Permisología, el viacrucis de las inversiones
EDUARDO SANZ LOVATÓN10 de noviembre de 2016 @SanzLovaton
El desarrollo de un proyecto turístico en la República Dominicana puede ser un camino tortuoso. Muchos son los obstáculos que se le presentan al inversionista al momento de recorrer ese camino y si no se encuentra con una asesoría legal oportuna y eficiente puede pasarse años recorriendo las diferentes entidades públicas que inciden en el otorgamiento de estos permisos, certificaciones y licencias.
Los avances que hemos logrado en el plano jurídico, al crear un marco de incentivos y beneficios fiscales para el fomento y desarrollo del turismo, se ven opacados cuando el desarrollador o promotor de un proyecto tiene que iniciar el viacrucis desde el registro de la marca hasta la clasificación definitiva deL Consejo de Fomento Turístico (CONFOTUR).
Son múltiples las normas y organismos que intervienen en el proceso de desarrollo de un proyecto turístico. El primer paso es registrar el nombre del proyecto y luego la marca ante la Oficina Nacional de Propiedad Industrial (Onapi). Una vez aprobados los planos arquitectónicos, se procede a depositar la solicitud de No Objeción de Uso de Suelo por ante el Ayuntamiento correspondiente. Obtenida esta certificación, se puede solicitar ante el Departamento de Planeación y Proyectos (DPP) del Ministerio de Turismo la No objeción de Uso de Suelo y, al mismo tiempo, someter el expediente con todos los documentos requeridos para la solicitud de Clasificación Provisional de CONFOTUR. Simultáneamente, se remite una instancia al Ministerio de Hacienda solicitando la evaluación costo-beneficio del proyecto a los fines de recomendar al CONFOTUR sobre su aprobación. Luego de completado este proceso, se procede a solicitar la Clasificación Definitiva. Todo este proceso podría tardar entre seis meses a un año, con mucha suerte.
El viacrucis no termina con la obtención de la Clasificación Definitiva, cada una de las operaciones propias del proceso de desarrollo del proyecto que requieran de exenciones: impuestos de importación, ITBIS, etc., debe ser sometida al Consejo de CONFOTUR para su aprobación, cuando lo pertinente sería dirigirse directamente ante Hacienda, DGII o Aduanas, según aplique.
Otro proceso que se debe agotar y puede tardar más de un año, tiene que ver con la Licencia Ambiental o Estudio de Impacto Ambiental frente al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, donde se determina el procedimiento de evaluación ambiental del proyecto.
Finalmente, la obtención de la Licencia de Construcción, proceso que se lleva a cabo frente al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, y para lo cual se requiere depositar los planos arquitectónicos sellados por el Ministerio de Turismo y el Ayuntamiento correspondiente; conjuntamente con todos los planos estructurales del proyecto. Con un tiempo de respuesta aproximado de dos a tres meses.
En el año 2012, el Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana inauguró lo que llamó Ventanilla Única de Inversión, con el propósito de tener integrado en un solo punto los servicios gubernamentales y realizar todos los trámites para la obtención de estas certificaciones, permisos y licencias. La Ventanilla Única ha servido exclusivamente como intermediaria entre el promotor y las instituciones mencionadas anteriormente. Esta iniciativa, loable, todavía no cuenta con el respaldo de las demás instituciones. Esa es la gran asignatura pendiente.
Es increíble que en pleno siglo 21, con todos los avances en materia de tecnologías de la información, exista una burocracia estatal tan complicada, que entorpezca procesos para los cuales, más bien deberíamos unificar criterios entre las instituciones intervinientes, para así fortalecer el clima de inversión y la seguridad jurídica que debemos ofrecer a nuestros inversionistas.
http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2016/11/09/442481/permisologia-el-viacrucis-de-las-inversiones
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