Desalambrando los mitos del liderazgo político dominicano
“Si una persona llega a ocupar un cargo de autoridad que excede sus virtudes, todos sufrirán”.
(Huang-Ti)
No he visto en el liderazgo, sobre todo en el liderazgo político, en los últimos 50 años, alguien que haya expresado que se equivocó. La Clase Política en ese importante interregno se ha “solazado” con “virtudes” que sobrepasan la dimensión humana cuando ocupan la primera función en el Estado, Jefe de la Administración Pública. Todo es especial en la persona que se encuentra en el primer escalón del funcionariado.
Todo en él es notoriedad. “Deja” de ser humano y las “atribuciones” de las competencias desbordan toda la aquilatación que un mortal puede condensar. Es como si el hecho de llegar a la Presidencia, connotara una sublimación fuera del aura de la humanidad. Como no hay nada fuera de la naturaleza, el Ejecutivo la asume y la “trasciende” en un espacio celestial donde las constelaciones no encuentran límites en la finitud de la infinitud de la existencia humana. La Presidencia es, entonces, el corpus que lo “transforma todo” y todo lo puede. Donde la mutación de la figura presidencial se metaforsea en el ser que todo lo sabe, todo lo entiende y está en todas partes.
Los mitos del liderazgo político dominicano no asimilan, en la praxis, que hay un mundo que ha devenido conectado en un clic, en una Sociedad del Conocimiento cuya caracterización, como diría Peter Drucker, ya no es tierra, trabajo y capital. Es el ser humano que con su talento, lo cambia todo. Esos trabajadores del conocimiento miran y tratan de entender y explicar cómo es que el liderazgo político sigue en el antiguo paradigma de la opacidad, del mimetismo, de la pantomima y de creerse en esta Era, que las TICs son para construir la realidad en las redes y la “espectacularidad” de la simulación y la mentira no flotarán a la superficie.
Las limitaciones de un Presidente “las convertimos en virtudes”. Es así que un presidente que es introvertido, de hablar poco, decimos que su silencio es su inteligencia, es su prudencia y su equilibrio, que su impredicibilidad es la catapulta del dominio de sus decisiones.
Nada más falso. Son los mitos de un liderazgo político fosilizado, anclado, que en el devaneo de sus egos del pasado los mantienen en el presente, sin importar el tiempo biológico ni la meritocracia. Es por ello que siendo jóvenes, dirigen la democracia como una verdadera gerontocracia.
Hoy, en la sociedad del conocimiento, el liderazgo es influencia. No puede articularse una influencia con autoridad moral sin la confianza y como señala Arnoldo Arana “La confianza es el combustible del liderazgo, así como la gasolina es el combustible de un vehículo. Sin gasolina el vehículo no puede andar, de la misma manera, sin confianza no se puede liderar”.
Hoy, en esta sociedad tan vulnerable, el liderazgo que destroza los mitos es aquel que se cimenta en la entereza, en la integridad, en la ética en su ejercicio como dirigente. Lo que hace posible en la sociedad actual ese liderazgo auténtico es la legitimidad con que acompañan sus acciones y decisiones. No es la yuxtaposición de la verdad en la mentira y la mentira en verdad. No es lograr los objetivos personales sin miramientos, devaluando, desmembrando y desgarrando las instituciones. Es por eso que nos encontramos con el Informe de POLILAT que nos sitúa entre los tres países de la Región con mayor déficit democrático.
Es la expresión viva de los Senadores que en la selección de los miembros de la Junta construyen su visibilidad mediática a través de 216 “entrevistas”, sin más suerte que escuchar. Con ausencia lupina de ponderaciones: Entrevista, Experiencia, Publicaciones, Estudios Generales y Específicos en el Área. Nada de eso, unido luego a la opacidad y a la monstruosidad de tener entre los potenciales seleccionados a dos personas que fueron acusados por la Cámara de Diputados de: Violar la Constitución, de nepotismo, de soborno, transgresión a la Ley de Compras, a la propia Ley del organismo que presidían, de violar la Ley de Función Pública.
La naturaleza de las competencias de los líderes de hoy es la comprensión y asunción con vitalidad de que en gran medida son confiables porque son PREDECIBLES en sus decisiones, acciones. El comportamiento del paradigma del liderazgo, es la fragua y configuración de su gloria, de sus éxitos, de su existencia personal y profesional. Es la manera como alineamos el triángulo entre lo que decimos, pensamos y lo que hacemos. No es el decir ni mucho menos el silencio lo que devela su contenido real.
La predictibilidad de un dirigente está, en consecuencia, en la verticalidad de sus posiciones con nitidez y limpidez. Se comprometen, se responsabilizan, toman, guían y asumen postura, sin más razón que la sociedad y la construcción de la Gobernanza Democrática.
Los dirigentes políticos no han querido desalambrar los mitos de su liderazgo porque las fuerzas sociales no han impugnado, temiendo que el fallo es estructural y es lo contrario. Premia un inveterado compromiso con la sociedad toda, donde la sociedad política no prevalezca por encima del corpus social, dulcificando las experiencias vitales de otras latitudes para que la delgada línea de los mitos de hoy no se prolongue en el horizonte de un país que merece mayor grado de inclusión y menos dramas de exclusión social y marginalidad y de inseguridad.
Los mitos construidos han favorecidos materialmente a los actores políticos, empero, al mismo tiempo, han posibilitado la esquizofrenia de la política, socializada en la discrecionalidad, discriminación, hipocresía y el desdoblamiento; todo lo cual lo hace “aparecer” como “geniales”, generando el abismo de la desigualdad. Profundizar la democracia, atraviesa por la necesaria deconstrucción de estos mitos de liderazgo que nos carcomen como sociedad, porque su ceguera es el engaño, la manipulación y el fraude.
Conducir esta dirigencia oxidada hacia un liderazgo creíble amerita de la verdad; y la verdad es, como dice Juan Bosch en su Libro Judas Iscariote “…La verdad resplandece aún en el fondo de una caverna y puede ser ignorada hoy y mañana sin que su naturaleza se transforme. Lo único que requiere la verdad para imponerse es ojos que la vean u oídos que la oigan”.
http://acento.com.do/2016/opinion/8400919-desalambrando-los-mitos-del-liderazgo-politico-dominicano/
Cándido Mercedes
Deshojando paradigmas
Sociologo. Experto en Gerencia. Especialidad en Gestion del Talento Humano; Desarrollo Organizacional y Gerencia Social y Sociologia Organizacional. Consultor e Instructor Organizacional. Catedratico Universitario. Director Maestrias de Administracion y de Recursos Humanos, de La UCE.
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