Hillary Clinton: “El embargo a Cuba debe acabar de una vez”
La candidata demócrata afirma que hay que plantear una estrategia “fresca”
SILVIA AYUSO Washington 31 JUL 2015 - 20:50 CEST
La candidata presidencial demócrata Hillary Clinton instó este viernes a “aprovechar la oportunidad” que se presenta con la normalización de relaciones con Cuba iniciada el 17 de diciembre y poner fin, “de una vez por todas”, al embargo a la isla. Algo que está en manos de un Congreso de mayoría republicana y cuyos líderes se niegan por ahora a dar ese paso. Pero negarse a ello, advirtió Clinton desde Miami, bastión de la comunidad cubanoamericana, es apostar por una política que ha “fracasado” durante más de medio siglo y que además ha dejado a Estados Unidos “aislado” en una región en la que corre peligro de perder influencia si no cambia de estrategia y actitud.
“Tenemos que decidir entre interactuar y el embargo, entre apostar por una manera fresca de pensar o volver al punto muerto de la Guerra Fría”, dijo Clinton en un discurso sobre Cuba, un tema en el que la propia exprimera dama y exsecretaria de Estado ha evolucionado drásticamente en los últimos años, tal como reconoció la ahora candidata presidencial.
Todo en este discurso clave sobre política internacional -porque Clinton habló específicamente de Cuba, pero como plataforma para presentar una estrategia internacional alejada de la “diplomacia decowboy” que afirmó propugnan sus rivales republicanos- estaba cuidadosamente estudiado.
Miami, donde vive el 80 % de la comunidad cubanoamericana de EE UU, es bastión del exilio anticastrista más visceral que rechaza con vehemencia cualquier acercamiento a la isla. Pero, como demuestran encuesta tras encuesta y elección tras elección -tanto en 2008 como en 2012 ganó el demócrata Barack Obama en Florida-, Miami es también la ciudad donde un cada vez mayor número de cubanoamericanos, bien jóvenes nacidos en EE UU o emigrados en las últimas dos décadas por motivos más económicos que políticos, aplauden un acercamiento a la isla con la que siguen manteniendo fuertes vínculos.
“Hemos llegado a un momento decisivo. El pueblo cubano ha esperado lo suficiente para un cambio. El embargo tiene que acabar de una vez por todas y deberíamos reemplazarlo por una estrategia más inteligente”, proclamó la exsecretaria de Estado desde la Universidad Internacional de Florida.
“Apelo al presidente de la Cámara de Representantes (John) Boehner y al líder del Senado (Mitch) McConnell para que den un paso al frente y respondan a las súplicas del pueblo cubano”, instó Clinton a los líderes republicanos del Congreso.
Miami es también el feudo de dos de sus principales rivales ante las elecciones presidenciales de 2016, los precandidatos republicanos Jeb Bush y Marco Rubio. Sobre todo este último ha hecho del rechazo de la política de normalización de relaciones con Cuba de Obama uno de sus ejes principales de su política exterior. Para Rubio, cualquier “concesión” al Gobierno cubano es un “grave error” que no hace más que “envalentonar” a dictadores y gobiernos represivos, dijo nada más conocer la intención de Clinton de reclamar el fin del embargo desde su ciudad natal. También Bush cargó este viernes contra Clinton, afirmando que era “insultante” que la candidata demócrata se plante en Miami para “apoyar una retirada en la lucha de Cuba por la democracia”.
“Comprendo el escepticismo de esta comunidad ante cualquier política de interacción con Cuba”, replicó Clinton desde el podio. “Yo también era escéptica -recordó- pero a ustedes hace 50 años que se les lleva prometiendo avances y no podemos poder esperar más a que una política fracasada dé resultados”, acotó. “Tenemos que aprovechar esta oportunidad y apoyar ahora el cambio en una isla que lo necesita desesperadamente”, insistió. “Si vamos hacia atrás, nadie se beneficiará más que la línea dura de La Habana”, advirtió en clara referencia a la postura preferida de sus rivales republicanos.
Sanciones específicas
Según Clinton, apoyar la normalización de relaciones no significa sin embargo claudicar en los valores y demandas democráticas estadounidenses.
“No deberíamos hacernos ilusiones de que el régimen (cubano) vaya a acabar sus formas represivas en un futuro inmediato”, subrayó Clinton, quien abogó por “redoblar” los esfuerzos para defender “los derechos de los reformistas y los presos políticos en la isla”. Para la candidata demócrata, normalizar las relaciones con La Habana no significa que no se puedan seguir imponiendo elementos de presión como “sanciones específicas contra violadores de derechos humanos”, restricciones al flujo de armas o “trabajar para restringir el acceso a herramientas de represión mientras trabajamos por expandir el acceso a herramientas de libertad de expresión”.
Previamente, Clinton participó en un foro sobre el futuro de las ciudades en el que coincidió con Bush, exgobernador de Florida. En su campaña por la nominación, Clinton y Bush intentan arañar el voto de hispanos y negros, que se inclinaron de forma mayoritaria por Obama en las elecciones presidenciales de 2012. Bush, casado con una mexicana, es consciente del peso que pueden tener las minorías en la carrera presidencial y está cultivando este electorado. En este foro, Clinton afirmó que la raza sigue siendo hoy un obstáculo para progresar en Estados Unidos, informa Luis Barbero desde Miami.
Un "nuevo comienzo" con la región
S. AYUSO
Ahora que Estados Unidos ha dado un decisivo cambio de rumbo en su política hacia Cuba, una demanda clave del hemisferio occidental, es hora de que también la región haga su parte y deje de acallar las carencias democráticas de la isla, según la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton.
“Al igual que EE UU necesitaba una nueva estrategia hacia Cuba, la región también lo tiene que hacer”, sostuvo Clinton en su discurso para pedir al Congreso el levantamiento del embargo hacia la isla que América Latina lleva décadas reclamando. “Los líderes latinoamericanos se han quedado sin excusas para no defender las libertades fundamentales de los cubanos. Basta de barrer bajo la alfombra, basta de disculpas, es hora de que den un paso al frente en materia de derechos humanos”, reclamó.
Para Clinton, la normalización con Cuba propicia a la par un “nuevo comienzo” con una región “estratégicamente” clave para la prosperidad y seguridad de EE UU a largo plazo, pero en la que la “impopular” política hacia la isla le hizo perder “influencia y liderazgo”. Y hay muchos esperando ocupar ese espacio en la región, advirtió Clinton. “EE UU necesita liderar en las Américas. Si no lo hacemos, que nadie se engaña, otros lo harán. Y China está ansiosa por aumentar su influencia”, recordó. http://internacional.elpais.com/internacional/2015/07/31/actualidad/1438358497_853249.html
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