Miércoles, 05 de agosto del 2015 - 13:30
- El papa ha dicho que la Iglesia no puede rechazar a los divorciados que han iniciado una nueva convivencia.
- Recuerda que no son personas excomulgadas (expulsadas de la Iglesia) y que tanto ellas como sus hijos deben ser acogidas.
El papa Francisco ha recordado hoy desde el Vaticano que las personas divorciadas no deben ser tratadas como excomulgados (expulsados de la Iglesia) “porque no lo son”.
“Hoy
nos referimos a la situación de aquellos que, tras la ruptura del
vínculo matrimonial, han iniciado una nueva convivencia. Estas personas
forman parte de la Iglesia, y no están excomulgadas, como algunos
piensan”, ha dicho el papa Bergoglio en la audiencia general de los
miércoles en el Aula Pablo VI.
El Pontífice, consciente del creciente número de divorciados en
el mundo, especialmente en las sociedades occidentales, recuerda que no
se les puede alejar del comunidad cristiana. Entre otros motivos, para
atender espiritualmente a los hijos que surgen de las nuevas relaciones
de los divorciados.
Un serio conflicto
“¿Como
podemos recomendar a los padres que hagan todo lo posible por educar a
sus hijos en la fe cristiana, si les alejamos de la vida de la
comunidad, como si fueran excomulgados?”, ha reflexionado Francisco.
“Los más pequeños son los que más sufren, y no se puede sumar más peso
al que ya soportan estos chicos cuando se encuentran en esta situación”.
Lo cierto es que la cuestión de los divorciados siempre ha sido un punto polémico en la vida de la Iglesia. El matrimonio canónicamente válido no puede romperse,
según las leyes de la Iglesia. Todo lo más, puede tramitarse su
nulidad, o sea: que hubo circunstancias que impidieron la validez del
sacramento en el momento que se celebró. En este último caso, los
cónyuges deben apelar a un tribunal especial: el Tribunal Apostólico de
la Rota Romana.
Las
sociedades tradicionalmente católicas han vivido un serio conflicto en
este punto, que no sólo afecta a los afectados, sino también a los
sacerdotes, que son los encargados de administrar los sacramentos,
algunos de los cuales no pueden recibir los divorciados que tienen una vida sexual con otra pareja.
Es el caso de la Eucaristía. Un divorciado vuelto a casar puede ir a
misa (y debe, si quiere cumplir los mandamientos de la Iglesia) pero no
debe recibir la comunión si antes no se ha confesado con el propósito de
romper su nueva relación.
Francisco
no oculta la dificultad objetiva de esta situación: “La Iglesia sabe
bien que estas situaciones contradicen el sacramento cristiano”, pero
insistió en recordar el supremo deber del amor: “Es necesaria una
auténtica y fraterna acogida” de la Iglesia a los divorciados.
“La iglesia es una casa paterna donde hay espacio para todos. No tiene las puertas cerradas a nadie”, dijo. http://noticias.lainformacion.com/mundo/francisco-pide-maxima-comprension-para-los-divorciados-y-recuerda-que-jamas-han-sido-excomulgados_lLKJ41wFBRQ8w7HHbatIb4/
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