. Porque hablar de inmigrantes por estos predios es hablar de haitianos, y eso es una mala palabra. Esa solicitud no tardó en inflamar el patriotismo y en sacaliñar la solidaridad con los haitianos, obviándose deliberadamente que en muchas ocasiones ha sido forzada por las circunstancias. O “para que no digan. Como evidencia de esa receptividad se sacan a relucir las ayudas “humanitarias” a los inmigrantes procedentes de la vecina República, pero dejando de lado el aporte de estos a través del trabajo en las peores condiciones.
Los pretextos en torno al supuesto interés de las potencias por fusionar la isla abundan desde mucho antes de que grandes consorcios exploraran o explotaran los yacimientos mineros a ambos lados de La Española. No hay que remontarse ni siquiera a los tiempos de la colonización para recordar su potencial aurífero. La regularización de los extranjeros, que se concibió para remediar el impacto y la repulsa causados por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la nacionalidad, no ha calmado a esos patriotas que disienten de la receptividad que solicitó el Papa a los obispos. Ese mismo mensaje se lo expresó el Pontífice al presidente de Estados Unidos, donde viven decenas de miles de dominicanos indocumentados.
Aunque por aquí el mensaje repercutiera como un sacrilegio, no deja de alentar que líderes como Barack Obama tengan otra visión más humana y realista sobre esos extranjeros que han desafiado las barreras más inimaginables para llegar a Estados Unidos en procura del sueño americano y que muchos otros mandatarios se hayan mostrado receptivos frente a la crisis que, por las razones que fueren, hoy conmueve al planeta. Como no se considera un ser especial, Su Santidad puede seguir pecando siempre que sea en la misión que predica en apoyo a la paz y a las víctimas de intolerancia y brutalidades. http://elnacional.com.do/pecado-del-papa/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario