El presidente del Comité México-Cuba explica los retos y el potencial de negocio en la isla
La oficina de Jaime Torres Escuén tiene un aspecto parecido al de cualquier oficina de empresario, excepto por el retrato de Fidel Castro con el Che Guevara que cuelga en un rincón del cuarto. “No es una declaración política”, aclara el hombre de negocios.
Además de ser Director Corporativo de Relaciones Institucionales y de Gobierno –como dice la tarjeta que extiende como bienvenida– de la empresaproductora de gases industriales y medicinales INFRA es –como dice la segunda tarjeta que extiende como bienvenida– presidente del Comité Empresarial México-Cuba.
El primer registro de comercio mexicano con la Cuba socialista del que tiene constancia el Comité es “una exportación de algunas toneladas de electrodos en 1975”. Los datos actuales son más completos. México es el séptimo socio comercial de Cuba y su balanza con la isla (exportaciones menos importaciones) crece: 486 millones de dólares en 2012, 507 millones en 2013 y 527 en 2014, según datos del Gobierno cubano.
Lo que más compró Cuba en 2014 a empresas mexicanas fueron botes de aluminio (un 9,3% del total de ventas; 30 millones de dólares) y alimentos para animales (un 6,8% del total o 22 millones de dólares). México, subraya Torres Escuén, juega con un plus geográfico con Cuba: está a tres jornadas en barco y a menos de tres horas en avión.
El empresario explica que la manera de entrar al mercado cubano tiene tres escalones: “Primero puedes ir a una feria y encontrar la posibilidad de vender algo. Si al segundo o tercer encargo le ves posibilidades al negocio puedes buscar un trading [una compañía estatal de intermediación] que sea tu representante en Cuba. Y si logras vender más de 50.000 dólares cinco años seguidos te permiten tener allí tu propia sucursal”.
En 2014 hubo 470 empresas mexicanas que hicieron negocios con Cuba; la mayoría de ellas negocios puntuales y unas 100 con continuidad.
La Ley de Inversión Extranjeraaprobada el año pasado por el gobierno de Raúl Castro ha sido un golpe de palanca para impulsar la llegada de capital de fuera (Cuba estima que necesita unos 2.500 millones de inversión extranjera anual para avivar la economía), pero las condiciones de negocio aún son rígidas. “Deben ahondar en la seguridad jurídica. Ahora mismo por norma general no puedes ser propietario del terreno donde pones tu empresa, por ejemplo, o no puedes decidir directamente el personal cualificado que contratas porque tu personal lo tienes que contratar a través del Estado”, dice Torres Escuén.
La probeta de libre mercado del gobierno cubano es la Zona de Desarrollo del Mariel, un puerto comercial que se construye a 45 kilómetros de La Habana. Las dos primeras empresas que han llegado a un acuerdo para instalarse ahí son mexicanas, un fabricante de embutidos y una productora de pintura industrial. En la ZDM el 100% de la propiedad del negocio será de las firmas extranjeras, mientras que por lo común en el resto de Cuba prima la norma de que en las inversiones foráneas un 51% de la empresa sea del Estado cubano.
Torres Escuén apunta que los sectores de negocio con más potencial en Cuba para empresas extranjeras son la energía, las telecomunicaciones, el turismo, la agroindustria y el sector inmobiliario, aunque el mercado de la vivienda y la construcción aún está cerrado al capital extranjero. “Cuba se está abriendo”, dice el empresario. “Con las nuevas relaciones con EE UU y su capital humano pronto se volverá un destino de inversión de enorme atractivo. La ventaja que tenemos países como México y España es que llevamos muchos años aquí, creyendo en Cuba, la conocemos y tenemos una afinidad de cultura e idioma que nos puede facilitar las mil oportunidades que ofrece”.
http://economia.elpais.com/economia/2015/07/11/actualidad/1436642926_628641.html
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