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Berlín, 26 mar (EFE).- El Gobierno alemán quiere aprovechar su presidencia del G7 para presentar como modelo su reforma de la política energética, basada en un abandono paulatino de la nuclear y el fomento de las renovables como fórmula para reducir las emisiones de C02.
"Un cambio en la política energética es una tarea internacional", dijo el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier durante una conferencia internacional organizada por su ministerio a la que asisten 900 representantes de 60 países.
"Alemania ha hecho de la protección del clima una de las prioridades de su presidencia del G7. Cuando a finales de abril, los ministros de Exteriores del G7 nos reunamos en Alemania haremos de la importancia de la protección del clima una prioridad de la política exterior", agregó.
Según Steinmeier, lograr un suministro energético seguro y sostenible es algo que no tiene solamente que ver con aspectos ecológicos y económicos, sino también con la política de seguridad del siglo XXI.
En primer lugar, es preciso, según Steinmeier, reducir la dependencia energética de las importaciones de gas y petróleo pero, además, la lucha contra el cambio climático debe ser para el ministro una meta de la política exterior.
"Frenar el cambio climático es para mí una clara meta de la política exterior. Si no lo conseguimos, no sólo nos amenazarán dramáticas consecuencias para el medio ambiente sino también para la estabilidad de Estados y sociedades", dijo Steinmeier.
El ministro agregó que no se necesita mucha fantasía para imaginarse lo que ocurrirá si en estados ya de por sí frágiles el cambio climático hace aún más difícil el acceso a los alimentos.
El giro que empezó Alemania en su política energética hace más de 15 años, bajo la coalición rojiverde presidida por Gerhard Schröder, y que luego fue ratificado por el segundo gobierno de Angela Merkel bajo la impresión de la catástrofe de Fukushima, es visto por el ejecutivo germano como un modelo para el mundo.
El ministro de Economía y vicecanciller, Sigmar Gabriel, por su parte, señaló que el cambio en la política energética no sólo tiene propósitos ecológicos sino también tiene objetivos económicos que en Alemania ha facilitado la reindustrialización de muchas zonas del país con el desarrollo de nuevas tecnologías.
Gabriel dijo que durante mucho tiempo en las conferencias internacionales para la protección del clima había una parte oficial, en la que se hablaba de temas ecológicos, y otra no oficial, en la que se defendían intereses económicos.
Ahora se estaba pasando, según Gabriel, a comprender los beneficios económicos que puede traer un cambio del modelo energético y la pregunta que se hace ya no es tanto por los costos de ello sino por las oportunidades que abre.
En Alemania, cuando se decidió poner fin a la energía nuclear -el último reactor deberá salir de la red en 2022- la discusión se centró en las consecuencias económicas de la medida y en la posible destrucción de puestos de trabajo.
Sin embargo, con el tiempo empezaron a verse los beneficios y mientras que el sector de la energía atómica generó, en sus mejores tiempos, cerca de 30.000 empleos en Alemania, el sector de las energías renovables tiene actualmente cerca de 300.000 puestos de trabajo.
"Tenemos que entrar en la discusión internacional para ver como podemos traspasar parte de lo que hemos hecho en Alemania y en parte de Europa a otros países del mundo", dijo Gabriel.EFE
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