El reto de Danilo y Leonel por el poder - por César Medina

La República15 marzo 2015

El reto de Danilo y Leonel por el poder

César Medina
Panamá

Aguijoneado por una campaña infeliz con el delincuente Quirino Paulino como punta de lanza, Leonel Fernández decidió tirarse al ruedo electoral bajo la premisa de que su retiro constituiría una imperdonable admisión de culpa y dando un jaque mate a la alternativa reeleccionista, trazando la raya de Pizarro con Danilo Medina y colocando al PLD al borde de la división.

Ya no hay marcha atrás en esta decisión riesgosa de Leonel que obligará a repensar la nueva estrategia del danilismo, compelido ahora a decantarse por uno de los precandidatos emergentes-- posiblemente Reinaldo Pared, a juzgar por su cercanía de muchos años--, pero a costa de un choque de trenes que dejará maltrecho al partido gobernante.

Sólo la tozudez de la oposición negada a pactar una alianza unificada, podría salvar al PLD de una derrota apabullante en el escenario previsto de un desmadre casi inevitable, con dos bandos con muchísimo poder divididos en partes casi iguales a nivel de dirección máxima, en sus cuadros intermedios y entre los simpatizantes fieles que le votan masivamente cada cuatro años.

Es una situación que sólo semeja la división perredeista de hace tres décadas que permitió el retorno de Balaguer a los 80 años de edad, ciego a terror, y que provocó una crisis electoral hasta entonces sin parangón en la democracia dominicana, después de una gresca partidaria que los sacó a todos del poder y a muchos de ellos los llevó a la cárcel en retaliación sin precedentes.

Error altamente costoso...El gobierno no tuvo buen manejo en la campaña perversa contra Leonel utilizando al convicto por narcotráfico Quirino Paulino, no porque tuviera que ver con ello, sino porque no fue capaz de desvincularse a tiempo...Y aunque el propio Danilo envió una muestra palpable de solidaridad visitando a su predecesor en su casa de Naco, algunos funcionarios se manejaron con torpeza y prepotencia, sin ninguna discreción en sus posiciones personales.

Con Leonel-- sabichoso al fin--, se juntaron en ese escenario el hambre y las ganas de comer, como dice la gente sabiamente: su decisión de candidatearse estaba tomada desde mucho antes pero no tenía un solo argumento válido para objetar la reelección de Danilo a no ser sus deseos incontrolados de volver al poder...

... Pero al ser vinculado perversamente al narcotráfico, le dieron el argumento perfecto: si se retiraba de la carrera presidencial para ceder paso a la reelección, estaba derrotado por Quirino y se convertía en un cadáver insepulto de la política nacional cuyo destino más promisorio habría sido el exilio dorado detrás de una posición ejecutiva en un organismo internacional.

La “inteligencia” del danilismo evidentemente se fue de vacaciones cuando pensó en aprovechar el mal momento de Leonel-- provocado por una “mano peluda”, hasta ahora innominada--, para forzar su retiro de la contienda bajo el predicamento manejado reiteradamente por La Tecla de que la reelección sería la mejor alternativa para el ex presidente si no pudiera colar su candidatura.

... Un manejo casi infantilLa creciente popularidad del Presidente Medina se bastaba por sí misma para forzar su repostulación con el apoyo casi unitario del PLD, aún por encima de la voluntad de los leonelistas aposentados mayoritariamente en el Congreso pero en minoría en el Comité Político y en el Comité Central.

Esa representación congresual en poder de Leonel habría sido neutralizada con inteligencia casi mecánica si Danilo se hubiera manejado en la dirección correcta a través de los organismos donde está en mayoría forzando la convocatoria del Comité Político a través del secretario general, Reinaldo Pared, y ordenándole al Comité Central que tomara la decisión sobre la reelección...

Ö Pero ya se le hizo tarde. Porque es impensable que el Comité Político pueda reunir el quórum reglamentario para disponer ordenanzas de calidad a los órganos inferiores, como sería la convocatoria del Comité Central, y menos aún unificar la voluntad de los legisladores peledeistas para modificar la Constitución.

Aún en el hipotético caso de que Leonel de marcha atrás a su decisión de agenciarse la candidatura presidencial, le resultaría imposible modificar la voluntad de más de 70 de los 126 legisladores del PLD fanatizados con él, algunos de ellos rabiosamente contrarios al danilismo.

También resulta ya impensable modificar sustancialmente la composición del Comité Central después que Leonel reunió el pasado jueves a 308 de sus 635 miembros, según el vocero José Rafael Vargas, lo que significa su división en dos partes exactamente iguales si se tiene en cuenta que en su última asamblea eleccionaria el danilismo se proyectó en mayoría.

Reivindica una promesa...
Danilo Medina ha quedado sin alternativa ante la decisión ya irrenunciable de Leonel... Le favorece, sin embargo, que nunca dijo que correría por la reelección lo que le permite reivindicar su promesa de marcharse a casa al vencer este mandato el 16 de agosto del dieciséis. Pero Leonel no puede pensar siquiera que al pasarse de listo con una jugada política de doble pespunte se ha sacado el gordo de la lotería. Le resultará sencillamente imposible reunificar al PLD si es que logra vencer al candidato de Danilo, que si no se equivoca otra vez pondrá toda la carne en el asador de Reinaldo.

En política las grandes decisiones siempre tienen un precio, y Danilo se lo cobrará a Leonel con réditos muy altos... Porque si como se prevé Leonel vence en la convención, las fuerzas danilistas se cruzarán de brazos y Danilo no moverá un dedo para que Leonel gane las elecciones. En esas circunstancias se la pondría en China a Leonel pensando en su retorno cuatro años más tarde.

De momento, y mientras se columbra un futuro incierto en la unidad del PLD, la reelección queda descartada; Danilo Medina está sin alternativa a la vista; Leonel provoca un instinto natural de unificación opositora; el PRD luce revitalizado con el reingreso de figuras relevantes y la incorporación de valores jóvenes, y cada vez es más improbable el surgimiento de una tercera fuerza que no sea para forzar un balotaje.

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